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Las Top Model españolas de los 90 han unido sus experiencias en el libro "Supermodelos". Era la época de Judit Mascó, Laura Ponte, Nieves Álvarez, Verónica Blume, Martina Klein y Laura Sánchez, en España y de Naomi Campbell, Cindy Crawford o Claudia Schiffer, entre otras a nivel internacional.
"Hemos amado la moda y la seguimos amando, pero que para muchas de nosotras ha sido una máquina de tortura disfrazada de purpurina", revela Martina Klein en el libro de Plaza&Janes, de Luis Sala. "La industria las vendió como supermujeres. Estaban en todas partes. Los adolescentes llevaban sus fotos en su carpeta de colegio", explica a EFE Luis Sala.
Detrás de esos momentos únicos había "soledad" y "media vida en aviones y trenes", según ha confesado Judit Mascó, quien saltó a la fama con la portada en la revista americana Sport Illustrated. Viajaba en limusina, se alojaba en hoteles de lujo y su caché la llevó a compartir sesiones de foto con Schiffer con el mítico Steven Meisel.
Entre los momentos más "feos" de su carrera recuerda cuando Meisel la obligó a cortarse flequillo y después no le gustó el resultado. "Me sentí ofendida como profesional y como mujer. Gritaba 'quiero que me diga que me ha hecho cortarme el puto pelo y que ahora no le gusto'", confiesa la modelo.
"Laura (Ponte) y yo éramos bichos raros. Disfrutamos, pero no tanto como otras", reflexiona Verónica Blume, que participó en el concurso Supermodel of the World en Estados Unidos. Ganarlo a los 16 años la llevó a instalarse en Nueva York: "Adiós a mi novio, a mis amigos, a ser una adolescente. Me pesaban a diario, me controlaban la comida. Ahí empecé a esconder comida, a desarrollar una bulimia y a fumar como un carretero", cuenta. La modelo reconocía que al tiempo que crecía como modelo se adentraba aún más en "un agujero de autodestrucción que duró diez años". Reconoce además que fue una época en la que el "Moët&Chandon corría a las diez de la mañana".
"Un vez me encontré en una limusina con Jack Nicholson bajando por Broadway con una borrachera descomunal y vomitando por la ventanilla mientras la limusina avanzaba. Era una cría", describe Verónica Blume. La modelo cuenta también la experiencia de compartir estancia en Punta del Este con Naomi Campbell de quien dice "se gastaba una mala hostia. No he conocido a una persona más excéntrica ni explosiva en mi vida".
Ponte confiesa haber vivido situaciones en las que se ha sentido "como un trozo de carne". Una fue para Elle Francia. "El fotógrafo era un borracho y no me gustó cómo me trató. Me encerré en el salón de maquillaje, tuvo que venir mi agente". La segunda, en Nueva York, el 11-S. "El fotógrafo no canceló el trabajo hasta las doce el mediodía. Veíamos cómo se caían las torres y no podía ni secarme las lágrimas".
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