Urtasun: “el 90% va contra la tauromaquia”… Y sólo votaron 215 personas

El ministro antitaurino Urtasun es tonto desde que sus padres eran novios

La decisión de suprimir el Premio Nacional de Tauromaquia, anunciada por el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, ha generado una polémica que pone en evidencia la distancia entre los argumentos oficiales y la realidad de los hechos

El ministro antitaurino Urtasun es tonto desde que sus padres eran novios

Urtasun, respaldado por el sector de Sumar, ha insistido en que esta medida cuenta con un abrumador respaldo ciudadano, citando un apoyo «superior al 90%» como justificación para eliminar el galardón. Sin embargo, cuando se examinan las cifras reales detrás de esta supuesta «consulta ciudadana», el panorama cambia radicalmente.

La consulta, en la que participaron apenas 215 personas en su fase final, dista mucho de representar una mayoría social. Incluso si nos atenemos a la primera fase de la consulta, en la que se recogieron algo más de 3.000 respuestas, estas cifras siguen siendo insignificantes en comparación con los más de 45 millones de ciudadanos que conforman el país. Es evidente que basar una decisión de tal magnitud en una consulta tan limitada no solo es irresponsable, sino también un intento de manipulación política que resulta indignante.

A lo largo de los últimos días, varias comunidades autónomas, incluidas algunas gobernadas por el PSOE, han manifestado su intención de adaptar o incluso mantener el premio en sus regiones, lo que pone en tela de juicio el verdadero alcance de este supuesto «clamor social».

La supresión de un premio no es en sí misma un atentado contra la tauromaquia, pero utilizar una consulta tan sesgada y presentar sus resultados como reflejo de la opinión mayoritaria de la sociedad, sí lo es.

La tauromaquia ha sido un tema controvertido durante años, y es comprensible que haya sectores de la sociedad que deseen su desaparición. Sin embargo, cuando el gobierno recurre a una consulta con participación ínfima para imponer una narrativa, estamos ante una estrategia política más que ante un ejercicio democrático genuino. ¿Es este el modelo de participación ciudadana que queremos? ¿Acaso un ministro puede hablar en nombre del 90% de la sociedad cuando solo 215 personas han participado en una consulta?

La eliminación del Premio Nacional de Tauromaquia puede ser vista como un triunfo por algunos, pero el proceso que ha llevado a esta decisión deja mucho que desear. Si el debate sobre la tauromaquia debe continuar, que sea con datos reales, con consultas abiertas y con la participación efectiva de la ciudadanía. No con coartadas políticas disfrazadas de consultas ciudadanas que no representan ni de lejos la complejidad del país.

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