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Nos preguntábamos si tenía sentido [volver a] escribir sobre Mariano García Ruipérez y su labor al frente del Archivo Municipal de Toledo durante estas últimas tres décadas. A él han dedicado artículos afectuosos y laudatorios investigadores y cargos institucionales, como Enrique Sánchez Lubián o Milagros Tolón. Creemos que sí, y nos alegramos de que sea, en este caso, porque de forma voluntaria escoge nuevos horizontes y retos.
Conocí a Mariano nada más llegar a ocupar su plaza como archivero municipal tras el paso por el archivo toledano de la recordada Esperanza Pedraza. Como muchos otros investigadores he compartido con él muchas horas y le he consultado más de lo preciso. Gracias a esa cercanía a lo largo de los años y de los legajos he constatado su buen hacer profesional y personal.
Ha logrado crear un equipo a lo largo de estos años, y con él nos ha mostrado una eficacia y excelencia en los objetivos que se ha ido marcando y que ha llenado prácticamente todos los campos archivísticos: catalogación, digitalización, restauración, difusión o atención a los usuarios presentes, telefónicos o digitales. Se han realizado exposiciones -presenciales o en red- del mayor interés erudito o divulgativo. Y también ha logrado, gracias a una gestión discreta, la donación o adquisición de fondos documentales que han enriquecido notablemente el que ya de por sí es uno de los mejores archivos municipales del país.
Ha sido una persona cercana, paciente y amable. No ha distorsionado la función administrativa ni la política de la institución municipal, al contrario, todas las corporaciones han elogiado su capacidad y desempeño. Y, con una ejemplar humildad, ha atendido de la misma eficacia y dedicación a investigadores profesionales o aficionados, a personalidades visitantes o autoridades, o a aquellos ciudadanos y ciudadanas que se acercaban al archivo a consultar asuntos más cercanos o cotidianos.
A lo largo de estos años, desde esta columna, hemos elogiado su labor al frente del archivo municipal, de lograr uno de los archivos más accesible -gracias a la digitalización y el volcado en red- de sus fondos documentales, con exposiciones físicas o virtuales que han sabido acompañar la vida ciudadana a lo largo del ciclo anual y durante todo este tiempo: fiestas, efemérides o temas puntuales han sido objeto de su atención, mimo y virtuosismo expositivo.
Pero no solo divulgativo, la revista Archivo Secreto se ha convertido en un referente entre los investigadores e historiadores, y su trabajo y publicaciones especializadas en un referente de la ciencia archivística, tanto en la teoría como en la práctica, tal y como también mostrado a sus alumnos como profesor asociado en la Facultad de Humanidades de la Universidad de Castilla-La Mancha.
Lo han sabido ver desde el archivo de la Villa de Madrid que ahora se beneficiará de su bagaje. Quisiéramos que Mariano continuase de una u otra forma vinculado a la ciudad, ya que, sin duda, todavía puede aportar su experiencia y buen hacer, por ello nos sumamos mediante esta columna a la petición de que se le otorgue uno de los Honores y Distinciones de la ciudad el 23 de enero próximo.
Nos preguntábamos si tenía sentido [volver a] escribir sobre Mariano García Ruipérez y su labor al frente del Archivo Municipal de Toledo durante estas últimas tres décadas. A él han dedicado artículos afectuosos y laudatorios investigadores y cargos institucionales, como Enrique Sánchez Lubián o Milagros Tolón. Creemos que sí, y nos alegramos de que sea, en este caso, porque de forma voluntaria escoge nuevos horizontes y retos.
Conocí a Mariano nada más llegar a ocupar su plaza como archivero municipal tras el paso por el archivo toledano de la recordada Esperanza Pedraza. Como muchos otros investigadores he compartido con él muchas horas y le he consultado más de lo preciso. Gracias a esa cercanía a lo largo de los años y de los legajos he constatado su buen hacer profesional y personal.