LENTE DE AUMENTO
La sobrinita 'fake' y el hermanito zen
Los ascensores sociales del sanchismo son la sangre y el catre
Adolescencia, qué miedo
Tu verborrea no gana guerras
En Tragsa imagino que no escamó que el señor ministro que es feminista porque es socialista enchufara a su sobrinita. Supongo que, en la mejor tradición patria, debía de ser lo normal. Los más quisquillosos, que en cualquier oficina pública o privada los hay, ... debieron mirarla, de haberse presentado al puesto asignado, con una mezcla de curiosidad, contenida envidia y moderada indignación. Barrunto que hubo cuchicheos: ellos, pues cómo está la sobrinita; ellas, pues no es para tanto y pinta de ser familia no tiene, no, esta es un ligue, seguro. Y a otra cosa, que para eso el dinero público no es de nadie y se lo gastan como les brote de la entrepierna.
Pero lo que nos cuenta el enchufe de la sobrinísima es muy revelador. Basta que el ministro, uno cualquiera, descuelgue el teléfono para que alguien se cuadre y haga sitio para acomodar a la niña de sus ojos. Lo que encabrona es que no extrañe algo tan extraño. Quizá simplemente porque es lo habitual: un puesto para la familia, ¿no se inventaron para eso las empresas públicas? Al fin y al cabo, si la chavala no vale pues a ponerla a sestear como a otros tantos, que para eso paga el contribuyente.
Sea o no una sobrina de esas que se escogen por catálogo o no, lo mollar es que ante un enchufe del tamaño de la central de Almaraz, nadie levanta la mano, señala, denuncia o advierte de lo que revela: que hay sueldo del erario para lo que haga falta, también para malversarlo regalándose a la chavala y no hace falta que venga, nosotros se lo llevamos a casa. Tampoco que se moleste en conocer su cubículo, que haga lo del hermanísimo del presidente: un puesto tan 'fake' que a pregunta de dónde lo desempeña pone cara de Rain Man y entra en colapso.
Escuchas a la histriónica de María Jesús Montero porfiar por los ascensores sociales y todas esas vainas y a uno se le parece que los únicos que de verdad funcionan en el sanchismo son la sangre y el catre. Ahí es dónde quería ver a Montero partiéndose la camisa, gritando a voz en cuello que lo de David Sánchez Pérez-Castejón es una ignominia, la aberración de quien manda al ático social al hermano, músico mediocre, y al sótano a quienes pensaban que competían en igualdad de condiciones sociales con un tipo cuyo único mérito es ser hermano de...
Escuchar a la 'groupie' de cabecera del amado líder arremeter contra las universidades privadas cuando en lo público meten mano los suyos con el desparpajo de la sobrinita 'fake' y el hermanito de lánguida batuta es para rogar un cortocircuito que chamusque La Moncloa y aledaños con la esperanza de que se produzca un reseteo moral. Tampoco se puede esperar mucho de un partido al que los carnavales de mi tierra le cantaban esa chirigota memorable de «colócanos, colócanos, ay por tu mare, colócanos». En eso sigue el PSOE, de los ERE a los catálogos. La familia es la 'famiglia'.
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