La zona arqueológica Castillo Herrera, en Arroyo de la Luz, en camino de ser bien de interés cultural
![Castillo de los Herrera en las afueras de Arroyo de la Luz, Cáceres](https://static.eldiario.es/clip/989cb0cc-f722-40d3-a15e-5040415af6b3_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg)
La Consejería de Cultura, Turismo, Jóvenes y Deportes ha abierto expediente de declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) a favor del Castillo de los Herrera, de la localidad cacereña de Arroyo de la Luz, con la categoría de zona arqueológica.
El Diario Oficial de Extremadura (DOE) ha publicado este jueves una resolución por la que se inicia el proceso administrativo para el reconocimiento y protección de este elemento del patrimonio cultural extremeño y se abre el trámite de información pública por periodo de un mes.
Antes de iniciar el trámite para su declaración como Bien de Interés Cultural, el castillo contaba con la protección derivada de la disposición adicional segunda de la Ley 2/1999, de 29 de marzo, de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura, que le confiere la consideración genérica de Bien de Interés Cultural.
Como resultado, el castillo carecía de una delimitación específica, lo que hacía necesario establecer un entorno de protección que coincida con la zona arqueológica.
El castillo, situado en el extremo oeste del casco urbano de la población, es un bien “escasamente conocido y estudiado”.
La actual localidad de Arroyo de la Luz, anteriormente conocida como “Arroyo del Fresno” y “Arroyo del Puerco”, fue conquistada en 1229 por Alfonso IX de León, como parte del territorio de Cáceres, tras lo cual se inició un proceso repoblador.
La reconstrucción del castillo, que tiene un origen musulmán almohade, se llevó a cabo en su totalidad durante el siglo XV, entre 1439 y 1483.
Su alzado podría estar relacionado con la guerra entre el señor del castillo, García de Herrera, y Álvaro de Estúñiga, que tuvo lugar entre 1453 y 1471, así como con la guerra de sucesión castellana entre 1475 y 1479.
La vida útil del castillo fue breve, ya que en el siglo XVI comenzó su progresivo abandono, dado que los señores poseían un palacio en la misma población.
A lo largo de los siglos siguientes continuó su desmantelamiento; se convirtió en cementerio local desde 1843 hasta 1889, momento en el que adquirió el aspecto diáfano que presenta hoy.
Desde finales del siglo XX, el castillo ha sufrido la construcción de varias edificaciones en su entorno.
Está construido con mampostería, lajas de pizarra y sillería y su recinto presenta un cuerpo principal de forma rectangular, donde se encuentra su única puerta.
El espacio principal está rodeado por una liza y una barbacana con varios torreones conservados, aunque otros han sido destruidos; no obstante, se cree que alrededor de toda la barbacana hubo un foso.
La Consejería ha defendido que “a pesar de su algo deficiente estado de conservación, este conjunto es un bien patrimonial de gran interés histórico, al representar un ejemplo significativo de las fortalezas erigidas en el contexto de los conflictos territoriales y dinásticos del siglo XV”.
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