Un restaurante, la casa de todos y un rincón en Casalarreina que lleva 30 años haciendo comunidad

La Vieja Bodega nació en 1994. Surgió de un auténtico flechazo entre Ángel Pérez Aguilar y un edificio del siglo XVII. Desde el primer momento el objetivo y la isulión fue poner en valor la gastronomía riojana. El secreto: pasión, producto y un entorno increíble. En febrero de 2001 un gravísimo incendio nos obligó a resurgir de las cenizas. Lo hicimos con mayor energía y con mucho esfuerzo“ Es la carta de presentación de este templo de la gastronomía ubicado en el municpio riojano de Casalarreina. Un restaurante que es mucho más que una forma de ganarse de la vida. Un modo de entender la vida que Pérez Aguilar ha plasmado en su casa y que este año recibe el Premio Kilómetro Cero Haciendo Comunidad de Rioja2.

Y es que La Vieja Bodega es mucho más. Para la gerente, Gema Martínez, la silueta del propio edificio (una casa) refleja a la perfección su filosofía. “Esta es la casa de todos, una especie de casa de acogida para las personas que llegan y que quieren trabajar con nostros, aprender y disfrutar con la clientela que cada día nos visita desde hace ya 30 años”. Y decir que La Vieja Bodega es la casa de todos es una afirmación literal. Y es que a lo largo de estos treinta años, La Vieja Bodega ha sido para muchas personas esa segunda oportundad, ese lugar en el que comenzar de nuevo. “Historias hay muchas”, asegura Martínez, “porque Ángel es una gran oenegé y como él dice, al que más lo necesita es al que más tenemos que ayudar”. Una filosofía de vida que ha trasladado también a su negocio. “Ahora mismo tenemos una persona trabajando con nosotros que llegó a España con su familia sin saber hablar castellano. De alguna manera, le hicimos el favor de comenzar aquí y ahora, ocho años después, es ella la que nos está haciendo un favor a nosotros. Ha emprendido una vida aquí con su hijo y está encantada de trabajar con nosotros”.

Y es que el personal de La Vieja Bodega se siente más familia que compañeros. Félix Sarceda es el jefe de cocina y para explicar el espíritu del restaurante utiliza en término casa. “El espíritu de esta casa es hacer familia, somos un equipo, somos amigos. Es así como trabajamos, intentando hacer las cosas lo mejor posible y agradar a a la clientela”. Conoce a Pérez Aguilar desde hace treinta años. “Es el alma mater de esto y después de 30 años, aquí seguimos”. Un tiempo durante el que ha tocado formar a aquellas personas que han acudido a La Vieja Bodega “y que vienen sin formación, intentamos echar una mano y darles al principio tareas sencillas y poco a poco se van desarrollando profesionalmente”.

Y también para el municipio, La Vieja Bodega es mucho más que un restaurante. Félix Caperos es su alcalde y lo tiene claro. “Para Casalarreina, La Vieja Bodega es algo así como que te toque la lotería, no sabíamos la repercusión que iba a tener la decisión de Ángel de abrir aquí un restaurante”. Y es que recuerda que durante mcuhos años, la única referencia de Casalarreina en Google era La Vieja Bodega. “Nos ha puesto en el mapa de la mejor gastronomía y del mejor turismo”.

Y además, el alcalde de Casalarreina considera que La Vieja Bodega es un foco cultura y dinamizador del municpio. “Es la segunda empresa del municipio en cuanto al número de personas contratadas, genera actividad econímica y a la vez un dinamismo cultural porque aquí se organizan exposiciones, charlas, es un restaurante y un museo porque hay obras de arte, apuestan por artistas jóvenes, por las mujeres, su cata de mujeres es una de las señas de identidad al igual que su compromiso con el feminismo. Me puede la pasión, pero lo que hay detrás de mis palabras es una realidad” concluye emocionado.

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