Consecuencias para España de los aranceles: las bodegas temen perder 400 millones en ventas y la industria pide una respuesta contundente

Uno de los sectores más afectados por los aranceles del 20% a la Unión Europea que este miércoles anunció Donald Trump es el agroalimentario. España exporta a Estados Unidos, sobre todo, aceite de oliva, vino y legumbres y los productores ya han comenzado a calcular cuánto les va a costar esta batalla comercial.
“Podría suponer un importante golpe para las bodegas españolas, para las que este mercado es el segundo mayor destino de exportación en general y el primero en el caso de los vinos espumosos” explica la Federación Española del Vino, la asociación que integra a los productores. En concreto, este mercado norteamericano supone el 13% de las ventas exteriores totales. Solo en 2024, se exportaron a Estados Unidos 97 millones de litros por un valor de alrededor de 390 millones euros.
“Los aranceles anunciados por EEUU están totalmente injustificados en el caso particular del vino si tenemos en cuenta que actualmente la diferencia arancelaria que hay entre las tarifas que aplican la UE y EEUU es mínima”, justifica el director general de la FEV, José Luis Benítez. “Perjudicará a las bodegas españolas y europeas pero también a los consumidores estadounidenses, que consumen más vino del que producen, y provocará incertidumbre económica y aumento de precios” a ambos lados del Atlántico.
Una reacción “contundente”
En paralelo, la patronal de la industria agroalimentaria reclama una reacción y que sea rápida. El director general de la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB), Mauricio García de Quevedo, considera que los aranceles son un “error” e insta al Gobierno español y a Bruselas a dar una respuesta “rápida y contundente, con reciprocidad”.
García de Quevedo asume que el sector ve con “mucha preocupación” las medidas adoptadas por la Administración Trump y considera que los aranceles van “a perjudicar tanto a los intereses españoles como europeos y norteamericanos”. Por ello, cree que se “debe reaccionar de una manera rápida y contundente, con reciprocidad, para intentar forzar una negociación que vuelva a las circunstancias normales del comercio internacional”.
En cuanto a las aceiteras, algunos de los grandes grupos españoles, como la cooperativa Dcoop, ya están mostrando su preocupación. “El incremento de precios de alimentos no es una buena noticia para el ciudadano de EEUU, país donde no se producen muchos o en suficiente cantidad”, indica la empresa. “Tal es el caso del aceite de oliva, donde este mercado consume cerca de 400.000 toneladas y solo produce 10.000. La imposición de aranceles por igual a la Unión Europea sitúa a todos sus países productores (España, Italia, Portugal, Grecia) en igualdad de condiciones. Esperamos que ese incremento del precio del 20% suponga la menor caída posible del consumo estadounidense partiendo de los actuales niveles bajos del aceite”.
La Asociación Española de la Industria y el Comercio Exportador del Aceite de Oliva (Asoliva) también lamenta los aranceles y señala que el “sector del aceite de oliva español sale gravemente perjudicado con ese 20%, respecto al 10% de otros países productores no pertenecientes a la Unión Europea. Las diferencias arancelarias entre mercados fomentan un mayor impacto y una pérdida de competitividad de nuestro país frente a otros países exportadores que no se verán afectados por la medida”. Mientras, el secretario general de la Asociación de Exportadores de Aceitunas de Mesa (Asemesa), Antonio de Mora, destaca a Europa Press que “los aranceles de la aceituna negra pasan de un 31% a un 51%, con el 20% que se le suma ahora”, en el caso de la aceituna verde “se suma este nuevo 20%”. En cambio, “los principales competidores se encuentran fuera de la Unión Europea y el arancel que se les aplica a Egipto, Turquía o Marruecos es la mitad que el de aquí, así es imposible competir en materia de precios”.
También están reaccionando las organizaciones agrarias. Por ejemplo, COAG, el secretario general de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) califica los aranceles como “un despropósito sin sentido” que “no va a beneficiar a nadie”. “Reclamamos a la UE y al Gobierno español firmeza para desplegar todas las herramientas diplomáticas a su alcance y normalizar cuanto antes las relaciones comerciales entre Europa y EEUU”, ha asegurado. Por su parte, el secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), Cristóbal Cano, ha abogado en declaraciones a la Cadena Ser por “explorar nuevas vías comerciales” para buscar “aliados más fiables” que Estados Unidos.
En cifras concretas, España exportó el año pasado a Estados Unidos productos agroalimentarios por valor de 3.609 millones de euros e importamos el equivalente a 2.051 millones de euros. Casi un tercio de lo que vendemos a Estados Unidos es aceite de oliva –más de 1.000 millones– muy por delante de los más de 300 millones de vino y mosto y los casi 250 millones de legumbres y hortalizas, según figura en los últimos datos anuales que publica el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
En cambio, de Estados Unidos importamos habas de soja, por valor de casi 650 millones de euros, frutos secos –sobre todo, almendra–, con casi 500 millones; y maíz, más de 211 millones de euros durante el conjunto de 2024.
Un golpe para las exportaciones
Ampliando el foco, el golpe para el conjunto de las exportaciones españolas puede alcanzar los 4.300 millones de euros. Ese es el cálculo del Club de Exportadores, el 'lobby' que agrupa a las empresas con actividad fuera de España. “Las exportaciones españolas a EEUU podrían reducirse hasta un 25%, con pérdidas cercanas a los 4.300 millones de euros y un efecto sobre el PIB español algo inferior al 0,3%”, calcula Antonio Bonet, presidente de esta organización.
“El impacto sectorial sería desigual”, admite. En este sentido, las exportaciones españolas a EEUU en 2024 de maquinaria y material eléctrico, se situaron en 5.200 millones euros; en el sector químico-farmacéutico, fueron de 3.500 millones. Y, en cuanto a industria metalúrgica, las cifras alcanzaron los 540 millones, siendo 413 millones de hierro y acero y 123 millones de metales no ferrosos, como aluminio. “La imposición de elevados aranceles a muchos países va a provocar también un efecto desviación de comercio”, advierte esta organización. “Productos de terceros países como Japón, Corea o Vietnam que antes se exportaban a Estados Unidos ahora tratarán de venderse en la propia UE o en terceros países desplazando a exportaciones españolas y europeas o a la producción local”.
Precisamente, la Unión de Empresas Siderúrgicas (Unesid), ha trasladado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, su preocupación por el futuro de 60.000 empleos en España tras los aranceles al acero, en el contexto de la reunión convocada en el Palacio de la Moncloa, junto a otros representantes de sectores industriales, para abordar las consecuencias de la entrada en vigor de los nuevos aranceles estadounidenses al acero, que alcanzan el 25%.
También concreta la Cámara de Comercio que calcula que la imposición de aranceles del 20% por parte de Estados Unidos podría llegar a reducir nuestras exportaciones de bienes al país norteamericano, de media, un 14,3%.
En un cálculo realizado por el Servicio de Estudios de la Cámara de España, el análisis del impacto de la imposición de aranceles del 20% presenta un abanico máximo de reducción de las exportaciones del 18,4%, y mínimo del 10,1%. Según la Cámara, en 2024 el valor de las exportaciones de España a Estados Unidos ascendió a más de 18.000 millones de euros y este país es nuestro principal mercado extracomunitario, después del Reino Unido. No obstante, el impacto sobre el conjunto de las exportaciones españolas de bienes será limitado, ya que las ventas de España a Estados Unidos representan menos del 5%, de nuestras exportaciones totales. En términos de PIB, apenas supondría una reducción del 0,21% anual.
El sector que no ve un impacto es el de la construcción, al menos a corto plazo, porque el mercado es muy global, aunque no lo descarta a largo plazo. Tampoco los fabricantes de automóviles ven un golpe directo inmediato. La patronal de fabricantes de automóviles y camiones Anfac recuerda que de las factorías españolas no ha salido “ningún vehículo hacia EEUU ni en 2024, ni en lo que llevamos de 2025” aunque matiza que una guerra comercial “no interesa a nadie”.
Dudas sobre el impacto en el textil
Otro de los sectores comerciales que se verá afectado es el textil, donde España cuenta con multinacionales como Inditex o Mango, que además focaliza gran parte de su producción en el sureste asiático. Fuentes del sector apuntan que es clave “no realizar lecturas apresuradas” y que “hay que tomarse la situación con cautela”.
Mango asegura no haber hecho aún una estimación de lo que puede suponerle la mediada ni, por tanto, un plan de choque, informa Serafí del Arco. Pero sí asevera que mantiene su apuesta por el mercado estadounidense, que aceleró en 2022, al pasar de las siete tiendas de entonces a las más de 40 de hoy. “Seguiremos creciendo, con más de 20 aperturas este año”, explica un portavoz de la compañía, cuya apuesta por EEUU es “con luces largas”, independientemente de los gobiernos y de las coyunturas políticas.
De momento, Inditex no da detalles de cómo le puede afectar. En la última presentación de resultados, el consejero delegado de la empresa gallega, Óscar García Maceiras, ya asumió que el grupo lidia con un “entorno” que “es difícil de predecir” y que estaban “monitorizando” la situación arancelaria. Sí apuntó que el grupo dueño de Zara está preparado, por la “diversificación” de la compañía en cuanto a cadenas y mercados y porque su “modelo” de abastecimiento es “flexible”, con “compras en proximidad que nos permiten adaptarnos”.
También en el sector del comercio, La Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas), donde están cadenas como Mercadona o Dia, comparte la “preocupación” del comercio europeo que ha mostrado la patronal EuroCommerce, por lo que reclama “acelerar” las conversaciones entre la Unión Europea (UE) y Estados Unidos. “Nos enfrentamos a un nuevo desafío por la variedad de productos que pueden verse afectados y por el alcance incierto de esta guerra comercial, que puede alterar las cadenas de suministro del comercio internacional”, señala a través de un comunicado.
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