Una treintena de líderes avanza en las tropas de apoyo a Ucrania mientras Trump ignora a la UE en las negociaciones

Una treintena de líderes se reúnen este jueves en París, auspiciados por Emmanuel Macron, para seguir avanzando en la denominada 'coalición de voluntarios' con la que pretenden mantener el apoyo a Ucrania ante la amenaza de que EEUU le retire la ayuda y la posibilidad de que se llegue a un alto el fuego. La canalización de ayuda a Kiev en el corto plazo es uno de los temas que tienen sobre la mesa los jefes de Gobierno de un total de 31 países, así como el diseño de una misión militar de apoyo a Ucrania con el despliegue de tropas extranjeras para garantizar la paz ante un hipotético cese de la guerra.
Esa propuesta la lideran Francia y Reino Unido y ha habido varios países europeos que han mostrado su determinación a enviar tropas. España ha participado a nivel técnico en esas reuniones, pero Pedro Sánchez, que será junto con Giorgia Meloni, Donald Tusk o el primer ministro de Suecia, uno de los participantes en el encuentro en París, no ha aclarado si estaría dispuesto a involucrar al ejército en esa misión. El Gobierno ultraderechista italiano lo ha descartado directamente y Meloni pretende que en las garantías de paz para Ucrania se involucren EEUU y la OTAN, a pesar de que Washington ha descartado esa posibilidad.
En El Elíseo restan importancia a las grietas que hay en esa coalición y la posibilidad de que alguno de los países no aporte soldados por sus singularidades políticas, como la imposibilidad de mandar tropas al exterior, y entienden que “todos tienen un papel que desempeñar”, como el respaldo a labores logísticas, informa la Agencia EFE.
En una rueda de prensa conjunta con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, Macron ha confirmado que los líderes discutirán la posibilidad de enviar soldados a Ucrania “sobre la base de una elección nacional que podrían ser requeridas para mantener posiciones en la zona de paz en territorio ucraniano”. Macron ha insistido em que los soldados no estarían en primera línea y podrían servir para disuadir a Rusia de llevar a cabo un nuevo ataque.
Zelenski, por su parte, ha señalado que es “demasiado pronto” para hablar de la composición de un contingente militar europeo en Ucrania. “La cuestión esencial” es saber qué países están preparados para formar parte de una iniciativa de este tipo, ha señalado. Esos militares tendrían como objetivo “controlar la situación, hacer entrenamientos en común y hacer todo lo posible para parar el deseo de Rusia de atacar de nuevo”, ha dicho Zelenski.
No obstante, el debate aún no está maduro dado que aún tienen que perfilar la decisión, pero lo que recalcan sobre todo es que “la pelota está en el tejado de Rusia”. “Tenemos que poder comprobar que este alto el fuego se aplica en condiciones sostenibles, por lo que no solo tenemos que obtener un principio de acuerdo del presidente Putin, sino que también tenemos que ponernos de acuerdo sobre los detalles prácticos”, señalan esas fuentes. Y ese será uno de los temas que estará sobre la mesa este jueves: “Hablar de las modalidades del alto el fuego significa hablar de la retirada de las fuerzas, significa hablar de la observancia del alto el fuego, por tanto, del establecimiento de responsabilidades, de las medidas a tomar en caso de violación del alto el fuego, etc.”.
El encuentro, al que asistirá también Volodímir Zelenski, se produce mientras avanzan las conversaciones de EEUU con Ucrania y Rusia para avanzar hacia una tregua. Por el momento, Estados Unidos ha acordado con Rusia y Ucrania garantizar la seguridad de la navegación y descartar el uso de la fuerza en el Mar Negro, así como evitar el uso de buques comerciales con fines militares, según anunció la Casa Blanca tras reunirse con ambos países durante varios días en Arabia Saudí.
No obstante, Putin ha puesto condiciones. Para que entre en vigor ese alto el fuego limitado exige que se levanten las sanciones al Rosselkhozbank (Banco Agrícola Ruso) y “a las organizaciones financieras implicadas en la garantía de las operaciones de comercio internacional de productos alimenticios y fertilizantes”, que deberían ser reconectados de nuevo al sistema de pagos internacionales SWIFT. También pide que se eliminen las sanciones “a las empresas que producen y exportan alimentos”, y a los “barcos de bandera rusa implicados en el comercio de productos alimenticios”, además del fin de las restricciones al “suministro de maquinaria agrícola a Rusia”.
La UE rechaza suavizar las sanciones como exige Rusia
Moscú busca dilatar las conversaciones con Washington y medir su capacidad de presión sobre la UE, ya que la decisión se debe hacer conjuntamente con el bloque comunitario. Y la respuesta de Bruselas es no.
“El fin de la agresión rusa no provocada e injustificada en Ucrania y la retirada incondicional de todas las fuerzas militares rusas de todo el territorio de Ucrania sería una de las principales condiciones previas para modificar o levantar las sanciones”, argumentan fuentes comunitarias, que consideran que Rusia debería mostrar verdadera “voluntad política” acabando la guerra.
De hecho, lo que sostienen en la UE es que las sanciones son una de las herramientas de las que dispone para “aumentar al máximo la presión sobre Rusia” y que ponga fin a los ataques, por lo que no ve ninguna razón para aflojar. Además, sostienen que, en el caso de las exportaciones agrícolas y de fertilizantes, no están afectando al comercio ni, por tanto, a la seguridad alimentaria mundial.
Tusk: “Nuestra influencia es limitada por decirlo suavemente”
“La experiencia ha demostrado que Rusia debe ser juzgada por sus actos, no por sus palabras. Vladimir Putin dice que quiere una paz duradera, pero Rusia sigue causando más muerte y destrucción cada día, con sus sistemáticos ataques aéreos contra la población civil y las infraestructuras civiles de Ucrania, en violación del derecho internacional humanitario. Estos ataques podrían haberse evitado si Rusia hablara realmente en serio cuando dice que quiere la paz”, argumentan en Bruselas.
Y es que en la UE miran con recelos las conversaciones que está liderando Trump con Putin y de las que Europa se ha quedado fuera. Es más, el punto de partida encolerizó a la dirigencia europea después de que el secretario de Estado de Defensa, Pete Hegseth, reconociera que Ucrania no podía aspirar a recuperar sus fronteras anteriores a 2014, es decir, que tenía que renunciar a Crimea. Para la UE eso suponía hacer concesiones antes incluso de sentarse a negociar.
A partir de ahí, la situación se ha vuelto incluso más compleja porque Trump descolgó el teléfono para hablar directamente con Putin, dejando al margen a Zelenski, con quien protagonizó una ruptura televisada en la Casa Blanca que dejó perplejos a sus aliados, que se apresuraron a cerrar filas con el presidente ucraniano y le prometieron más ayuda. Pero sin EEUU, Ucrania no tiene opciones en el campo de batalla. Y con esos mimbres se están desarrollando unas conversaciones hacia la paz que inquietan a Europa, que ve amenazada su seguridad por mucho que acabara la guerra.
La inteligencia de varios países, entre ellos Alemania, no descarta que Rusia ataque a alguno de los países europeos con los que tiene frontera y por eso para Europa es especialmente preocupante la desconexión a la que ha apuntado EEUU en el marco de la OTAN. Así, varios países europeos, entre ellos Francia, Alemania, Reino Unido y los nórdicos, están preparando un plan de cinco a diez años para sustituir a EEUU en la OTAN. El objetivo, según ha publicado Financial Times, es elaborar un plan para trasladar la carga financiera y militar a las capitales europeas y presentarlo a Washington antes de la cumbre de líderes de la OTAN que se celebrará en La Haya en junio.
El temor a una desconexión por parte de Washington la dejó negro sobre blanco este miércoles el primer ministro polaco, Donald Tusk, que reconoció que la “influencia [de los aliados] en las negociaciones es limitada por decirlo suavemente”. “Así que tenemos que estar aún más preparados, como OTAN, como Polonia, para escenarios que no están escritos por nosotros al cien por cien”, dijo Tusk, que apeló a la “fe y la confianza” en que el Artículo 5 del tratado transatlántico, que establece el principio de seguridad colectiva que definió como “uno para todos, todo para uno” siga en vigor en caso de un ataque, es decir, que la organización responda si uno de sus miembros es atacado.
Rutte: “No hay alternativa a la OTAN”
Las palabras de Tusk se produjeron ante el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, que en ese momento no se pronunció. Por la tarde, en un discurso en la Escuela de Economía de Varsovia, el holandés sí envió un mensaje ante la posible ruptura que planea en la alianza a tres meses de su gran cita anual: “Cuando se trata de mantener la seguridad de Europa y América del Norte, no hay alternativa a la OTAN. Sin Estados Unidos, Reino Unido, Turquía, Canadá, Noruega e Islandia, es imposible imaginar la defensa de Europa, y nada puede sustituir al paraguas nuclear estadounidense, garante último de nuestra seguridad”. Y también se mostró convencido de que Trump sigue comprometido con la OTAN y, por tanto, con la defensa colectiva que establece el artículo 5.
Y es que Rutte se ha convertido en una suerte de portavoz de Trump en la alianza atlántica, sobre todo en lo que tiene que ver con la presión para elevar el gasto militar en un contexto en el que la retórica belicista ha dejado de ser solo eso para pasar al rearme.
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