EEUU acuerda con Rusia y Ucrania un alto el fuego en el mar Negro, pero Putin pone condiciones

Estados Unidos ha acordado con Rusia y Ucrania garantizar la seguridad de la navegación y descartar el uso de la fuerza en el mar Negro, así como evitar el uso de buques comerciales con fines militares, según ha anunciado la Casa Blanca en dos comunicados separados tras reunirse con ambos países durante varios días en Arabia Saudí.
Según ambas declaraciones, que son muy similares salvo en los puntos en los que cubren demandas específicas de cada parte, las delegaciones han acordado desarrollar medidas para aplicar el cese de los ataques contra las instalaciones energéticas de Rusia y Ucrania pactado la semana pasada por Donald Trump con Volodímir Zelenski y Vladímir Putin.
En una rueda de prensa, el presidente ucraniano había dicho que la tregua en el mar Negro y la infraestructura energética debían ser efectivas tras la publicación de las declaraciones de EEUU.
Pero, en la letra pequeña de su comunicado, el Kremlin ha enumerado varias condiciones que pueden retrasar la aplicación del cese de los ataques marítimos. Entre otras cosas, aseguran que los acuerdos del mar Negro no entrarán en vigor sin el levantamiento “de las restricciones al suministro de maquinaria agrícola a Rusia” y al servicio portuario y las sanciones a los buques con bandera rusa involucrados en el comercio de productos alimenticios y fertilizantes.
El Kremlin también especifica que los acuerdos entrarán en vigor tras el levantamiento de las sanciones a bancos rusos que comercian en el sector agroindustrial, que deben ser reconectados de nuevo al sistema de pagos internacionales SWIFT. Según han indicado varios analistas, esto debe decidirse junto con la Unión Europea y hay quienes ven esta condición como un llamamiento a que Estados Unidos presione a Bruselas.
Washington dice que ayudará a “restablecer el acceso” de Moscú a los mercados mundiales para la exportación de productos agrícolas y fertilizantes rusos, “reducirá los costes de los seguros marítimos y mejorará el acceso a los puertos y los sistemas de pago para este tipo de transacciones”. No menciona explícitamente un posible levantamiento de sanciones, pero se hace eco de demandas similares a las que hizo Rusia antes de descolgarse del acuerdo de cereales del mar Negro en 2023.
Los comunicados de EEUU y Rusia son, por lo tanto, complementarios, pero el Kremlin introduce un elemento temporal del que carece la nota de la Casa Blanca: Rusia solo considerará que el acuerdo es efectivo cuando se cumplan las condiciones que explicita, mientras que del texto estadounidense se puede inferir que el alto el fuego ya es un hecho por su compromiso declarado de “ayudar” a lograr estos objetivos rusos.
La parte ucraniana ha publicado un comunicado donde también añade algunos matices al anuncio de EEUU y advierte de que considerará una violación de este alto el fuego parcial la entrada de cualquier buque militar ruso en sus aguas territoriales. En concreto, dice que el movimiento por parte de Rusia de sus buques militares “fuera de la parte oriental del mar Negro constituirá una violación del espíritu de este acuerdo” y se considerará “una violación del compromiso de garantizar la seguridad de la navegación en el mar Negro y una amenaza para la seguridad nacional de Ucrania”. En este caso, añade la nota del ministro de Defensa, Kiev “tendrá pleno derecho a ejercer el derecho a la legítima defensa”.
El presidente Ucraniano, Volodímir Zelenski, ha insistido después en un mensaje publicado en Telegram en que no se fía de Rusia. “Mucho, si no todo, dependerá de cómo se comporte Rusia en los próximos días. Si hay alertas [de ataques] aéreas, si vuelve a haber actividad militar en el Mar Negro, si Rusia vuelve a manipular y a amenazar, entonces se tendrán que tomar nuevas medidas, específicamente contra Moscú”, ha dicho, para advertir a continuación: “La diplomacia debe funcionar. Nosotros, del lado ucraniano, estamos haciendo todo lo posible por lograrlo [...] Necesitamos resultados por parte de Rusia. No los creemos. El mundo no los cree. Y deben probar que están listos para poner fin a la guerra y no mentir al mundo, a Trump y a Estados Unidos”.
En sus añadidos, el Kremlin también asegura que, en la prevención del uso de buques mercantes con fines militares, se organizará al mismo tiempo medidas de control adecuadas mediante la inspección de dichos buques. Además, dice que el alto el fuego energético de 30 días está en vigor desde el 18 de marzo.
Rusia, dispuesta a reanudar el acuerdo de cereales
En su comunicado, el Kremlin dice que Rusia y EEUU han acordado garantizar la implementación de la Iniciativa del mar Negro. Este es el nombre que recibió el acuerdo sellado en julio de 2022, con la mediación de Turquía y la ONU, para permitir navegar a los cargueros con cereales por esta ruta. Moscú terminó descolgándose del pacto un año después entre quejas de que no se había cumplido lo prometido, alegando que se estaban bloqueando sus exportaciones de fertilizantes y alimentos.
Unas horas antes, el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, había asegurado que las consultas con EEUU se han centrado principalmente en la seguridad de la navegación en el mar Negro y había señalado que Moscú estaba abierta a reanudar el acuerdo de 2022 “en una forma más aceptable para todos” la llamada Iniciativa del mar Negro.
En una muestra de que Rusia quiere exigir más presión estadounidense sobre Kiev, Lavrov había subrayado que su país “necesitará garantías claras cuando se reanude la iniciativa”, y solo pueden “ser el resultado de una orden de Washington a [Volodímir] Zelenski”, según recoge la agencia estatal rusa Tass.
Más consultas técnicas
Las negociaciones entre las delegaciones de los dos países se prolongaron este lunes durante más de 12 horas, en las que los negociadores hicieron tres pausas para descansar o mantener consultas con sus respectivas capitales. Los equipos de Ucrania y EEUU han celebrado este martes otra ronda de conversaciones tras reunirse el domingo.
Según la declaración de Kiev, para aplicar los acuerdos, “es importante celebrar consultas técnicas adicionales lo antes posible para acordar todos los detalles y aspectos técnicos de la aplicación, supervisión y control”.
Además, según la Casa Blanca, Estados Unidos ha acordado con Kiev mantener “su compromiso de ayudar a lograr el intercambio de prisioneros de guerra, la liberación de detenidos civiles y el retorno de los niños ucranianos trasladados a la fuerza”.
Rusia, enfriando expectativas
Rusia había estado rebajando las expectativas sobre las maratonianas conversaciones, que Washington ha presentado como un paso en el esfuerzo de Trump por poner fin a la guerra, insistiendo en poner las bases para un alto el fuego en Riad. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, que ya había enfriado las perspectivas sobre las consultas asegurando que son “apenas el inicio del camino”, ha dicho este martes que hay “un entendimiento de que los contactos continuarán, pero no hay nada concreto por el momento”.
Peskov había indicado que ambos países estaban analizando el resultado y había avanzado que el contenido de las consultas no se hará público. “Estamos hablando de negociaciones técnicas”, ha dicho. “Las negociaciones técnicas son negociaciones que profundizan en los detalles, por lo que, por supuesto, su contenido no se hará público. No debería esperarse que así sea”.
También ha afirmado que aún no está prevista una reunión a tres bandas entre representantes de Rusia, Estados Unidos y Ucrania.
Los medios rusos anunciaron este lunes que Moscú y Washington publicarían un comunicado conjunto sobre los progresos en las conversaciones. Moscú había culpado a Ucrania de bloquear el texto. “El hecho de que se sentaran durante 12 horas y aparentemente acordaran una declaración conjunta, que sin embargo no fue adoptada debido a la posición de Ucrania, es muy típico y sintomático”, ha dicho el senador ruso Vladimir Chizhov a la cadena de televisión estatal Rossiya-24.
Las consultas se celebraron en el hotel Ritz-Carlton con la participación por parte rusa del diplomático Grigori Karasin y del asesor del director del Servicio Federal de Seguridad (FSB), Serguéi Beseda. De acuerdo con varios medios, en el lado estadounidense se sentaron Andrew Peek, un alto directivo del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, y Michael Anton, un alto cargo del Departamento de Estado.
En el primer comentario de la parte rusa acerca de las negociaciones, el jefe de la delegación rusa, Grigori Karasin, ha asegurado que no fueron fáciles, pero sí “útiles”. “Hemos hablado de todo. El diálogo fue intenso, complicado, pero muy útil para nosotros y los estadounidenses”, ha dicho Karasin a la agencia TASS.
Karasin reconoce que no pudo ponerse de acuerdo en todo, pero, en pleno deshielo de las relaciones entre Moscú y Washington, celebra el hecho de que las conversaciones con estadounidenses “se hayan producido”. “El hecho de que se haya producido una conversación así me parece muy oportuno, dada la llegada de la nueva administración y de nuevos políticos (en EEUU)”, asegura.
El negociador ruso ha calificado de “constructivo” el diálogo y asegura que los contactos continuarán, también con la participación de otros miembros de la comunidad internacional, incluida la ONU y “países individuales”.
En los comunicados de la Casa Blanca se lee que Estados Unidos, Rusia y Ucrania dan “la bienvenida a los buenos oficios de terceros países con miras a apoyar la aplicación de los acuerdos energéticos y marítimos”. Washington también se compromete con ambas partes a seguir “trabajando para lograr una paz duradera”.
En una llamada con Donald Trump, Putin rechazó la semana pasada un alto el fuego de 30 días mucho más amplio –por tierra, mar y aire– que Ucrania ya había aceptado. En su lugar, Moscú accedió una tregua limitada a las infraestructuras energéticas y a explorar una posible extensión del cese de hostilidades al mar Negro, un área que, comparativamente, no ha sido escenario de intensas operaciones militares en los últimos meses –durante la invasión, Ucrania ha infligido importantes daños a la flota rusa en esta zona–.
A pesar de los ataques rusos a sus puertos, Ucrania, que abrió su propio corredor, ha podido exportar cereales, mineral de hierro y otros productos a través del mar Negro desde sus tres principales puertos marítimos en la región de Odesa, sin embargo, no ha podido usar el de Mykolaiv, que antes era un importante centro de exportaciones, según informa Reuters.
El acuerdo del mar Negro de 2022 que ahora Moscú dice querer retomar permitió el envío de casi 33 millones de toneladas métricas de cereales desde los puertos ucranianos. Rusia decidió no prorrogarlo en julio de 2023, argumentando que no se habían atendido sus demandas.
Las exportaciones rusas de alimentos y fertilizantes no estaban sujetas a las sanciones occidentales por la invasión rusa, pero Moscú alegaba que las restricciones en los pagos, la logística y los seguros representan una barrera para los envíos, según recogieron en su momento los medios internacionales. Rusia también se quejó de que no habían llegado suficientes cereales a los países pobres, pero la ONU argumentó que el acuerdo benefició a esos Estados al ayudar a reducir los precios de los alimentos.
Trump enumeró este lunes otros temas que, según señaló, estaban sobre la mesa. “Estamos hablando de territorio en este momento. Estamos hablando de líneas de demarcación, de poder, de propiedad de las centrales eléctricas”, dijo. La Administración estadounidense, que ha emprendido un giro abrupto sobre la guerra de Ucrania aproximándose a Rusia, ha remarcado que quiere llegar a un acuerdo de paz rápido. Mientras tanto, Putin no ha dado muestras de ceder en sus demandas, que incluyen que Kiev abandone sus aspiraciones de unirse a la OTAN y se retire por completo de cuatro regiones que Moscú se anexionó tras ocuparlas militarmente.
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