Llum Quiñonero, periodista: “Nuestro aparato judicial es extremadamente reaccionario y machista”

Fue expulsada de la Facultad. Apenas tenía 18 años y aún quedaban dos para que un fallo multiorgánico pusiera fin a la despiadada dictadura del golpista Franco. Una mañana agentes de la Policía tocaron el timbre de casa. Venían a por ella. Delito: protestar por el frío gélido del aula y la falta de fotocopiadora en la Universidad. Aquella estrambótica detención la echó definitivamente en manos del movimiento antifranquista.
Periodista y escritora, Llum Quiñonero (Alicante, 1954) ha trabajado durante años en la recuperación de la memoria histórica y la incansable lucha por la liberación feminista. Su última contribución ha sido colaborar en el esclarecimiento del Protectorado de Protección de la Mujer, en cuya siniestra red fueron recluidas miles de españolas “descarriadas”. El pasado martes vino a Córdoba para dar una charla bajo un título que no requiere demasiada explicación: Dios y Franco contra las mujeres.
Por la mañana, nos encontramos en el vestíbulo del Hotel Hesperia. En frente, la Mezquita de Córdoba imponía su poderosa presencia ante el río Guadalquivir. Un espacio inmejorable para realizar el reportaje gráfico. La entrevista tuvo lugar en la impagable terraza del Hesperia, desde donde se domina la campiña y la sierra con un solo golpe de vista. “Yo nací en Alicante en una familia de republicanos. Mi madre había nacido en el 26. Había sido educada en los principios laicos de la República, aunque todo eso yo lo supe hace apenas 20 años. En mi casa no se hablaba de política”.
PREGUNTA. Por miedo, supongo.
RESPUESTA. Claro. Por terror. Pero un terror inducido. No era una persecución específica por quién eras tú, sino porque simplemente no se hablaba de política. Franco decía que había acabado con la política. Y las consecuencias de tener opinión propia eran tremendas. Aunque eso lo he entendido mucho después.
Una mañana sonó el timbre de casa. Era la Policía que venía a por mí
P. Usted rompió con el miedo.
R. Claro. Eso es lo que le corresponde a cada generación. Por el ímpetu de la juventud piensas que no tienes nada que aprender de tus mayores. Mucho más cuando la ruptura entre generaciones se ha producido de una forma tan brutal como en los tiempos de la dictadura. Quienes no habíamos vivido aquello no teníamos ni idea. De manera que todas las amonestaciones de mis padres, como “no te signifiques”, yo las recibía como una desconsideración porque tenía claro que ante la injusticia había que actuar.
P. ¿Y qué aprendió de sus padres?
R. A sobrevivir. Creces en un entorno que no te cuestionas. No tuve conciencia de que vivíamos en una dictadura hasta que llegué a la Universidad. El pez no sabe que vive dentro del agua. No sabe que hay otra atmósfera diferente. Yo me sentía querida. Y no tuve ningún problema hasta que mi padre consideró que yo era una delincuente política.
P. Su biografía política precisamente comienza con un procesamiento por asociación ilícita y expulsión de la Facultad.
R. Sí. Fue en los primeros años nada más llegar a la Facultad. Yo había crecido en un colegio de monjas, pero en el entorno del Vaticano II. La Iglesia de los pobres y los curas rojos.
P. Tuvo una formación religiosa.
R. Claro. Era como lo de los peces y el agua. Yo iba a pedir para el Domund con las cabezas de los chinitos.
P. Su conciencia política llegó a través de la Iglesia.
R. Yo creo que sí, aunque no me daba cuenta. Pensaba que era bueno esta cosa del ecumenismo, el amor al prójimo y luchar contra las injusticias. Y pasé a ver el mundo de otra manera cuando salí de la atmósfera del colegio. Empecé a leer otras cosas y a ver otras realidades. Con las primeras detenciones yo no acreditaba por qué se producían. Me reunía para protestar por la falta de fotocopiadoras o contra el frío de las aulas, que eran unos barracones del Ejército, donde nos habían metido en el colegio universitario que dependía de la Universidad de Valencia.
P. ¿Cómo fue su detención?
R. Un día estaba en la Facultad y el conserje, que era un antiguo guardia civil, vino y me dijo: “Vete para casa”. Esa mañana había ido la Policía a la Universidad y había detenido a gente. A mí me parecía alucinante. Yo no entendía nada de lo que estaba ocurriendo.
En el 77, el PCE nos rompió una pancarta por la legalización de todos los partidos
P. El conserje sabía algo.
R. Claro. Y me protegió. Yo llegué a casa y les conté a mis hermanos y a mis padres lo que estaba pasando en la Universidad. Y entonces sonó el timbre de la puerta de casa. Era la Policía que venía a por mí para llevarme a la Comisaría.
P. Menudo impacto.
R. Total. Me llevaron caminando desde casa a la Comisaría. Mi padre iba detrás. Yo me sentía fuerte porque estaba convencida de que era una equivocación y no sabía de qué se me podía acusar.
P. ¿Y de qué se le acusó?
R. De asociación ilícita.

P. ¿Cómo lo probaron?
R. Porque encontraron en mi casa unos folletos de la Unesco y la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
P. ¿Eso era ilegal?
R. Consideraron que sí.
P. ¿Esa fue la prueba documental?
R. En realidad, no llegaron a juzgarme por el famoso Tribunal de Orden Público (TOP), pero me expulsaron de la Universidad.
P. ¿Le expulsaron?
R. Me expulsaron. El director del colegio universitario le dijo a mi padre que yo era comunista. Nos hizo una entrevista a los dos. Entonces yo pensé que a lo mejor tenía que interesarme por esta cosa del comunismo.
Los jóvenes no conocen el franquismo porque hay un velo de silencio
P. Porque usted no era comunista.
R. No. Ni siquiera tenía muy claro que existiera la clandestinidad, el Partido Comunista y una lucha ideológica. Yo tendría 18 años y acababa de salir del cascarón. Hubo como un tsunami en mi vida que me catapultó y me involucró inmediatamente en la lucha. Si habían detenido a toda esta gente, quería saber quiénes eran. Yo me había reunido con ellos en mi casa y teníamos algunos carteles de Machado y de Lluis Llach, con aquella canción de La Gallineta. Tenía un espíritu rebelde contra la Iglesia y el poder, pero desde una perspectiva adolescente.
P. O sea, que la empujaron directamente a la toma de conciencia política.
R. Total. Me empujaron con entusiasmo.
P. Y usted lo agradece.
R. Me dieron mucho tiempo libre durante meses. Luego me dejaron matricularme y examinarme. Tuve también una ola de simpatía de muchos profesores.

P. Estudiaba Periodismo.
R. No. Creo que entonces ni siquiera estaban creadas las facultades de Periodismo. Yo estudiaba Geografía e Historia.
P. Y terminó la carrera.
R. Sí. Tuve mucho tiempo libre para estudiar, para leer, para reunirme, para hacer teatro.
P. Y para hacerse comunista.
R. Claro. Dije: “¡Qué interesante! ¿Esta gente quién es?”. Y para hacerme feminista también tuve tiempo.
P. Leo en su hoja de servicios hasta tres detenciones en aquellos años.
R. Yo creo que hubo alguna más. Ya era una persona conocida y fichada por la Policía. Muchas actividades las hacíamos desde el Movimiento Comunista, que era como un partido de jóvenes a la izquierda del Partido Comunista.
A estas alturas está claro que el 23F fue un autogolpe de la Monarquía
P. O sea, después militó.
R. Sí.
P. Gracias a aquel director.
R. Sí. Gracias a su comportamiento y al Tribunal de Orden Público que me puso la etiqueta. Había muchos antiguos militantes comunistas, que venían de la represión y otros de la Guerra Civil. Yo me involucré con la gente joven.
P. A usted el PCE se le quedaba a la derecha.
R. Sí. Conforme pasaba la Transición, el PCE se convirtió muy pronto en un partido que apoyó la Monarquía y que moderaba las movilizaciones.

P. Usted cree que no hizo bien.
R. Bueno. Lo que hizo hecho está. Pero ahora desde la distancia, y una vez que estás en el Gobierno, tienes que tener la habilidad de mirar más allá y no de asegurar tu puesto, que es lo que yo creo que en aquel momento pasó. De hecho, muchísimos militantes del PCE ahora se echan las manos a la cabeza. El otro día decía un compañero bromeando que para qué queríamos a la Policía si teníamos al PCE. En aquellas manifestaciones nos prohibían la bandera republicana, por ejemplo. Yo recuerdo una movilización en el 77 en la plaza de Toros de Alicante. La legalización de los partidos había sido unas semanas antes de las elecciones y en algunos casos unas semanas después.
P. El Sábado de Gloria.
R. Eso fue la legalización del PCE. Pero es que el Partido Comunista se comprometió a que la República había desaparecido. Y entonces vino la Pasionaria y Carrillo a la Plaza de Toros de Alicante. Fue un espectáculo. Una emoción total. No sabías de dónde salía tanta gente. Nosotros llevamos una pancarta enorme con la bandera republicana y una consigna que ponía: Legalización de todos los partidos políticos. Y el servicio de orden del PCE, que eran amigos nuestros y compañeros de la Universidad, nos rompieron la pancarta. En el 77 estábamos en las calles defendiendo la amnistía para los luchadores antifranquistas y nos encontramos con que esa ley de amnistía por la que la gente se jugó la vida se negoció en el Parlamento para proteger a los victimarios franquistas. Y aún hoy están con ese argumento.
P. Para ustedes, el PCE era un partido revisionista.
R. Bueno. Todo eso tiene que ver también con una lucha política en la que las nuevas fuerzas tienen otras miradas.
Los movimientos populares tampoco te llevan al paraíso
P. ¿Nuestros jóvenes conocen el franquismo?
R. Para nada. Apenas lo conocen. No ha habido una condena del franquismo explícita del Estado y aún estamos bajo una Ley de Secretos Oficiales del año 66, que es una ley franquista que sigue protegiendo hechos, decisiones y documentos desde el franquismo hasta el presente. Es normal que los jóvenes apenas sepan porque hay un velo de silencio, que tiene que ver con el éxito del franquismo, con quién ganó la Transición y el golpe de Estado del 81.
P. ¿Quién ganó la Transición?
R. Las fuerzas que estaban interesadas en hacer un cambio sin perder lo atado y bien atado. En instalarse en un nuevo orden sin que las estructuras del Estado franquista se perdieran.

P. ¿La Transición fue la mejor de las salidas posibles?
R. Fue la salida que las fuerzas políticas fueron capaces de establecer. De hecho, el Tribunal de Orden Público pasó a la Audiencia Nacional y la Brigada Político Social pasó buena parte a ser los responsables de las nuevas comisarías. Y así todo en las áreas económicas y políticas. Esto es lo que tenemos. Hay una querella puesta en Argentina en el Tribunal número 1 de Buenos Aires, que ha sido aceptada al abrigo del derecho internacional contra los delitos de lesa humanidad. Ahí se inscriben los delitos del franquismo en la persecución política, los bebés robados, las torturas, las detenciones, los fusilamientos y todo un plan sistemático para eliminar a la disidencia. Y los gobiernos de derecha y socialista no lo han permitido. Formo parte de la organización CEAQUA contra la impunidad del franquismo y estamos empeñados en no ceder.
Llevamos 15 años con esa querella que ya tiene miles de testimonios que la acreditan y más de 115 denuncias en el Estado español contra la tortura no solamente del primer franquismo sino también de los años de la Transición. El último fue el asesinato de un joven trabajador, Teófilo del Valle, que la Policía mató en Elda en el año 76. Lo mataron a quemarropa por tirar piedras contra un autobús de la Policía que reprimía una manifestación de trabajadores. Los policías tuvieron un juicio militar que los exoneró de sus responsabilidades. Ni siquiera la familia tuvo opción.
P. ¿Esos delitos no prescriben?
R. Los delitos de lesa humanidad no prescriben.
P. Primero hay que identificar que son de lesa humanidad.
R. Primero tienes que investigar. Hay suficiente información que acredita que el franquismo fue una dictadura y tuvo un comportamiento sistemático para acabar con la disidencia. Y una política sistemática de acabar con los derechos de las mujeres. Sus derechos políticos y jurídicos, además de controlar sus cuerpos.
P. Figuró en la lista negra del 23F.
R. De esto fui consciente hace apenas dos o tres años. Esa lista llegó a mis manos porque alguien me la envió. Estaba en una revista que desapareció rápidamente. Era una selección de activistas o políticos de cada ciudad para perseguirlos. Es estremecedor.
Las instituciones son muy resistentes a los cambios
P. ¿Usted cree que el 23F fue un autogolpe de la Monarquía?
R. Sí. Lo creo. A estas alturas yo creo que está claro. ¿Por qué no se elimina esa Ley de Secretos Oficiales del 66? Llegará un día en que lo sepamos. Pero, por ahora, hay suficientes datos que van en ese sentido. Hubo un momento en que parecía que avanzaban las cosas. De pronto, la extrema derecha tomó las calles y empezó el ruido de sables. Teníamos que tener cuidado porque si nos pasábamos los militares estaban ahí. Yo creo que todo eso estaba previsto. Era una herramienta más para seguir con el terror.
P. Y pasó del Movimiento Comunista en los ochenta a ser cabeza de lista de Podemos por Alicante en 2015. ¿Cómo fue ese tránsito ideológico?
R. Yo creo que no hay ningún cambio ideológico. La militancia de aquellos primeros años de la Transición era una militancia surgida de la clandestinidad, con una falta total de libertad de información. Había mucha dificultad para establecer otro tipo de relación que no fueran clandestinas. Y el cierto margen de libertad que hemos disfrutado durante estos años posibilita un montón de cambios y el surgimiento de Podemos a partir de un movimiento popular.
P. ¿Qué fue el 15M para usted?
R. Una esperanza. Lo sentía un poquito como una nueva Transición, probablemente también frustrada. Porque, claro, los movimientos populares tampoco te llevan al paraíso.

P. Y fue cabeza de lista.
R. Sí. Entré en las Cortes valencianas.
P. ¿Y qué sensación tuvo cuando pisó la Cámara autonómica?
R. Fue una experiencia extremadamente valiosa. Difícil porque estás cargada de responsabilidad y tienes que aprender sin tener mucha experiencia. Pero también me di cuenta de la necesidad de cambiar la realidad. De avanzar y modificar las leyes. Del peso que tienen las instituciones y de lo difícil que es modificarlas. Las instituciones son muy resistente a los cambios. Para mí, fue un aprendizaje enorme.
P. ¿Mereció la pena?
R. Sí. No me cabe ninguna duda. Hice todo lo que estaba en mi mano. Todas esas conquistas podías convertirlas en ley, que es fundamental para que cambie la opinión pública. La política es muy importante. No es lo mismo que esté al frente Trump a que haya una persona con principios democráticos.
La debilidad de la nueva política se ha puesto de manifiesto
P. ¿Qué queda de la nueva política?
R. Queda una experiencia enorme. Un esfuerzo tremendo por modificar las cosas y una batalla que aún se sigue dando. La nueva política era un enfrentamiento con la vieja política, pero nuestra debilidad se ha puesto de manifiesto. Han pasado 15 años y es fundamental que las nuevas generaciones tomen el relevo.
P. Las nuevas generaciones votan a Vox.
R. Unas sí, otras no.
P. Según los sondeos, la franja de edad más joven ahora mismo se inclina hacia Vox.
R. Es igual que en Alemania.

P. Por cierto, en Alemania el voto de la extrema derecha se ha concentrado en el Este.
R. Hay un fenómeno que indica que los alemanes y las alemanas del Este sienten como un abandono del nuevo capitalismo.
P. ¿Y qué queda del hombre nuevo que se propuso construir la Unión Soviética?
R. Bueno. Yo no soy responsable de ese hombre nuevo para nada. Hay oleadas de cambio desde la Revolución Francesa.
P. Hoy en España la izquierda está rota. Las encuestas dan un 3,5% a Podemos y poco más del 6% a Sumar. ¿Por qué sumidero se ha escapado todo ese inmenso caudal de votos?
R. Yo no le llamaría sumidero. Quienes tenemos posiciones progresistas y llevamos luchando muchos años por los derechos humanos y las libertades no podemos considerar que un retroceso sea una derrota definitiva. Es así. ¿Qué pasó con el Partido Socialista en la democracia? ¿De dónde salieron todos esos alcaldes y concejales que apenas habían participado contra la dictadura?
El caso de Errejón y Monedero ataca al corazón de la izquierda
P. Pero, en su opinión, ¿cuál es la clave de que Podemos pasara del 20% de expectativa de voto a poco más de un 3,5%?
R. Ya le digo. Mi experiencia en las Cortes valencianas es que, con una mayoría, teníamos una resistencia brutal al avance. Tenemos enfrente a todos los poderes. A mí me extraña muchísimo que haya solamente un abusador como Errejón o como Monedero, aunque no dudo de que hayan tenido comportamientos condenables. No lo dudo. Hay acusaciones que los señalan y deben ser consideradas. Pero, caray, ¿cómo es posible que no haya más varones en otras organizaciones de este país? Ni en el PSOE, ni en el Partido Popular, ni en Vox. Ha habido hasta un miembro del Gobierno valenciano que había tenido una condena por maltrato a su mujer y no ha sido un escándalo político. Hay unos poderes que no son elegidos y que están actuando siempre a favor de los intereses del sistema económico.
P. ¿Usted cree que Sumar y Podemos han actuado correctamente en estos dos casos de presunto abuso sexual?
R. Lo desconozco, pero parece que han actuado de una manera inmediata desde que se han hecho públicos. Y claro: esto ataca el corazón de la propia izquierda y llena de gozo a la derecha. Me parece bien señalar esto. Las debilidades de la izquierda son tan debilidades como las de la derecha.
P. ¿Para usted ha sido una decepción?
R. No sé si llamarlo decepción. Me parece mal. Las consecuencias de esto es lo que yo me cuestiono. En realidad, hay una campaña destinada a cargarse a personas que son muy brillantes y muy valiosas, como puede ser el caso de Errejón.

P. Ha trabajado para Cambio 16, National Geographic, Marie Claire o El Mundo. ¿Estamos hoy mejor informados que ayer?
R. Tenemos todos los problemas y desventajas de una información pasada por las redes, que no tienen filtro ni los principios de control del periodismo profesional. Estamos bastante expuestos a las noticias falsas, aunque este es un fenómeno de la historia de la humanidad. No es ninguna novedad que haya noticias falsas pero ahora el ritmo es trepidante.
P. ¿La prensa de papel está herida de muerte?
R. De muerte, no. Es igual que el libro electrónico. Al final, todo el mundo prefiere tener un libro de papel. Probablemente se convierta en un consumo de lujo. La imprenta fue el internet de hace cinco siglos y cambió muchas cosas. Lo más interesante es ver cómo estamos en un movimiento de la historia donde los poderes están dispuestos a hacer cualquier cosa por mantenerse. Y tenemos que resistir.
P. ¿Dios y Franco están contra las mujeres?
R. Pues sí. Dios es un ente que manejan los poderes para justificar sus comportamientos y generar unas creencias, unos terrores y unas amenazas para que la gente cumpla determinados objetivos. Y Franco lo que hizo fue poner a la Iglesia al servicio del golpe militar. Fue el cardenal Gomá quién llegó a decir que el golpe militar había sido un plebiscito armado. La Iglesia se puso al servicio de la dictadura durante 40 años creando todo tipo de instituciones, además de ejercer la persecución ideológica y política. El ejemplo más claro es el control de los derechos de las mujeres. Yo nací en el 54 en una forma de socialización donde todo era dentro de la religión. La educación durante toda la dictadura fue entregada a la Iglesia católica y se crearon instituciones para el control de las mujeres jóvenes.
Hay poderes no elegidos que actúan siempre a favor del sistema económico
P. Como el Patronato de Protección a la Mujer.
R. Exacto. Que fue una institución que se creó en el año 41. La presidía Carmen Polo de Franco y se organizaba de manera vertical: el ministro de Justicia, el presidente de la Conferencia Episcopal, y luego, en cada provincia, representantes de la Sección Femenina, de Acción Católica, el gobernador civil, el obispo y una institución que perseguía a las mujeres descarriadas, caídas o en riesgo de caer. Cualquier mujer que fuera sospechosa tenía personas que las vigilaba en los cines, en la playa, en los bailes.
P. Y eran internadas en contra de su voluntad.
R. Sin ningún control judicial. Las podían denunciar el alcalde, el cura, un vecino o su propia familia. Y se las podían llevar a un centro desde los 15 a los 25 años.
P. ¿Cuántos centros había en España?
R. La información todavía es reducida pero se habla de 900 centros, entre los propios del Patronato y los de las congregaciones religiosas que lo asistían. Se calcula que sobre el año 70 podía haber 40.000 mujeres en esos centros.

P. ¿40.000? ¿Y no estaban sometidas a ningún proceso judicial?
R. No. La mayoría ni siquiera pasaban por un tutelar de menores. El asunto es que buena parte de esa documentación está desaparecida. En este Patronato estaban las Oblatas y las Adoratrices, y otras confesiones religiosas. La información real está todavía por conocer, aunque hay ya muchas investigadoras.
P. Usted está investigando este asunto.
R. Yo empecé a investigarlo a partir de los bebés robados, cuando encontrábamos que buena parte de sus madres fueron a algunas maternidades del Patronato. Tirando de esos hilos, y de algunas investigadoras como Consuelo García Cid, se ha posibilitado ver que hasta el 85 el Patronato existió y que luego empezaron las denuncias. Alguna prensa, como El País o la revista Vindicación Feminista, publicó algo sobre el Patronato. Es igual que con los bebés robados. Hay una información brutal de una gravedad tremenda y resulta que no prospera el caso. Ha habido una investigación valiosísima de una profesora de la Universidad de Castilla la Mancha, Carmen Guillén, que hizo su tesis sobre el Patronato hace 10 años. Es una joven investigadora y ha puesto de manifiesto muchísimos datos que antes no teníamos a nuestra disposición. Ahora hay por lo menos 15 o 20 mujeres trabajando en este asunto, porque la documentación se trasladó a las autonomías.
P. Se descentralizó.
R. Sí. Y en algunos sitios ha desaparecido y no hay información.
Hay una oposición brutal al movimiento feminista
P. ¿Todos los dioses son machistas?
R. Sí, todos. Los que yo conozco.
P. Hay muchos. Al menos, 4.500 dioses.
R. Sí. Me temo que la esfera de esta espiritualidad ha avalado siempre el patriarcado.
P. El hombre hizo a dios a su imagen y semejanza.
R. Efectivamente.

P. ¿El feminismo es la gran revolución contemporánea?
R. Yo creo que sí. Es una revolución contemporánea de nuestra cultura. Hemos conseguido grandes cambios. Yo tengo una madre de 98 años a la que le digo: “Pero tú antes no pensabas así, mamá”. Y me dice: “No, hija, menos mal. He podido cambiar y tengo la posibilidad de cuestionar el sometimiento y la dependencia”.
P. Ella se educó en la educación republicana.
R. Una cosa es la educación republicana, que era una educación sin dios.
P. Pero no sin machismo.
R. Claro. No sin machismo. El machismo está metido en la estructura de nuestra cultura y de nuestro ADN.
P. ¿La igualdad de género tiene vuelta atrás?
R. Sí. Claro que la tiene. Por eso toda esta batalla. Mire cómo está la extrema derecha en el mundo. Los ultraconservadores están dando la batalla frontalmente. No están hablando desde la perspectiva de la Biblia, que también, sino de las políticas de género. Están diciendo que los hombres son hombres, las mujeres son mujeres y la homosexualidad es un pecado. Era lo que decía Franco y el Patronato de Protección de la Mujer, que convertía los pecados en delitos y las pecadoras en delincuentes.
P. El antifeminismo es uno de los motores del auge de la extrema derecha en el mundo.
R. Sí, claro. Es una forma de buscar alianzas con los varones del mundo.
La extrema derecha está dando una batalla frontal contra la igualdad
P. El feminismo en España se ha partido en dos. ¿Sabe por qué?
R. Dentro del feminismo ha habido siempre corrientes diferentes.
P. Ahora con una gran visceralidad.
R. Estamos en los tiempos de la visceralidad. Desde mis inicios en el feminismo yo ya discutía con otras mujeres acerca de si la batalla era reivindicar la cesta de la compra, que hubiera más guarderías, luchar contra las violaciones o por el derecho al aborto. Y esto era un debate en los grupos. En aquel momento el feminismo no era una ideología de prestigio y ahora lo es. Y tiene muchos enemigos dispuestos a trabajar en su contra.
P. El feminismo se ha roto ahora por la Ley Trans.
R. Hay una discrepancia tremenda. Hay más asuntos en los que hay diferencias. El trato de la sexualidad, por ejemplo, o en qué consiste la igualdad,.

P. ¿Usted en qué posición está en la Ley Trans?
R. A favor de los derechos de las personas trans. El presente nos abre la cabeza acerca de cómo es la realidad. Somos víctimas de una ideología que nos ha hecho ver el mundo de una manera encasillada y resulta que el mundo es un poquito más abierto y tiene más posibilidades que no habíamos visto. Si a mí me dan la posibilidad de aprender, yo me entusiasmo con el aprendizaje.
P. ¿El feminismo tránsfobo es un feminismo reaccionario?
R. Yo no le llamaría feminismo reaccionario. Yo creo que están equivocadas. El debate tiene que ver con las nuevas realidades y yo me quedo sin respiración al ver quiénes son los aliados de esas posiciones. Son las nuevas corrientes ultraconservadoras las que están en esas posiciones.
P. ¿Hay que prohibir la prostitución?
R. Acabo de hacer una investigación sobre la historia de la prohibición y la abolición de la prostitución. Mientras haya pobreza en el mundo y una desigualdad tan brutal entre los hombres y las mujeres, las mujeres, a veces, no tienen nada más que su cuerpo para salir adelante.
P. O sea, usted es partidaria de darle derechos a esas personas en lugar de prohibir la prostitución.
R. Es que tienen derechos. Yo no soy quién para negárselos.
Hemos visto en qué consiste la alianza de la extrema derecha entre Putin y Trump
P. Ahora mismo no los tienen.
R. Por supuesto. Quiero decir que yo no puedo cuestionar los derechos de las mujeres que se ganan la vida con su cuerpo. Todos nos ganamos la vida con el cuerpo. Hay gente que de una forma más táctil. Hay personas que dan masajes y otras que te venden cosas que no necesitas a los que podrías considerar como estafadores. Nadie cuestiona estos trabajos. Sin embargo, se cuestionan las personas que trabajan con su cuerpo y ofrecen servicios sexuales. Yo creo que estas personas tienen que tener derechos. No pueden estar expuestas.
P. ¿La ley del solo sí es sí es un avance sin precedente o una norma fallida?
R. Yo creo que es un avance. Veremos a largo plazo qué consecuencias tiene. La respuesta ha sido la de hacer responsables al cambio de la ley y al consentimiento de lo que está pasando. Porque frente a estos cambios hechos desde el movimiento feminista hay una oposición brutal. Es la oposición que dice que las feministas son las responsables de que los violadores estén en la calle.
P. Hay un dato objetivo: más de 1.200 agresores sexuales se han beneficiado de la ley. ¿Agujero negro o lawfare judicial?
R. Las posiciones de nuestro aparato judicial son extremadamente reaccionarias y, desde luego, machistas. No hay más que ver el comportamiento de los jueces o cuando se escuchan sus intervenciones en la propia sala. [La del movimiento feminista] es una posición que no pone el énfasis en la penalización, sino en la transformación social, y que sostiene que más años de cárcel no es la solución sino que pasa por una formación en sexualidad. En las escuelas, los jóvenes y los adolescentes no reciben una formación en sexualidad. La única sexualidad que conocen es la que ven por internet.

P. ¿De quién debemos protegernos: de Putin o de Trump?
R. Debemos de protegernos de Putin y de Trump. Y hemos de mirar nuestro presente y defender nuestros derechos. Hemos visto en qué consiste la alianza de la extrema derecha, en este caso de Putin y de Trump. No sé quién nos había contado que Putin era comunista y Rusia era la Unión Soviética. Estamos en otro momento. Quienes defendimos la no entrada en la OTAN dijimos que era ponernos al servicio de los intereses norteamericanos y que para eso se creó. Lo que ha hecho Trump es decir: “Aquí mando yo”. Su aliado es Putin en este momento y Europa queda subsidiaria de los intereses norteamericanos.
P. ¿Hay una izquierda nostálgica de la Guerra Fría o lo parece?
R. Pues sí. Es posible. ¿Por qué apoyan a Putin? Ellos sabrán. Había un acuerdo previo para que los países con frontera con Rusia no se integrarían en la OTAN y ese acuerdo se ha roto.
P. Ucrania no se ha integrado en la OTAN.
R. No se ha integrado, pero esa es la amenaza. Hoy Trump ha cortado el grifo [del suministro de armas a Ucrania], con lo cual ya no hay más que hablar. Papá, el emperador, le ha dicho a Zelenski que ya no venga más por aquí. Ya no vamos a hacer más este numerito que ha sido un espectáculo radiado y televisado a todo el mundo donde un pequeño saltamontes le levantaba la voz a Trump. Hicimos bien en defender OTAN no. El PSOE nos engañó y perdimos. Y así estamos ahora.
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