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El Gobierno insiste en la continuidad de la legislatura a pesar del enésimo portazo de Junts y los choques entre los socios

La vicepresidenta María Jesús Montero conversa con el ministro Félix Bolaños y el secretario de organización socialista Santos Cerdán

José Enrique Monrosi / Alberto Ortiz

22 de enero de 2025 22:26 h

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La legislatura se encuentra en un punto muy cercano al colapso, pero según el Gobierno, ni mucho menos en su recta final. El mensaje que se repite de manera machacona desde la Moncloa y desde el PSOE es que la convocatoria anticipada de elecciones no es ni siquiera una opción a medio plazo, y que Pedro Sánchez seguirá adelante con su mandato pase lo que pase y contra viento y marea, que es algo muy parecido a lo que ocurrió este miércoles en el Congreso.

Porque el Ejecutivo encajó, probablemente, la derrota parlamentaria más dura desde que Sánchez fue investido presidente en noviembre de 2023. La pinza formada por PP, Vox y Junts echó por tierra un decreto repleto de medidas económicas y sociales, entre ellas algunas de tanto impacto como la revalorización de las pensiones o las ayudas al transporte público. Y todo eso decayó este miércoles después de haber sido impulsado por el Consejo de Ministros y a cuenta de la falta de apoyos en el Congreso de la que adolece el Gobierno y que la reciente reunión en Bruselas del secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, con Carles Puigdemont no consiguió solucionar.

El golpe resultó realmente duro en lo político para la coalición de PSOE y Sumar y el impacto del rapapolvo en la votación del Pleno podía verse reflejado en los rostros de algunos de los ministros con más peso en la Moncloa. “Que lo expliquen, que lo expliquen quienes han votado para bajar las pensiones a doce millones de personas, a ellos es a quienes los ciudadanos deben exigirle cuentas, al PP y a otros”, se limitó a valorar la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, en los pasillos de la Cámara Baja.

Después del encuentro entre Cerdán y Puigdemont que, a la vista de los acontecimientos, no resultó provechoso ni acabó con acercamiento alguno, lo que peor se recibió en las filas socialistas fue el tono empleado por la portavoz de Junts, Míriam Nogueras, en la tribuna del hemiciclo. “Lo que hoy molesta a Junts es el trilerismo, sus mentiras, sus manipulaciones, su prepotencia, su gandulería, su chantaje, sus incumplimientos”, dijo Nogueras al Gobierno para defender el voto en contra de los tres decretos que se votaban, incluido el de la subida de las pensiones y las ayudas al transporte. “Estas medidas ni se han votado ni se han debatido. Estas medidas no forman parte de nuestro programa electoral. No tienen mayoría. Es indecente. Han de dejar de hacer el trilero y el resto tienen que dejar de votar que sí a cambio de nada. Si siguen basándose en este chantaje, ellos van a seguir con el chantaje”, añadió.

Ese tono tan hiriente de uno de los hipóteticos socios parlamentarios se suma al hecho de que el Gobierno no tenga apoyos en el Congreso ni para sacar adelante la revalorización de las pensiones, ni para plantearse siquiera negociar unos Presupuestos. Pero desde el Ejecutivo y desde las filas del PSOE se encargaron de despejar cualquier horizonte electoral en cuanto recibieron el golpe de la caída del decreto.

La idea más extendida en el PSOE, de hecho, es que la interlocución con Junts sigue sin estar finiquitada a pesar del enésimo portazo, por especialmente humillante que resultara el de este miércoles. Y que la comunicación se mantendrá en busca de una salida a las numerosas negociaciones que se mantienen en marcha. Sobre alguna de ellas, las de las competencias migratorias o el desembolso de inversiones pendientes, apuntan fuentes socialistas que podrían producirse avances en breve y que eso podría llevar a una pantalla diferente.

Pero cada vez son más las voces en el Gobierno y en el PSOE que alertan de que la deriva de la legislatura se parece mucho con el paso de las semanas a un callejón sin salida. Esas voces advierten de que la actitud de Junts ha cambiado en los últimos meses hacia posiciones en las que resulta imposible “pactar nada”, por muy avanzadas que se encuentren algunas negociaciones. Y hay quien concluye que eso solo puede significar que Carles Puigdemont y los suyos estén poniendo cuantos granos de arena está en su haber para dinamitar al Gobierno y provocar la caída de Pedro Sánchez sin necesidad de hacerse la foto con el PP y Vox en una moción de censura.

Por ahora, y además del revés al Gobierno, el 'no' al real decreto-ley ómnibus por parte de la derecha parlamentaria (también de Vox) ha anulado multitud de medidas, pero una de las más relevantes, por su enorme trascendencia en la vida de millones de personas, es la subida de las pensiones y del ingreso mínimo vital, la renta mínima estatal contra la pobreza. De momento, ha decaído el aumento aprobado para 2025, del 2,8% de manera general, del 6% para las pensiones mínimas y de un 9% para las no contributivas y el ingreso mínimo vital.

Choques cruzados entre los socios

El Pleno de este miércoles fue un resumen sintético de la dinámica que ha ido tomando la legislatura con el paso de los meses. El Gobierno lanzaba desde la tribuna mensajes teledirigidos a las bases del PP y Junts mientras los negociadores socialistas agotaban sin éxito los últimos recursos. Y en el hemiciclo los socios volvían a cruzarse acusaciones en un baile de parejas.  

La portavoz de los posconvergentes en el Congreso, Míriam Nogueras, provocó a Esquerra Republicana con una serie de acusaciones veladas. “Estamos hasta las narices de que [los dirigentes del PSOE] engañen a la gente y nos preguntamos hasta cuando otros partidos se van a seguir comiendo estos chantajes”, dijo antes de anunciar que rechazarían los decretos.

Gabriel Rufián, el portavoz de ERC, que no tenía pensado subir a la tribuna, cambió de idea tras escuchar a Nogueras. “Se pongan como se pongan, decir que están en contra de un impuesto porque no se invierte en nuestro país yo lo llamo chantaje así que sí, compran chantajes pero de multinacionales. Siempre serán lo mismo: la derecha reaccionaria de Catalunya que esconde sus miserias bajo la bandera, por muy bonita y estelada que sea”, le espetó para cerrar su intervención.

También se hizo patente durante parte del pleno la pugna que mantienen EH Bildu y PNV. Los nacionalistas vascos, que son un socio fiable para el Gobierno, se desmarcaron del bloque de investidura en la votación para mantener el impuesto a las energéticas, tal y como ya hicieron durante el debate de la reforma fiscal. Y Oskar Matute, el portavoz de los independentistas, aprovechó para acusarles de seguir las directrices de los dueños de Repsol al recordarles que en 2022 votaron a favor de un impuesto similar al que se votaba este miércoles. 

“Usted utiliza toda su intervención para decir que lo que hizo en 2022 no estaba bien y ahora va a hacer lo contrario. Lo hicieron mal y lo quieren hacer bien ahora cargándose un impuesto que lo que pretende es que quien más tenga más pague. No hacemos políticas al servicio del CEO de Repsol, sabemos bien a quien representamos. Ha venido a ensalzar la figura del PNV por encima de los intereses del país, para EH Bildu por encima está el país y luego el partido”, le dijo Matute a la portavoz jeltzale, Idoia Sagastizabal. 

El Gobierno tuvo que recurrir además al PP para poder sacar adelante un tercer decreto, el de la reforma de las pensiones, tras perder el apoyo, ahí sí, de buena parte del bloque de investidura. EH Bildu, Podemos y el BNG se plantaron ante una reforma que según entienden abre la puerta de forma encubierta a alargar la edad de jubilación, con incentivos voluntarios.

Podemos, en una estrategia de confrontación con el Gobierno desde hace meses, reprochaba después de la votación el resultado de la jornada. “Hoy ha habido votos para que se pueda trabajar después de jubilarte, pero no para mantener el escudo social, la suspensión de desahucios, las ayudas al transporte y el impuesto a las energéticas. Por favor, que nadie vuelva a decir ”pero por lo menos no gobierna la derecha“, dijo la eurodiputada del partido Irene Montero, en un mensaje en X. 

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