¿El carnaval de Cádiz es de izquierdas?: la polarización política se cuela también en el Teatro Falla
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¿Puede haber una copla facha? ¿En el Carnaval de Cádiz caben los mensajes de la ultraderecha? ¿La fiesta gaditana debería por origen, compromiso y concepción ser de izquierdas? El debate, avivado por algunos autores en el concurso que sigue celebrándose en el Teatro Falla, ha subido de tono esta semana tras algunas coplas viralizadas atacando a Pedro Sánchez y utilizadas por algunos partidos contra el presidente del Gobierno. El certamen de coplas ha llevado al escenario, y a su alargada sombra en las redes sociales, la polarización política del momento.
Los historiadores cuentan que el entonces alcalde de Cádiz, Juan Valverde, fue el que en 1870 dictó un bando organizando la fiesta y recordando la prohibición de ciertas ofensas contra las autoridades o la Iglesia. Como aquellas advertencias no surtieron mucho efecto, el Ayuntamiento de Cádiz terminó reclamando una licencia a todos los que quisieran hacer carnaval. Quizá esa no era la intención, pero gracias a esta labor de control se conservan los primeros listados de agrupaciones. Se limitó algo la libertad, pero se alimentaron los archivos que hoy sirven de base de estudio.
La política siempre ha estado en boca de los carnavaleros. El propio Juan Valverde se llevó alguna copla. El carnaval de Cádiz se revolcó muchas veces contra el poder y, por eso, el franquismo lo prohibió tras la Guerra Civil. Historiadores como Santiago Moreno han ahondado en los relatos de los carnavaleros que fueron represaliados tras el golpe de estado y que pagaron con su vida el haber salido en alguna murga de la época. Se asoció entonces el carnaval a los del bando derrotado.
Pero el silencio impuesto no calló las coplas. Se siguieron cantando y conservando de forma clandestina. Y cuando una explosión en un almacén militar en el barrio de San Severiano mató a decenas de personas y dejó cientos de heridos y una ciudad medio derruida en 1947, el franquismo permitió que regresara el carnaval a modo de compensación por la tragedia.
Guasa e ingenio para sortear la censura
Al carnaval de la dictadura se le llamó fiestas típicas por desvincularlo de las épocas precedentes. Y durante el franquismo, en una prolífica década de los 60, se desarrolló y consolidó su actual configuración, con el nacimiento de la modalidad de la comparsa arropada por la figura de su creador, Paco Alba. Eran tiempos donde los autores sorteaban con guasa e ingenio la censura. La transición trajo el carnaval callejero, nuevos autores y los años siguientes la oportunidad de hacer repertorios donde, con valentía, se cantó en defensa de la autonomía andaluza o en favor de la lucha obrera de astilleros en una democracia recién construida.
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“A usted que mi canto le interesa, aficionado de derechas, debería saber que esta fiesta no le representa a usted (...) Sepa que el carnaval fue conquista y grito de la clase obrera (...) Y a mí se me cae el alma cuando contemplo lleno de fachas el gallinero”, cantó hace unas semanas en su primera actuación la comparsa Las ratas, una de las más firmes candidatas en estar en la próxima final del concurso de 2025, que se celebrará en el Teatro Falla el 28 de febrero. Su autor, Jesús Bienvenido, que ha cantado también a Palestina y a la deconstrucción del patriarcado en otras letras, alzaba su voz para defender desde el concurso que el carnaval debe tener esa voz de izquierdas. “Yo entiendo mi carnaval, como la voz de mi gente, y de mi tierra, prefiero el puro silencio de un teatro entero, antes que tu aplauso yo soy un carnavalero, un soldado de febrero, un hijo de la libertad, y no un bufón de palacio”.
Esa letra llegaba unos días antes de que otra comparsa, El corazón de Cádiz, de los hermanos Rafael y Marcos Pastrana, se volviera viral por interpretar un duro pasodoble contra la gestión de Pedro Sánchez. “Ya verás que te recuerda nuestra clase proletaria, la que ha visto que eres títere de las inmobiliarias y te pliegas al deseo de la multinacional y los bancos”, cantaron sus componentes. “Y las mujeres cómo te van a olvidar si hay violadores rebajando su condena (...) Ya verás que lo que olvida la gente de izquierda porque contigo está resucitando Franco. Todos recordaremos tus valores e indecencia porque los vivos y los muertos de Valencia te importan menos que tu guerra con Feijoo”, añadía esta letra que difundieron con efusividad algunos programas de televisión conservadores y cuentas en redes sociales de Vox y Hazte Oír.
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A la comparsa, esta letra la ha costado el disgusto de verse discutida por “recoger bulos de ultraderecha” y ser utilizada con fines políticos. Los autores han intentado explicarse en dos comunicados, que solo han ayudado a extender la polémica. Han defendido su derecho a la libertad de expresión, a hacer crítica del gobernante, aunque han lamentado el uso político que se ha hecho de su copla.
No es la única agrupación cuestionada por su “derechización”. Le ha ocurrido al coro El lado oscuro, que dedicó un tango contra Pedro Sánchez por el acercamiento de presos etarras; a la chirigota del Yuyu, Los James Bond que da gloria verlos, tildada de ‘sexista’ por usar a mujeres con poca ropa en el cartel que anunciaba su regreso al concurso, o Este coro es la polla (llamado así por ir de despedida de soltera con un miembro viril en la cabeza), cuestionado por sus chistes machistas y desfasados. A esta agrupación no le han sentado bien estas críticas y en su pase en cuartos de final arremetió contra sus detractores. “Salieron los extremistas (...) en el Falla no sabe uno ya qué cantar. Antes fue la censura, ahora la autocensura. Ahora cantamos amordazados, ahora mi Cádiz no es ese Cádiz que fue cuna de la libertad”, lamentaron en su copla.
El concurso atraviesa su tramo final y, como en un diálogo permanente, las agrupaciones van soltando letras que parecen respuestas. Así, la comparsa El cementerio, firmada por Jonathan Pérez, otra aspirante a la gran final, dedicó un celebrado pasodoble en cuartos de final a este carnaval reivindicativo, social y contestario que nació en contra de los azotes a la libertad que impuso la derecha. Como van de enterradores, este pasodoble era un supuesto diálogo ante la lápida de Francisco Franco. “Aún quedan autores que nos recuerdan que a algunos los mataron por cantar con un tiro en la cabeza. Que tuvo que correr la sangre y explotar San Severiano para que en 1948 nos dejaran disfrazarnos tras diez años amordazados. Que la censura manchó con su lápiz rojo nuestra cultura, por más que algunos se cachondearan de tu dictadura (...) Maldito Paco (...) tras más de 50 años seguimos cantando sobre tu tumba”.
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