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La presa Forata evitó que la riada en la Ribera fuera aún más devastadora al frenar la mitad del caudal del Magro

Presa de Forata el día 30 de noviembre.

Carlos Navarro Castelló

València —

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La presa Forata frenó la mitad del volumen de agua que provocó la DANA del pasado 29 de noviembre; la vegetación de los cauces atenuó la fuerza de la riada y la urbanización en zonas inundables incrementó los daños.

Estas son las tres conclusiones principales que se desprenden de la documentación que ha presentado hasta ahora el Ministerio de Transición Ecológica (Miteco) al juzgado que Catarroja que investiga la gestión de la DANA.

Los informes, a los que ha tenido acceso elDiario.es, destacan que “las compuertas del aliviadero se encontraban abiertas al inicio del episodio, y así se mantuvieron en todo momento”. Como ya informó este diario, solo se desaguó cuando el agua llegó al nivel de los aliviaderos por el volumen de la lluvia, situación que la CHJ advirtió dos veces con una hora de la antelación al Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat, que debía informar del aumento del previsible caudal a las localidades aguas abajo.

En concreto la CHJ mandó dos correos a Emergencias de la Generalitat alertando del riesgo en la presa Forata y por extensión en el río Magro. El primero a las 16.44 horas remitió el siguiente mensaje vía mail: “El Embalse de Forata presenta una tendencia creciente en su cota. De mantenerse esta evolución, existe la posibilidad de que se alcance la cota de vertido en algún momento durante la próxima hora, lo que se comunica a los efectos oportunos”.

Tan solo unos minutos más tarde, a las 16.55 horas, la CHJ manda el siguiente correo al CCE: “Se comunica que en la próxima hora se prevén caudales superiores a 1000 m3/s en el río Magro por el alivio de la presa. Las siguientes poblaciones se pueden ver significativamente afectadas por el río Magro: Montroi, Real, Alfarp, L'Alcudia y Algemessí. Estos caudales se incorporan al río Júcar en Algemessí. Se seguirá con la vigilancia del embalse y se comunicará cualquier cambio significativo”.

Pese a este aviso, los alcaldes de Montroi, Real y Alfarp han asegurado elDiario.es que no recibieron comunicación alguna de Emergencias de la Generalitat, si bien explican que alrededor de las 15.20 horas se cayeron todas las comunicaciones como consecuencia del temporal. El de Algemesí también denunció en su día de la ausencia de información.

El siguiente correo de la CHJ a Emergencias de la Generalitat se produjo a las 17.56 horas: “Buenas tardes, el embalse de Forata ha empezado a verter y se prevén caudales superiores a 1000 m3/s en el río Magro”, rezaba. Pese a todas estas advertencias, Emergencias de la Generalitat envió el mensaje de alerta a la ciudadanía a las 20.12 horas.

Según la documentación remitida al juzgado, la evolución del caudal de salida por el aliviadero permitió laminar la avenida, reduciendo el caudal punta de entrada al embalse, que superó los 2.200 metros cúbicos por segundo, a un caudal punta de salida de 1.100 metros cúbicos por segundo.

Beneficios de la vegetación en los cauces

Los informes ponen de relieve que desde el año 2020 el ejecutivo central ha invertido 2,3 millones de euros en limpieza de cauces vinculados al embalse de Forata, pero puntualiza que “la denominada como limpieza de cauces o eliminación de la vegetación presente, no se considera una medida correctora con el fin de eliminar el riesgo de inundación existente” y añade: “No resulta admisible para este organismo, entre cuyas funciones figura la atención a los aspectos medioambientales de las actuaciones que promueva o informe, asociar el concepto de limpieza de un cauce a la eliminación de la vegetación inherente al mismo, pues aparte de la desnaturalización que se le provocaría, se le privaría del principal elemento de fijación de las márgenes, facilitando su erosión y consiguiendo en general un efecto indeseable y contrario al pretendido”.

Además, destaca que “no se puede obviar que los cauces son sistemas naturales, y por tanto la presencia de vegetación es algo inherente a los mismos”. En este sentido, indica que “las actuaciones de manejo de la vegetación que se realizan, no pretenden la eliminación de la vegetación presente, sino su mejora y en el ámbito del Dominio Público, que no abarca toda la zona inundable, destacando el papel que juega la vegetación como principal elemento de retención de sólidos y fijación de las márgenes, siendo que su ausencia generalizada podría provocar un incremento de la erosión debido al aumento de velocidad y, en consecuencia, problemas de inestabilidad e incrementos del caudal sólido transportado”.

De esta forma, concluye que “en lo que se refiere al efecto de la vegetación con respecto a posibles daños, estos se verían mitigados por el efecto de la misma, ya que su presencia, si bien incrementa calados, disminuye la velocidad del agua, por lo no se puede concluir en qué medida este factor afectaría a los daños, no considerándose un factor determinante en los mismos, debiendo tener en cuenta otros factores relacionados con la magnitud del evento ocurrido, con la exposición a zonas inundables fruto de los desarrollos urbanísticos llevados a cabo en las pasadas décadas y con la vulnerabilidad de los usos situados en estas zonas”. Por otra parte, “el arrastre de vegetación en los episodios extremos es inevitable, y se produce junto con el arrastre de otros muchos elementos que el caudal líquido y sólido trasporta a elevadas velocidades”.

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