Israel ha insistido en que no dará marcha atrás en su plan para cerrar las operaciones en Gaza de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) a pesar de las advertencias de que la medida atenta contra los urgentes esfuerzos de ayuda humanitaria.
Israel ha ordenado a la agencia de la ONU que desaloje su sede en Jerusalén Este antes del jueves, tras la aprobación en la Knesset (el Parlamento israelí) el pasado 28 de octubre de una ley que prohíbe las actividades de UNRWA en Israel y los territorios palestinos. El Gobierno todavía no ha revelado cómo piensa aplicar otra ley relacionada que pone fin a toda cooperación israelí con la UNRWA y que podría entrar en vigor el mismo día y paralizar así las operaciones de la agencia en Cisjordania y Gaza.
La orden llega en un momento en que la UNRWA y otros grupos de ayuda han logrado, como parte del acuerdo de alto el fuego, enviar asistencia a la Franja de Gaza tras meses de obstrucción israelí y en medio de advertencias sobre la inminente hambruna en algunas áreas.
Según Sam Rose, director de operaciones de emergencia de la agencia de la ONU, la UNRWA tiene 7.000 camiones de suministros fuera de Gaza y 1.500 en proceso de aprovisionamiento. Asimismo, Rose dice a The Guardian que estima que la organización ha proporcionado paquetes de alimentos a un millón de personas en los 10 primeros días transcurridos desde el alto el fuego. Además, UNRWA está preparada para enviar otros suministros, incluidos lonas y colchones para 1,6 millones de personas.
El Gobierno israelí insiste en que personal de UNRWA estuvo involucrado en la masacre del 7 de octubre y que Hamás se ha infiltrado en la organización, comprometiendo su neutralidad. La ONU encargó dos informes independientes y asegura que actuó para proteger su neutralidad cuando se presentaron pruebas claras al respecto.
Si las medidas de no cooperación se implementan por completo, la acción de Israel equivaldría al primer desalojo forzoso de una agencia de la ONU de un Estado miembro, una cuestión que llevó a la Asamblea General de la ONU a votar en diciembre a favor de pedir al Tribunal Internacional de Justicia que emitiera una opinión consultiva de carácter urgente.
Además, dos grupos palestinos de defensa de los derechos humanos han solicitado al Tribunal Supremo israelí una medida cautelar para retrasar la implementación de la ley, alegando que violaría derechos humanos fundamentales de los palestinos.
A pesar de ello, Danny Danon, embajador de Israel ante la ONU, escribió el viernes pasado a los funcionarios de la ONU para decirles que la sede debía ser desocupada antes del jueves.
Israel no quiere detallar cómo implementará lo votado por la Knesset, pero el personal de la UNRWA cree que esto significará que no se otorgarán visados a los empleados internacionales, que se bloqueará el paso a Gaza de cualquier ayuda que lleve el logo de UNRWA y que se interrumpirán las comunicaciones entre UNRWA y las Fuerzas de Defensa de Israel en materia de seguridad. También es probable que se congelen las cuentas bancarias de la agencia.
“Nos dejarán con un vacío enorme”, dice Rose. Casi la mitad de los alimentos que se envían a Gaza se entregan a través de la red de distribución de UNRWA, incluso aunque esos alimentos no lleven el logo de la agencia.
“En los tres primeros días de alto el fuego distribuimos paquetes de alimentos a poco menos de 300.000 personas al sur del Wadi Gaza, aproximadamente el 15% de la población de esta parte de la Franja. A este ritmo, la UNRWA habrá alcanzado a un millón de personas en los próximos 10 días. Es un aumento espectacular y no existe otra organización con la amplitud y el tamaño necesarios para llevar a cabo nuestro trabajo”, añade el director de operaciones de emergencia de la organización.
Rose siempre se ha mostrado escéptico a la hora de utilizar el número de camiones que entran en Gaza como medida confiable de la cantidad de ayuda que entra en el territorio, ya que algunos pueden entrar semivacíos. Sin embargo, en los cuatro días posteriores al alto el fuego entraron en Gaza más de 2.400 camiones, más de los que tuvieron permitido entrar en Gaza en todo el mes de octubre.
“La naturaleza de los servicios de UNRWA —atención primaria de salud y educación— implica que las mujeres y los niños serán los más afectados por cualquier interrupción y que todos los esfuerzos humanitarios en general serán tremendamente golpeados”, sostiene Rose.
Podría decirse que los efectos de la prohibición equivalen a una violación del alto el fuego.
Con Donald Trump ventilando planes para la deportación de más de un millón de personas de Gaza, algunos miembros del personal de la ONU temen que Israel y Estados Unidos consideren el cierre de UNRWA como una condición previa para persuadir a los palestinos de que viajen a Jordania y Egipto.
Cuestionando la legitimidad del esfuerzo de Israel por cerrar la UNRWA, la ONU se negó a elaborar planes de contingencia para que otras agencias se hicieran cargo.
Un informe reciente del Instituto de Investigación para la Paz de Oslo advierte: “El planteo principista de la ONU de no elaborar planes de contingencia es comprensible, pero equivale a un desastre inminente. El sufrimiento de la población, particularmente en Gaza, aumentará dramáticamente a medida que la columna vertebral de las operaciones humanitarias se vaya desmoronando sin que exista una estructura alternativa en su lugar”.
Los debates internos dentro de la ONU sobre si aceptar o no las decisiones de Israel han llevado a algunos funcionarios a afirmar en privado que no existe otra opción que intentar transferir las tareas de la UNRWA a sus otras agencias. La alternativa más citada es el Programa Mundial de Alimentos, una agencia tradicionalmente dirigida por estadounidenses.
Otros argumentan que las cuestiones de derecho internacional implicadas son tan importantes que la ONU no debe ceder y, en su lugar, debe utilizar la influencia que le proporciona el fuerte apoyo político a la UNRWA en todo el mundo, especialmente en el Golfo y Europa.
La UNRWA llegó a contar con 13.000 empleados en Gaza, pero ese número ha descendido a unos 5.000 durante la guerra, en parte debido a la destrucción por parte de Israel de escuelas y centros de salud.
Rose advierte de que si la ayuda deja de llegar a Gaza, existe el riesgo de un vacío político que ocasione que los palestinos vuelvan a recurrir a Hamás para que preste servicios.
La elegida por Trump para el cargo de embajadora de EEUU ante la ONU, Elise Stefanik, dijo ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado que EEUU dejaría de financiar a la UNRWA y que Israel tenía un derecho bíblico sobre toda Cisjordania.
Estados Unidos aportó 422 millones de dólares a la UNRWA en 2023, el doble de la donación de cualquier otro país. Ahora, la UNRWA deberá lidiar con un importante agujero en sus finanzas.
Traducción de Julián Cnochaert.