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POESÍA

Violeta Castaño: 'Barrio es saber que tienes ahí anclaje para poder volar libre a cualquier rincón del mundo'

Violeta Castaño en un recital reciente de Sororidades

Luis de la Cruz

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Cantaba el uruguayo Quintín Cabrera que “las ciudades son libros que se leen con los pies”. La poeta y ventillera Violeta Cataño pone en práctica la máxima y la completa dándole la vuelta. Llevando, junto con otras poetas, versos a las calles para que también se lean con los ojos. Como un todo. Desde Periferas Poéticas, Sororidades o la emisora comunitaria Radio Almenara. En todo tipo de espacios vecinales y centros sociales donde se conspira, en el Madrid que se reivindica no solo centro.

Su último poemario, Vaho, es un objeto manufacturado –cada uno es distinto al de al lado–que describe como un ritual personal de duelo, nacido de la pérdida de una persona muy querida.

Este miércoles por la tarde lo presenta en el Ateneo de Tetuán, uno de los espacios que dan sentido y territorio al tejido social del barrio en el que germina la poesía de Castaño. Ha tenido la amabilidad de contestar unas preguntas.

SOMOS TETUÁN: Violeta, Vaho es tu nuevo poemario, explícanos qué podemos esperar de su lectura

Vaho es un poemario de duelo. Creo que es mi segundo poemario temático. Y el otro poemario temático que he escrito también habla sobre un duelo personal. Son dos poemarios, los dos de duelo por muertes muy cercanas, escritos con una intención clara. El resto de los otros poemarios que he escrito, todos autoeditados, como este, son más una recopilación de poemas que he ido agrupando por temáticas en los distintos capítulos.

Entonces, digo, Vaho es mi segundo poemario temático y también sobre el duelo. En este caso por la muerte de una pareja y en mi primer poemario, por la muerte de una tía mía.

Todos mis poemarios suelen ser personales, en ellos hablo de mis experiencias, sensaciones, vivencias. También escribo desde lo social, porque es imposible ser impasible ante lo que ocurre; guerras, pobrezas, desigualdad.

Pero porque creo firmemente en aquello de lo personal es político, en todos los ámbitos de la vida, pienso que escribir desde lo personal también es político; exponerse desde la vulnerabilidad, con respeto hacia tu propia privacidad e intimidad, cuidándola, y en el caso de Vaho, relatar desde la pérdida, el duelo, el dolor, la tristeza, es político. Y universal. Hay sensaciones, experiencias, sentimientos, vivencias... que nos colectivizan, nos acercan a los y las demás, también nos hacen sociedad. Y me refiero también a las experiencias personales. Obvio que cada quien las vive de una manera, pero la esencia es la misma.

Así que Vaho forma parte de un ritual personal que transité durante más de un año que tardé en escribirlo. Desde noviembre del 22 a enero del 24. Forma parte de un proceso largo, de un rito, y en sí mismo es un rito. Es un diario de campo de muchas sensaciones y experiencias que viví en ese tiempo. Es un diario del duelo.

–Y has optado por el formato cartonero…

Vaho es mi primer y por ahora único poemario cartonero. Los libros cartoneros surgieron con el corralito en Argentina. Cuando no había dinero para nada, ni mucho menos para editar libros, y las cubiertas se empezaron a hacer con cartón. Es una corriente muy extendida por Latinoamérica. En España hay algunas editoriales, algunas de ellas amigas, que siguen esa estela. Además, las editoriales cartoneras buscan ser independientes, no sujetas a ciertas restricciones o tendencias, que pueden tener las grandes editoriales.

Este poemario es cartonero en homenaje a la pareja fallecida a quien va dedicado. Que tenía una editorial independiente, cuyos inicios fueron cartoneros. Porque él era argentino, aunque llevaba en España ya 20 años.

En su puesta en marcha me han ayudado muchísimos amigos y amigas. Quino Romero de la iniciativa Karawanzine, que maquetó el libreto, Javi Gil, precisamente de la editorial cartonera del Escorpión azul, que lo corrigió y me enseñó a encuadernarlo. Y muchos otros amigos y amigas; Carolina de la editorial Meninas Cartoneras, Aurora Efe de la editorial Mae d'Agua, Raquel Moreno de Cabra Violeta y mucha otra gente, alguna de ella anónima, que participó en varios talleres colectivos de encuadernación cartonera de Vaho que hicimos, uno de ellos en la Asociación de la Ventilla y otro en el Centro Social La Brecha en Vallecas. Por eso cada cubierta de Vaho es distinta, de cartón, pero con diseños diferentes: cosidos, sprays, collages...

–Por lo que cuentas, Vaho es a la vez un pedazo muy íntimo y un acto colectivo, ¿no?

Tengo que decir que tuve muchas dudas por publicar algo así. De esta temática tan personal y tan dolorosa. Da vergüenza a veces pensar que algo tan trágico puede ponerse en verso, sean mejores o peores esos versos. Da pudor, da como respeto al muerto, a ver qué dices o qué cuentas. 

Sobre todo, porque este poemario de primeras no tenía la intención de salir a la luz. Era originariamente un ejercicio de rito personal. Pero al final quienes me conocen y conocían a la persona a quien va dedicado el poemario me hicieron cambiar de idea. Todo el proceso de que Vaho salga a la calle a ser visto se ha hecho con mucho mimo y respeto. Se ha hecho una tirada limitada de 80 ejemplares, cada uno único.

Ya se presentó en la librería La esquina del Zorro en Vallecas, un sitio que es casa. Con la participación de Carlos de la Cruz como maestro de ceremonias, que es un poeta y un rapsoda de categoría. Con compañeras poetas, y mujeres con las que estar siempre en la trinchera, Olvido Andújar, Leire Olmeda, Raquel Moreno. Y con Fernando Álvarez, que con sus canciones es la melodía siempre necesaria.

En fin, ha sido y está siendo todo un viaje complejo pero que he hecho acompañada por amigos, familia y gente que entiende que la poesía nos une. Desde aquí, por cierto, quiero volver a agradecer toda esa compañía que tiene nombres y apellidos y también la compañía anónima. Todas ellas desinteresadas y amorosas.

Formas parte del colectivo Periferias poéticas, que lleva ya muchos años, sé que es difícil, pero, ¿podrías resumirnos ese camino recorrido?

Uy, Periferias Poéticas llevamos desde 2007 en marcha. Nunca tenemos claro el año, la verdad, 2006 o 2007. Pero estamos cerca de los 20 ya en la carretera. El proyecto inicial era Siboleth, que por aquellos primeros dosmiles quería ya usar el internet para compartir textos en una página. De ahí quisimos dar el salto a lo físico. O sea, hemos hecho al revés que todo el mundo.

La idea original de Periferias Poéticas partió de La Barraca lorquiana. Queríamos llevar la poesía a otros espacios en los que, por aquellos entonces, no llegaba. Ya empezaban los bares de jams de poesía, pero todo estaba en el centro de la ciudad. Y parecía que la poesía quedaba reducida a cierta gente, ciertos lugares, ciertos discursos. Y nosotros y nosotras queríamos hacer saber que la poesía también es de las periferias, se entienda como se entienda...

Por eso hemos estado en muchísimos espacios, centros sociales autogestionados, centros okupados, ateneos libertarios, asociaciones, fiestas autogestionadas de barrio... No quiero enumerar o decir nombres porque seguro que me dejo alguno.

Nos seguimos moviendo, desde la poesía y desde la amistad. También se nota de dónde venimos, lo que hemos estudiado y nuestras profesiones...sociólogos, politólogos, educadores...Periferias cada vez es más amplio porque invitamos a participar a otros colegas poetas, músicos; a otros colectivos. Porque en el juntarse está la riqueza.

Desde el 2023, Periferias también nos hemos involucrado con otra iniciativa, Straperlo. Es una feria de editoriales independientes, cartoneras y artesanía. Y recitales de poesía. Hemos estado haciendo feria ya en la Radio en Ventilla, en el Centro Social La Piluka, espacio amigo y casi hermano del Barrio del Pilar...

–He visto que hacéis intervenciones poéticas en barrios como Carabanchel o La Ventilla, ¿qué relación hay potencial para la buena literatura en la vida de los barrios?

Sí, Periferias es directamente...barrio. Si no territorial, como tal, sí de sentimiento. Me explico. Barrio es mantener y potenciar eso que cada vez más está desapareciendo en las ciudades grandes, y en Madrid en particular. Por lo que sea (vamos a dejarlo ahí). Es poder tener alguien cerca a quien pedirle sal, con quien encontrarte por la calle y preguntarle por su madre. Es ese tejido social, esa mano, ese algo que da calorcito, aunque tú vivas solo o sola en tu casa. Barrio es la raíz. Es saber que tienes ahí anclaje para poder volar libre a cualquier rincón del mundo, si te apetece o si tienes que hacerlo porque no tienes más remedio.

Yo he vuelto al barrio después de mucho tiempo viviendo fuera. Y en él siguen viviendo mis padres y mi hermana. Y coincido con el panadero de la galería de alimentación de cuando era pequeña. Paseo por las plazas donde me destrocé las rodillas con los patines.

No quiero romantizar (estos palabros que se usan ahora) el barrio. Porque es obvio que todo tiene sus pros y sus contras. Pero hace falta hacer colectivo porque lo individual, lo neoliberal, ya nos está pisando los talones.

Y respondiendo a tu pregunta. La poesía es lo cotidiano, es el día a día del barrio. La poesía tiene que contar esa manera de entender la vida. Poco a poco, la poesía, los eventos, los recitales han ido extendiéndose también a los barrios. A la calle, a las plazas, a los mercados. Así que sí, Vallecas, Carabanchel, Ventilla, Barrio del Pilar... Todos ellos, llenos de poesía.

–Tú estás involucrada con el tejido vecinal de La Ventilla a través de Radio Almenara, ¿verdad?

Sí, colaboro en la Radio Almenara, con el programa Buenos Días Tetuán (BDT), que lleva ya otros tantos 20 años contando y reivindicando la vida de barrio. La Radio es un referente de lo comunitario aquí. No se puede decir Ventilla y no decir Radio Almenara. Antes de la pandemia y cuando no vivía en el barrio, participaba una vez al mes. Cuando volví a vivir a Ventilla me sumé ya todas las semanas.

Al principio llevaba una mini sección de poesía de mujeres y luego me apropié de toda la sección cultural jaja. No solo del barrio, pero también del barrio. Porque aquí se hacen muchas cosas culturales, en lo institucional y en lo asociativo. En las asociaciones de vecinos, en el Espacio Bellas Vistas, en el Ateneo de Tetuán... En la misma Radio Almenara...En el Huerto de la Ventilla, en la Huerta de Tetuán... Si nos vamos un poco más lejos, en el Espacio Lorenzana y el Huerto Zuloaga...ahora sí que espero no dejarme ninguno....

Así que junto con mis compis de BDT, Mon, Ana, Julia, Jesús, Rodrigo, Carmen, hemos pasado muy buenos ratos juntos, de compadreo y barrionalismo radiofónico. Además, hemos invitado a gente muy variada en entrevistas en directo en el estudio, así que se conoce mucha gente interesantísima. Y para mí, la gente de BDT fue imprescindible en mi vuelta al barrio y en todo este ritual que de nuevo nos lleva a...Vaho.

–También fundaste en 2017 Sororidades, un lugar de encuentro para mujeres poetas y feministas, según he entendido. Cuenta un poco en qué consistió este proyecto por favor

Sí. Sororidades es una iniciativa que surgió en 2017. Al principio iba a ser un recital de poesía de mujeres bajo ese nombre y al final se convirtió en un colectivo, iniciativa o como queramos llamarlo. Cabemos todas en Sororidades. Heterogéneas, cada una con su idiosincrasia y su realidad.

El objetivo de Sororidades es reivindicar a las mujeres creadoras en el ámbito de la cultura. Y es visibilizar a otras mujeres que escriben, por eso además de poemas propios siempre leemos poemas de otras. Siempre me acuerdo aquí del poema de Olalla Castro que dice “Leer a las otras que, antes que tú, / leyeron a otras otras, / buscando a la vez una voz y su eco.” Es uno de los que más leo en los recitales sororos.

Las mujeres hemos estado siempre muy invisibilizadas en el ámbito público. Tenemos que ocupar el lugar que nos corresponde. Ha sido hace unos días ocho de marzo. Y sigue siendo necesario que haya un día, pero el resto de los días también hay que acordarse de nosotras.

Sororidades hemos participado en festivales, eventos en librerías, en centros culturales, centros okupados, asociaciones... Hemos paseado por las calles con poesía contra el acoso callejero. En fin, que no solo somos musas.

–Para ser poeta comprometida con tu tiempo, ¿es necesario hablar de temas sociales como hacía la poesía social de los cincuenta o hay otras formas?

Bueno, aquí retomaríamos de nuevo lo que hemos hablado en otra de las preguntas. Lo personal es político. Pero lo político también es personal. Con esto quiero decir que también hace falta escribir poemas explícitamente sobre algunos temas que merecen ser denunciados. La poesía les pone voz. Una voz hermosa, desgarradora. No sé si la poesía cambia el mundo. Es decir, seríamos muy ingenuos para pensarlo. Pero remueve, hace sentir. Y puede incomodar. Y muchas veces es necesario ser incómoda para otros y otras.

También te digo que hacer poesía, leer poesía, ya es estar comprometida con otra manera de entender el mundo. A veces no puede ser la acertada, eso es cierto, jaja. Hacer libros cartoneros. El ocio alejado del consumismo. Pasear, simplemente. Hay otras maneras de hacer las cosas que ya suponen de por sí un compromiso distinto.

La poesía social de los años 50 tenía un contexto muy concreto. Era la poesía de la posguerra. Pero todos los momentos sociales necesitan de poesía. Vamos, yo tengo claro que hoy en día, frente a los discursos de odio, la misoginia, el racismo, los bulos, la desinformación... hay que hacer y leer más poesía. 

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