¿Qué tal el finde en Asturias?

Si te vas el fin de semana con los viejos amigos de la facultad, o de despedida de soltero, no os olvidéis de firmar una declaración solemne. A la vuelta vuestras familias os tomarán más en serio, parecerá que habéis hecho algo útil y no os reprocharán que hayáis pasado dos días de parranda gastando dinero a lo loco. Ponedle a la declaración el nombre de la ciudad donde hayáis estado, todo muy mayúsculo: la Declaración de Logroño, la Declaración de Gandía, la Declaración de Torremolinos. No falla, ya verás.

Es lo que hace Feijóo cada vez que se va de finde con los barones: firmar una declaración, perdón, una Declaración, para que parezca que han hecho algo más que pasar dos días en un hotel, comer bien y hacerse fotos. Este fin de semana tocaba la histórica declaración de Asturias -perdón, la Declaración de Asturias-, que espero figure en los libros de Bachillerato del próximo curso, al menos en las comunidades gobernadas por el PP. Recoge el testigo de la no menos histórica Declaración de Córdoba, y aun antes la muy recordada Declaración de Chipiona. No, esta última me la he inventado, pero da igual, tampoco te acuerdas de la de Córdoba y fue hace meses.

A diferencia de las fotos que te haces con tus amigotes en el finde, y que mejor no enseñes si quieres seguir pareciendo un adulto funcional, las fotos que se hace Feijóo con sus barones son para enseñar mucho: aquí una foto en la que parecemos una Conferencia de Presidentes, aquí otra foto donde parezco yo el presidente del gobierno rodeado de ministros, aquí una foto donde parece que estamos firmando los Pactos de la Moncloa o la Jura de Santa Gadea…

También te digo que los findes del PP son un poco más caros que tus escapadas. Echa cuentas: los viajes de todos esos barones acompañados de sus respectivos equipos, alojamiento para tanta gente, pensión completa, y luego la puesta de largo de la declaración, perdón, la Declaración. En Asturias, tras dos noches en un hotelazo cinco estrellas en Colunga, el domingo alquilaron el hotel más pomposo de Oviedo, con su patio porticado de las grandes ocasiones. Suma equipo de sonido, azafatas, speaker, y esa mesa por la que fueron pasando uno por uno los barones populares para firmar tan histórico documento, que ves el vídeo y te parece que están constituyendo la Comunidad Económica Europea. En Córdoba fue el mismo formato, y en Madrid más recientemente alquilaron un palacio usado en bodas y eventos, que en foto tenía un aire a la Moncloa.

Otro día hablamos del contenido de la declaración, perdón, la Declaración. Medidas tan decisivas como las que acordaron en Córdoba y que nos cambiaron la vida. Avaladas por presidentes autonómicos como Díaz Ayuso, cuya comunidad es modélica en políticas de vivienda asequible, o Carlos Mazón, que se llevó la mayor ovación del encuentro, y con eso está ya todo dicho. Del conjunto de medidas recogidas en la declaración, perdón, Declaración, el punto que seguro van a cumplir es el número quince: “Nos comprometemos a continuar con estas reuniones periódicas para seguir tratando los principales problemas de los ciudadanos…”

Desde que ganó las elecciones y decidió que no gobierna porque no quiere, el líder del PP se ha empeñado en trabajarse a fondo su imagen institucional y presidenciable. No es que antes pareciese un punki, pero pretende que no podamos verlo sin ver un presidente del gobierno, hasta en los andares. Como aquello que decía Chesterton de un hombre de aspecto tan respetable, del que “aseguraban que hasta mi paso era respetable y que, visto de espaldas, me parecía a la Constitución inglesa”. En el caso de Feijóo, visto de espaldas se parece a la declaración de Asturias. Perdón, a la Declaración de Asturias.