La Justicia confirma cuatro años y medio de cárcel por una estafa millonaria de falsos diamantes de Sierra Leona

El Tribunal Superior de Justicia Madrid (TSJM) ha confirmado la condena de cuatro años y medio de cárcel a un estafador que en 2010 engañó a cinco personas y consiguió que le dieran más de un millón de euros para un negocio de diamantes africanos que nunca existió. Los jueces rechazan sus alegaciones y ratifican su sanción por embaucar a varios conocidos en una inversión para hacerse ricos con gemas de Sierra Leona, país donde el comercio de los ‘diamantes de sangre’ estuvo prohibido durante años por su relación con el exterminio de la guerra civil.
Las sentencias del caso, que ha podido examinar elDiario.es, explican que el estafador contactó con varios conocidos a lo largo de 2010 para ofrecerles un negocio con el que, como mínimo, recuperarían su inversión de forma segura: comprar diamantes en Sierra Leona para después venderlos en Europa. El país cuya guerra civil masacró a la población en la década de los 90 y en el que la extracción de estas gemas estuvo ligada a la explotación de los prisioneros.
Primero convenció a varias personas a las que ya conocía y estas, a su vez, le pusieron en contacto con más inversores interesados en la operación. En total, cinco personas le dieron un total de 1,3 millones de euros para obtener los diamantes en el país africano. Llegaron a viajar a Sierra Leona para ver las minas, pero allí se encontraron con el primer problema: su contacto les dijo que debían volver a España porque las zonas de extracción estaban en el interior del país y era muy peligroso que ellos fueran hasta allí.
La promesa, dejada por escrito en los contratos, era que tardarían un máximo de tres años en obtener y vender los diamantes y conseguir los beneficios prometidos. Pero cuatro años después los afectados acudieron a comisaría: el estafador se había quedado el dinero y había dejado de contestar a las llamadas y los mensajes. “Nos daba cada vez una excusa diferente”, explicaron después a los jueces, antes del apagón total en las comunicaciones.
El caso llegó a juicio casi una década después de la primera denuncia y el Tribunal Superior de Justicia de Madrid acaba de confirmar la condena que le impuso la Audiencia Provincial: cuatro años y medio de cárcel por estafa agravada, una multa de 3.000 euros y la obligación de devolver el dinero a sus víctimas. Cantidades que oscilan entre los 83.000 euros que le entregó uno de los afectados hasta los casi 550.000 que le transfirió otro a las cuentas de su empresa. Además de los intereses generados durante todos estos años.
“Un negocio rápido”
El acusado compareció en el juicio para defender lo que los magistrados defienden como una estrategia exculpatoria “bastante inverosímil”: de afirmar que, en realidad, los inversores no llegaron a entregarle el dinero, a sostener que los diamantes habían sido comprados, pero estaban retenidos por las autoridades de Sierra Leona, pasando por una supuesta fluctuación de la cotización de los diamantes “en Amberes” que recomendaba retrasar su venta para no perder el dinero.
La Fiscalía llegó a pedir seis años de cárcel para él y alguno de los afectados solicitó hasta ocho años de presidio. A lo largo del proceso, los denunciantes explicaron que el acusado les había ofrecido “un negocio rápido” que era “todo legal” y que, en el peor de los casos, implicaría recuperar el dinero y no incurrir en pérdidas. “Garantiza un beneficio del 100% en tres años máximo”, decía uno de los contratos que firmó con ellos y que nunca se cumplió.
Los jueces declaran probada la estafa y explican que el condenado “no tenía intención de cumplir los acuerdos de inversión pactados con los distintos perjudicados”. “No ha devuelto cantidad alguna”, reprochan también sobre los 1,3 millones que está obligado a devolver a los inversores estafados, aunque todavía puede recurrir su condena ante el Tribunal Supremo.
En el juicio y en sus recursos, el condenado llegó a aportar supuestos documentos de las autoridades de Sierra Leona certificando que los diamantes se habían comprado y que estaban retenidos en la aduana, algo a lo que los tribunales de Madrid no conceden ninguna verosimilitud al ni siquiera tener algún tipo de sello oficial.
Todo, dijo, era en realidad un “negocio incompleto”, y en este tiempo ha trabajado como jornalero en la recogida de la fruta y como ayudante de cocina. Los jueces confirman su sanción y recuerdan que no fue condenado por una sexta estafa porque esa víctima, tras denunciar en comisaría y comparecer en el juzgado durante la investigación, no compareció en el juicio y su testimonio no fue debatido.
El tráfico real de diamantes extraído en las minas de Sierra Leona en los años 90, durante la guerra, por la explotación de mano de obra esclava para su obtención por el bando golpista del Frente Revolucionario Unido. La Audiencia Nacional investiga a un empresario español, por ejemplo, por supuestamente haberse lucrado por la venta de estas gemas durante el conflicto.
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