Hallan mayores acumulaciones de microplásticos en el cerebro humano que en el hígado, pero se ignoran sus efectos
Un equipo multidisciplinar de investigadores ha hallado mayores concentraciones de microplásticos en el cerebro humano que en el riñón y el hígado, tras analizar muestras de tejidos de 52 cadáveres entre 2016 y 2024. El resultado, publicado este lunes en la revista Nature Medicine, indica que las concentraciones eran más altas en los cerebros de personas con demencia, aunque los investigadores reconocen que no se puede establecer una causalidad.
Según los autores, aunque las posibles implicaciones para la salud humana siguen sin estar claras, estos hallazgos pueden poner de relieve una consecuencia del aumento de las concentraciones globales de plásticos ambientales.
Matthew Campen y su equipo han utilizado métodos novedosos para analizar la distribución de micropartículas y nanopartículas en muestras de tejido hepático, renal y cerebral de cuerpos humanos que se sometieron a autopsias en 2016 y 2024. Se analizaron un total de 52 muestras de cerebro y se detectaron estas partículas en todas las muestras, con concentraciones similares en las muestras de tejido hepático y renal obtenidas en 2016. Sin embargo, las muestras de cerebro tomadas en ese momento, todas derivadas de la región de la corteza frontal, contenían concentraciones sustancialmente más altas de partículas plásticas que los tejidos hepático y renal.
Un problema ambiental y de salud
La cantidad de nanopartículas y micropartículas de plástico en el medio ambiente, cuyo tamaño varía desde 1 nanómetro (una milmillonésima parte de un metro) hasta 500 micrómetros (una millonésima parte de un metro) de diámetro, ha aumentado exponencialmente en los últimos 50 años. Sin embargo, no está claro si son dañinas o tóxicas para los humanos. La mayoría de los estudios anteriores utilizaron métodos de espectroscopia microscópica visual para identificar partículas en los tejidos humanos, pero esto a menudo se limita a partículas mayores de 5 micrómetros.
Las muestras de hígado y cerebro de 2024 tenían concentraciones significativamente más altas que las de 2016
Los autores también descubrieron que las muestras de hígado y cerebro de 2024 tenían concentraciones significativamente más altas de micropartículas y nanopartículas de plástico que las de 2016. Luego compararon estos hallazgos con los de muestras de tejido cerebral de períodos de tiempo anteriores (1997-2013) y observaron que había concentraciones más altas de partículas de plástico en las muestras de tejido más recientes. Campen y sus colegas también encontraron una mayor concentración de partículas micro y nanoplásticas en 12 cerebros de personas con un diagnóstico documentado de demencia que en aquellos sin él.
Más plástico en las más recientes
Los autores señalan que los resultados identifican una asociación, pero no establecen un vínculo causal, entre las partículas de plástico y los efectos sobre la salud. Asimismo, sugieren que algunas variaciones en las muestras de cerebro podrían deberse a diferencias geográficas, ya que las muestras se recuperaron en Nuevo México y en lugares de la costa este de Estados Unidos. Se necesitan más estudios a largo plazo con poblaciones más grandes y diversas para determinar las tendencias de acumulación de micro y nanopartículas y sus posibles implicaciones para la salud.
Estos datos ponen de manifiesto la necesidad de alcanzar de manera urgente acuerdos internacionales para lograr poner un tope a la producción de plástico
Ethel Eljarrat, directora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), cree que se requiere un mayor número de estudios que engloben un mayor número de muestras procedentes también de diferentes áreas geográficas para sacar conclusiones. “Con base en resultados de estudios previos de nuestro grupo de investigación, sabemos que varios de los aditivos químicos utilizados, como retardantes de llama o plastificantes, son capaces de atravesar la membrana hematoencefálica y llegar al cerebro”, explica en declaraciones al SMC.
“Y se sabe que varios de estos compuestos producen efectos neurotóxicos, por lo que es necesario no limitar únicamente las futuras investigaciones a los posibles efectos físicos que pueda causar la presencia de MPs (microplásticos) y NPs (nanoplásticos) en el cerebro, sino también centrarse en los efectos químicos de los aditivos”.
El estudio también refleja las tendencias temporales, mostrando que los niveles de estas partículas en muestras humanas aumentan de manera exponencial con el tiempo, destaca Eljarrat. “No es de extrañar, pues los datos de producción mundial de plástico crecen también año tras año, lo que conlleva un incremento de la contaminación por plástico de nuestros ecosistemas y, por consiguiente, un incremento de la exposición humana”, señala. “Datos como los aquí presentados ponen de manifiesto la necesidad de alcanzar de manera urgente acuerdos internacionales para lograr poner un tope a la producción de plástico”.
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