La mujer que fue pionera en teorizar sobre el cambio climático y cayó en el olvido

Eunice Newton Foote, científica y activista por los derechos de las mujeres de EEUU, que llevó a cabo una investigación temprana sobre lo que ahora se conoce como el efecto invernadero

Andrea Blez

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Cada 26 de marzo se celebra el Día Mundial del Clima, una fecha en la que se aprovecha para generar conciencia y sensibilizar a las personas sobre el impacto del cambio climático, que se designó en 1992 en el contexto del Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Este hecho se empezó a conocer en el siglo XIX cuando se comenzó a teorizar sobre los términos clave como el efecto invernadero, que confirmó una mujer que cayó en el olvido y a la que no se le atribuye este hecho.

Eunice Newton Foote, la primera persona que confirmó el efecto invernadero

En pleno siglo XIX se vivió un momento de desarrollo de la ciencia de la meteorología y el clima, pero el cambio climático era todavía una teoría no desplegada porque no se habían descubierto los términos más clave que darían luego al descubrimiento del efecto del ser humano en el planeta.

En este contexto, el matemático francés Joseph Fourier fue el primero en publicar un texto sobre el efecto invernadero, en el que estudiaba los flujos del calor y calculó que el planeta Tierra debía ser más fría tomando en cuenta el tamaño y distancia del Sol. Pero se quedó solo en teoría, y esta fue la materia con la que experimentó una científica aficionada, que entonces recibía el nombre de filósofa natural.

Se trataba de Eunice Newton Foote, una mujer nacida en julio de 1819 en Connecticut, Estados Unidos, y afincada en Nueva York. En 1856, realizó un simple experimento que resultó efectivo para comprobar el efecto invernadero, y que consistió en llenar tubos de diferentes gases y que expuso a la luz solar.

En concreto, Eunice Newton Foote lo que hizo fue colocar termómetros de mercurio en dos cilindros de vidrio, vació uno de ellos con una bomba de aire y en el otro comprimió el gas. Más tarde los expuso a la luz del sol, uno de ellos contenía dióxido de carbono, y este se calentó más en comparación con los otros, y tardaba más en enfriarse al quitarlo de la exposición solar.

De su sencillo experimento, concluyó que “una atmósfera de ese gas podría darle a nuestra Tierra una elevada temperatura” y comprobó así que el dióxido de carbono y el vapor de agua modulan el calentamiento que proviene del Sol.

Un experimento que quedó en el olvido

Este hecho de comprobación del efecto invernadero, que sirvió para entender la ciencia del clima y el cambio climático años más tarde, se presentó en la Reunión Anual de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia por parte del científico Joseph Henry porque en esta no participaban mujeres.

Sin embargo, no se incluyó en las actas de la conferencia, y aunque si fue publicado en la American Journal of Science and Arts y resumido en la Annual of Scientific Discovery bajo el nombre de David Ames Wells en 1857, no obtuvo más eco en la comunidad científica y no llegó apenas a Europa.

Esto provocó que, en 1859, tres años después, el irlandés John Tyndall publicara hallazgos sobre el efecto invernadero y se le considera el primero en confirmarlo, al no haber mencionado los experimentos de Foote, no se sabe si porque no los conocía o porque ella era considerada una científica aficionada.

Eunice Newton Foote fue además de una pionera en la teorización del cambio climático, una persona defensora de los derechos de la mujer a través del movimiento sufragista. Fue una de las firmantes, junto a su marido, de la Declaración de Sentimientos, un documento firmado en Nueva York durante la Convención de Seneca Falls en 1848 que se considera la primera sobre los derechos de la mujer y del sufragio femenino.

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