'Valeria' cierra su ciclo en Netflix con una merecida temporada final que reivindica el género más infravalorado de la ficción
![Las protagonistas de 'Valeria' en la termporada final en Netflix](https://static.eldiario.es/clip/fc63c3cf-ce7c-4bb6-ab0b-9d917bc891eb_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg)
Netflix aprovecha este 14 de febrero para dar a sus suscriptores el regalo de San Valentín más romántico: la temporada final de Valeria. La serie basada en las novelas de Elísabet Benavent resurge de sus cenizas tras darse por concluida en la tercera tanda, con una cuarta y última que justifica su resurrección para dar a sus seguidores el final merecido y reivindicar un género siempre infravalorado.
Para comprender el recorrido de Valeria en la ficción patria hay que remontarse a su origen: la saga de libros superventas de una escritora valenciana que empezó firmando como Betacoqueta y que vivió de la mano del grupo de amigas formado por Valeria, Lola, Carmen y Nerea su gran salto como referente del género romántico. Cuatro novelas que superaron el millón de lectores y que Netflix se lanzó a adaptar en 2019, año del inicio de una producción que concluye este 2025 con su broche audiovisual.
Con una cartera de títulos todavía reducida, el streamer norteamericano estrenó en 2020 la primera temporada, que adaptó de forma libre y algo polémica la primera novela de Elísabet Benavent. Una versión libre y controvertida que llevó a sus responsables a cambiar de equipo de guion para reconducir en las siguientes entregas una historia que ya había conquistado a cientos de miles de lectores, y que gustaba más tal cual se había planteado en los libros.
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Comandada por Diana Gómez, Silma López, Paula Malia, Teresa Riott y Maxi Iglesias, la Valeria de Netflix comenzó a encontrar su tono y a ganar nuevos adeptos en su segunda temporada, aproximándose más al material original. Una simbiosis que se vio sorprendentemente interrumpida cuando la plataforma anunció que la serie acabaría en su tercera temporada, dejando la última novela fuera de la ecuación y a sus lectores y espectadores sin el final real de Valeria y Víctor.
Así se confirmó entonces y así se cerró la temporada 3, estrenada en junio de 2023, que se dio como el desenlace audiovisual de Valeria. Hasta que un año después Netflix anunció la noticia más esperada por sus fans y su elenco: que se adaptaría el cuarto libro de la saga para poner la guinda a la que, a la postre, es la tercera ficción más longeva de la plataforma en España.
Así llegamos a nuestros días, cuando al fin ve la luz la temporada final de Valeria. Una tanda de seis capítulos, dos menos que todas las anteriores, que sirve para cerrar el ciclo y que cumple el propósito que debería ser esencial para cualquier pieza de entretenimiento: arreglarte un fin de semana sin más pretensión que la de hacerte olvidar tus problemas por unas horas.
Una resurrección justificada y necesaria para cerrar la historia
Una vez conocida la trayectoria y recorrido de Valeria en la literatura y en el audiovisual, sobran argumentos para justificar una renovación sobre la bocina que viene bien a todos. A Netflix, porque si ha decidido que esta sea una de sus tres únicas ficciones españolas originales que superan las tres temporadas es porque les salen los números. A sus responsables y protagonistas, por poder dar una conclusión natural a la historia y porque un año más de trabajo en este sector siempre es una alegría. Y a su público, el fan de los libros y el fan de la serie, por poder tener ese desenlace tal como se había concebido.
Cuando una serie de ficción termina y a los años es resucitada, habitualmente se enfrenta a un gran problema: el de tener que reabrir una trama ya cerrada, muchas veces con piruetas o giros de guion difícilmente creíbles. Algo que se agrava por la presión de las expectativas y ese juicio del espectador que, de manera natural e irremediable, va a cuestionar si era necesario o si la opción correcta era dejar las cosas como estaban.
Esto no es un asunto que salpique a Valeria, pues más que una reapertura es una continuación que ha sido posible gracias a un debate, y una decisión que reveló su autora y productora ejecutiva en una entrevista con verTele. Según nos contó Elísabet Benavent, cuando supieron que la tercera temporada iba a ser la última pusieron sobre la mesa adaptar de manera conjunta el tercer y el cuarto libro para cerrarla con el final original. Sin embargo, se decantaron por ser fieles a los 'tomos' y dejar entornada una puerta que pensaban que no se abriría.
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Así las cosas, la cuarta tanda de Valeria arranca un año después de la tercera, con las cuatro protagonistas avanzando en sus respectivas relaciones sentimentales y con un miembro nuevo en la familia: el bebé de Carmen y Borja. Sin embargo, con la entrada en la treintena todas sus vidas se enfrentan a desafíos que les complican el día a día y que les llevan a tomar decisiones trascendentales en su futuro.
La principal para la serie implica a Valeria, que tras iniciar una vida común con Bruno deberá elegir entre esa a priori estabilidad familiar y el siempre presente Víctor, quien ha sido su gran amor en esta historia. Una elección que incumbe de alguna manera también a sus amigas, y cuya resolución acaba por poner el 'lazo' a la temporada y a la serie.
Protagonismo repartido y un final emotivo y autorreferencial
Sin entrar en spoilers sobre lo que sucede en esta temporada final, sí podemos anticipar que el protagonismo se reparte entre Valeria, Lola, Carmen y Nerea. Y aunque sus respectivas tramas no tienen arcos excesivamente extensos ni conflictivos, puede considerarse que dan empaque y son consecuentes con lo que se ha visto de los personajes en las temporadas anteriores.
En estos seis capítulos, suficientes para el desarrollo de todas las historias, se abordan temas como la maternidad, la conciliación laboral, los roles en la familia y la rutina en las relaciones. Temáticas retratadas con el tono ligero de una comedia, y en las cuales puede verse reflejado el distinto tipo de público que se ha ido asomando a Valeria a lo largo de su trayectoria televisiva.
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Lo más positivo de esta última temporada es el hecho de haber abrazado definitivamente el contenido de los libros para actualizarlo con una mirada más contemporánea, pero sin 'traicionar' el material original. Lo mejorable, como en entregas anteriores, es que el tono de la serie deja a las interpretaciones bailando en un alambre, entre lo correcto o aceptable y las secuencias en las que las líneas de guion parecen sobreimpresionarse en pantalla mientras sus protagonistas las relatan. No ayudan tampoco algunos diálogos, en los que se echa en falta mayor naturalidad y frescura.
Pese a todo, y con sus cosas, Valeria cumple con lo prometido en su temporada final y da a su público exactamente lo que se espera de ella. Ni es una serie nueva, ni mejor o peor que otras tandas. Es exactamente la misma ficción, con conflictos acordes a la edad y etapa vital de sus personajes principales y con un desenlace, esta vez sí, cerrado y redondo. Especial mención merece su última secuencia, emotiva y autorreferencial, que con total probabilidad sacará alguna lágrima a los lectores y lectoras de la saga.
A favor del 'guilty pleasure'
Como epílogo de esta crítica, resulta conveniente abrir un melón que refleja la propia Valeria en uno de sus capítulos, y que nunca está demás poner sobre la mesa: los prejuicios hacia la comedia romántica. En un panorama sobresaturado de nuevas producciones (en 2024 se estrenaron 50 series españolas, número que probablemente se igualará o superará en 2025), ni todas tienen que ser profundas, ni todas cambiarte la vida, ni tampoco todas cambiar las normas del audiovisual y alzarse con los grandes premios de la temporada.
Siempre es necesario celebrar y reconocer las Querer y Los años nuevos de cada hornada, esas ficciones que tocan la fibra, que remueven por su mensaje y que elevan el nivel en el sector. Sin embargo, eso no debe conllevar el rechazo a otros títulos rotundamente cumplidores con sus pretensiones, ni tampoco considerar a la comedia romántica un género menor simplemente por no tratar de cambiar la norma en cada nuevo estreno. Sí debemos exigirle, no obstante, una revisión y actualización constantes en el contenido y forma de reflejar las relaciones románticas, acordes a nuestros tiempos y alejadas de los códigos históricamente aplicados.
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En ese sentido, Valeria ha cumplido su ciclo y su propósito en Netflix y no sólo ha sido la única ficción española de su género con una trayectoria tan longeva, sino también una de las más rentables para el streamer en sus diez años en España. Algo que demuestran los datos publicados y un detalle nada desdeñable: está en el podio de series propias que han superado las tres temporadas en la plataforma, junto a Las chicas del cable (5) y Élite (8).
Es de justicia, pues, hacer una última reivindicación a favor de un género que vive teniendo que reivindicarse continuamente, en la literatura y en el audiovisual. A favor del 'guilty pleasure', o el 'placer culpable', que parece que tiene que avergonzarnos a aquellos que disfrutamos de las series que 'sólo' buscan hacernos sentir bien.