El 'Manual' de Gema R. Neira para crear series de éxito: “Las cosas disfrutonas también tienen algo debajo”

Álvaro Mel y Nadia de Santiago en 'Manual para señoritas'

Laura Pérez

Si hay un nombre que está de moda en la ficción española es el de Gema R. Neira, guionista, productora y 'madre' de dos de las grandes series de este inicio de 2025: La Favorita 1922 y Manual para señoritas. La primera está firmando un rendimiento destacado en la televisión en abierto desde su debut en Telecinco, mientras que la segunda llegó el pasado 28 de marzo a Netflix, donde ya despunta.

Aprovechando este último estreno, una original comedia romántica protagonizada por Nadia de Santiago y Álvaro Mel, la creadora ha atendido a verTele para hablar de sus trabajos y, especialmente, de cómo se ha servido de la época para dar una vuelta al género: “Nos interesaba reescribir la historia desde un punto de vista más... escrito por mujeres”, reflexiona, asegurando que en su 'Manual' han intentado “rediseñar cómo son las parejas y cómo es el amor romántico desde otro lugar”.

Desde incluso antes de su estreno, la nueva ficción de Bambú Producciones para Netflix ha recibido la etiqueta de la Bridgerton española. Algo que no molesta a su creadora, aunque deja claro que no son series iguales: “Que te comparen con una serie que ha sido un éxito mundial nunca puede ser nada malo, pero Manual para señoritas no tiene nada que ver con Los Bridgerton ni en cuanto a tono, ni en cuanto al tipo de historia”.

En la entrevista, Gema R. Neira afirma que su serie “siempre nació con vocación de continuidad no sólo para una segunda temporada, sino para una posible tercera también”, y defiende el género de la comedia romántica ante las etiquetas de 'placer culpable' que siempre le colocan: “Lo mainstream y las cosas disfrutonas también tienen algo debajo, y tenemos que darle valor”.

Además, preguntamos a la productora sobre su otro 'retoño', La Favorita 1922, y su buen rendimiento en una televisión en abierto a la que nunca han querido renunciar desde la empresa; y refuerza las decisiones argumentales de La Promesa, la gran marca de Bambú Producciones, tras las salidas de los personajes de Jana y La Marquesa: “Todos los proyectos necesitan renovarse, las historias tienen un final siempre, y estirarlas tampoco es positivo por muchas razones”.

Sigue el idilio de Bambú Producciones con Netflix, con otra producción de época que tan bien ha salido en ocasiones anteriores. ¿Cómo surgió la idea de hacer este 'Manual para señoritas', fue un encargo de Netflix, o una idea que les presentasteis y les encajó?

No, no fue un encargo. Desde que terminó Las chicas del cable estábamos pensando en hacer algún proyecto para el mismo público, con el mismo objetivo. Un “2.0”, por así decirlo, pero enfocándolo desde un lugar diferente y con una narrativa distinta. Estuvimos buscando cómo y qué queríamos contar, y apareció.

Trabajando sobre otros proyectos, empezaron a surgir unas narrativas interesantes. Y leyendo lo que teníamos para otro proyecto que nunca salió, nos encontramos otra vez con la carabina, que es una figura que ha aparecido en los libros y en las películas, pero siempre como un personaje muy secundario en las historias.

¿Qué os atrajo de la figura de la carabina para hacerla protagonista de una de vuestras series?

Nos pareció muy interesante porque estaba siempre presente en las tramas de amor de esa época como la que empujaba a las chicas a encontrar un buen marido. Además, tenía la particularidad de que eran mujeres que trabajaban y no cobraban. Su contraprestación era la vida que tenían viviendo en la familia de las señoritas. No podían ahorrar, eran esclavas de esa vida permanentemente, por lo que la imagen social que tenían sus señoritas era la suya. Si ellas cometían errores, las carabinas los acababan pagando también. Y además, nos pareció interesante que estos personajes que empujan a otro al amor fueran, en este caso, las protagonistas y las que se enamoran.

¿Qué os interesa de abordar el género comedia romántica desde la época? ¿Es una manera de revisar y romper con esas dinámicas tóxicas que este género ha arrastrado históricamente?

Sí, totalmente. Nos interesaba reescribir la historia desde un punto de vista más... escrito por mujeres, por decirlo de alguna manera. Queríamos explorar personajes un poco más complejos. En muchos melodramas y comedias de época, los personajes femeninos son como intocables y tienen que ser una muestra de virtud. A nosotros lo que nos interesaba era enseñar todo lo contrario. De hecho, el título es una especie de chiste. Es un “manual para señoritas”, pero ves la serie y las señoritas están haciendo todo lo que no deberían hacer en la época. Y creo que eso es lo divertido. De alguna manera las mujeres seguimos teniendo esas normas a día de hoy, de lo que se supone que debemos hacer y lo que no, y romper con eso me parece muy interesante.

Además, hemos querido dar a las chicas protagonistas unos roles que antes solo se permitían en personajes masculinos: personajes gamberros, mentirosos, pero muy inteligentes y divertidos. Hemos querido darle la vuelta y hacer que esos personajes mentirosos, complejos, divertidos e inteligentes sean las mujeres también.

La serie rompe con la figura del galán y muestra al hombre torpe, inseguro y en una posición de inferioridad en la conquista, poniendo a las mujeres al frente de la historia. ¿Cala más el mensaje empoderando desde la época?

Creo que Santiago Torres (Álvaro Mel), que es el personaje protagonista masculino, es un tío fantástico. Siempre intenta hacer las cosas bien, es comprensivo, sensible, intenta entender el alma humana... Tiene todas estas cosas con las que soñamos. Hemos intentado rediseñar cómo son las parejas y cómo es el amor romántico desde otro lugar, y nos pareció interesante que el galán tuviera un perfil distinto al habitual.

Nos hemos tomado muchas licencias porque la idea era esa, generar un universo propio y no ubicarlo tanto en la historia

Gema R. Neira

Más allá de la trama amorosa, la serie también refleja la situación de la mujer a nivel social, en lo que al acceso a la educación o al embarazo fuera del matrimonio se refiere. ¿Teníais claro que independientemente del 'envoltorio' romántico, queríais contar esto?

Sí, yo creo que es muy importante diferenciar el fondo del tono. Nosotros queríamos que Manual para señoritas tuviera un tono muy divertido, que fuera una serie ligera que pudiera apetecerle a la gente verla sin sentir que tiene una gran carga. Pero pienso que es muy interesante en este tipo de proyectos meter cosas que te hagan reflexionar por debajo.

Hay algo que nos pareció divertido, que es cómo cambia la idea de 'la oveja negra' según la época. En aquel momento, una 'oveja negra' era una chica que quería estudiar, porque no estaba bien visto. Hay mucho que cuestionarse aquí de cómo han cambiado esas cosas, y también de lo que consideramos ahora que está bien y que está mal. Así como no queríamos meternos en temas políticos, porque al final esto es un cuentito, creo que sí que es interesante tratar todos esos dilemas que de alguna manera siguen existiendo, aunque sean de otra forma.

Me hablas del tono de cuento, de fábula, que tiene la serie. ¿Darle este tono os ha permitido tomaros más licencias con la época, o habéis querido ser rigurosos aún así?

Sin duda, nos hemos tomado muchas licencias porque la idea era esa, generar un universo propio y no ubicarlo tanto en la historia. De hecho, se habla de finales de 1800, pero ni siquiera en el relato real se hace una referencia histórica de ningún tipo, ni política, ni del año, ni nada. Queríamos también tener la oportunidad de generar ese universo en el vestuario, que sí tiene una base histórica y está basado en modelos de la época, pero está simplificado. Además, los colores están modificados para que sean más actuales y estén más conectados con el tipo de tono con el que estábamos jugando.

También hemos elegido en la parte artística todas estas referencias de los edificios modernistas, que son un poquito posteriores a esa fecha, pero que encajan con la idea de cuento y de comedia romántica, y que nos ayudaban a darle una imagen diferente a otras series de época que hemos podido hacer en otros momentos y con otros tonos. Creo que si la ves, reconoces Manual para señoritas; no se te mezcla esa imagen con otras historias.

Uno de los puntos diferenciales de la serie es que el personaje de Nadia de Santiago se convierte en narradora de la historia y rompe constantemente la cuarta pared, aportando mayor comicidad. Este recurso, junto al tono de fábula que comentábamos, ¿es una fórmula para intentar apelar a un público más juvenil que el que puede seguir tradicionalmente las series de época?

Sí, creo que no es tanto intentar buscar que venga a verla un público más joven, sino que una vez hecha la serie, la sensación es que va a venir un público más joven. No estábamos pensando en el público cuando empezamos a escribir, estábamos pensando en nosotras, en divertirnos, en hacer algo que tuviera la esencia de lo que somos ahora, y no hace 5 ó 10 años.

Como personas todos evolucionamos, y como escritores también. Buscamos probar cosas, divertirnos y retarnos a nosotras mismas con cada capítulo. Queríamos intentar trasladar a la época unos códigos que siempre se usan en series contemporáneas, más de actualidad. Nos pareció un reto divertido e interesante, algo que no habíamos visto. Lógicamente, el resultado lleva a que hay un público más joven que seguramente se acercará más a ver Manual para señoritas, pero no creo que eche al público más adulto. Pienso que ahora la gente está habituada a ver todo tipo de series, el espectador está ya muy evolucionado.

La temporada termina con un “continuará”. ¿Hay más?

Ojalá que sí. Desde luego, nos encantaría que hubiera más, hay [historia] para que hayan más temporadas, pero dependerá de que le guste a la gente.

¿Pero está ya dibujada la que podría ser una segunda temporada?

Sí, sí, sí. Sin duda. Esta serie siempre nació con vocación de continuidad, con unas claves pensadas no sólo para una segunda temporada, sino para una posible tercera también. Pero bueno, eso siempre son sueños. La realidad es lo que está por delante, que es ver qué pasa con esta primera.

Que te comparen con una serie que ha sido un éxito mundial nunca puede ser nada malo, pero 'Manual para señoritas' no tiene nada que ver con 'Los Bridgerton'

Gema R. Neira

Desde que se vieron las primeras imágenes de 'Manual para señoritas', las comparaciones con 'Los Bridgerton' no han parado. ¿Ha sido vuestra inspiración para esta serie?

Entiendo que siempre se buscan referencias. Especialmente cuando no has visto algo, se tiende a la comparación también para que la gente entienda de qué estamos hablando, y el hecho de que te comparen con una serie que ha sido un éxito mundial nunca puede ser nada malo. Pero creo que cuando la gente se acerque a ver Manual para señoritas, verá que no tiene nada que ver con Los Bridgerton ni en cuanto a tono, ni en cuanto al tipo de historia.

Ambas son series de época que intentan conectar un poco con la actualidad, desde ahí sí que podemos compartir un público. Pero creo que tenemos tonos diferentes y nuestras pretensiones son distintas. Igualmente, ya digo que me parece un halago, nada negativo.

¿No molesta que en cuanto salió el tráiler se la etiquetase como un 'Bridgerton' a la española?

No, yo lo entiendo. Entiendo que la gente busque algo a lo que se pueda parecer ligeramente para compararlo. Pero hay que entrar y ver la serie, porque tiene unos códigos muy distintos a Los Bridgerton. Sí creo, de igual modo, que a la gente que le gusta Los Bridgerton le puede gustar, con lo cual tampoco me parece que sea nada malo. Es una llamada interesante para un público que sí que la puede disfrutar y que le puede aportar una cosa diferente.

Los Bridgerton se parece mucho más a Jane Austen, es mucho más clásica su manera de contar las historias. Lo más bonito que tiene es que pasa lo que quieres que pase, es todo placentero. En cambio, Manual para señoritas cuestiona más las cosas, es más sátira sobre el amor a la vez que es una comedia romántica.

Netflix lanza el tráiler de 'Manual para señoritas', su 'Bridgerton' española con Nadia de Santiago como carabina

Hay un concepto que ha acompañado mucho a 'Los Bridgerton' y que suele asociarse a las comedias románticas, que es el de placer culpable. ¿Cómo sienta eso?

A título personal, a mí los placeres nunca me parecen culpables. Me parece una tontería que un placer sea culpable. Si algo te gusta, disfrútalo. No sé qué tiene de malo disfrutar de ningún tipo de historia. Creo que a las comedias románticas se las coloca en un lugar secundario porque son series -o en otro momento novelas- que se colocaron como historias para mujeres, y esa etiqueta siempre les da un papel menor. Eso hay que romperlo ya, y las primeras que tenemos que hacerlo somos nosotras. ¿Qué culpa? Disfrutemos y ya está. Y a la vez que disfrutamos, también se pueden cuestionar muchas cosas y se puede educar a espectadores jóvenes. Lo mainstream y las cosas disfrutonas también tienen algo debajo, y tenemos que darle valor.

Siempre pensamos que no hay que renunciar a la televisión en abierto

Gema R. Neira

Siguiendo vuestra marca de época con mujeres protagonistas, también tenéis en emisión 'La Favorita 1922' en Telecinco, serie creada por ti. ¿Qué balance haces de la acogida del público a estos primeros capítulos?

Ha sido una grata sorpresa porque nunca sabes qué es lo que va a pasar cuando estrenas una serie. Creíamos que el público demandaba ese tipo de historias -a la vista está, con las series que tenemos en la sobremesa (La Promesa y Valle Salvaje)-, y pensábamos que Telecinco era un buen lugar. Es el primer proyecto que tenemos en Bambú Producciones con ellos, con lo cual ha sido muy ilusionante. Y parece que el público la ha acogido genial, así que estamos muy felices.

Se dice mucho que desde la llegada de las plataformas las series no tienen vida en el prime time televisivo. ¿Fue una motivación extra intentar romper con esa norma?

Nosotros siempre pensamos que no hay que renunciar a la televisión en abierto, que nos da oportunidades diferentes y sus narrativas también son distintas. Para plataformas escribimos capítulos de 45 minutos y para el abierto de 70, por lo que necesariamente el diseño de la serie es distinto y lo que se puede hacer es diferente. Además, sigue habiendo gente que no tiene tanto acceso a las plataformas, o espectadores a los que no les apetece elegir porque hay tanto sobre la mesa que les resulta más sencillo que les pongan algo a una hora y sí les gusta quedarse. Nosotros seguimos apostando por el abierto también, tanto en TVE como en Telecinco. Creo que son proyectos que se suman.

La marca estrella de Bambú Producciones actualmente es 'La Promesa'. ¿Cómo habéis vivido en la productora todo lo que ha sucedido con la salida de los personajes de Ana Garcés (Jana) y Eva Martín (Cruz)? ¿Esperabais esta reacción del público?

A esto tendría que responder Josep [Cister], que es el creador y el productor de la serie. Yo te puedo contar poco porque no tengo ningún rol más allá de que compartimos productora. Desde la lógica hay que entender que todos los proyectos necesitan renovarse, las historias tienen un final siempre, y estirarlas tampoco es positivo por muchas razones. Hay veces que hay que ser valiente y apostar, porque hay muchas historias interesantes que podemos contar dentro de cualquier serie. Y creo que La Promesa lo demostrará con el tiempo.

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