La historia de un vecino de un pequeño pueblo de Burgos que construyó... su propio castillo

El Castillo de Las Cuevas

Alberto Gómez

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A lo largo y ancho de la geografía española uno puede descubrir y descubrir de un enorme número de castillos, cada uno de ellos con su leyenda, sus protagonistas o su historia de cómo se construyó. Pero en un pequeño pueblo de Burgos hay uno erigido de manera singular.

Y es que el Castillo de Las Cuevas, de piedra, con torres, vistas y un gran portón, está hecho con las manos… de un vecino de la localidad burgalesa de Cebolleros.

Corría el año 1978 cuando Serafín Villarán, por entonces con 40 años, empezó a erigir su gran sueño: vivir en un castillo. Y, como el propósito no era fácil, tuvo que invertir su ingenio y su fuerza durante años. Dedicaba fines de semana y vacaciones a construir un castillo que, lógicamente, llamó la atención de lugareños y visitantes. 

El material, de un río

Los materiales que decidió usar fueron piedras o cantos rodados del río Nela que pasa cerca del castillo. Su fortaleza la edificó sobre dos antiguas bodegas. Y alberga torres almenadas como cualquier castillo que se precie. 

A pesar de que la obra no estaba acabada cuando el ingenioso Serafín falleció, en 1998, sus hijas y su yerno continuaron la obra para cumplir con el sueño de Serafín.

El bautizado como Castillo de Las Cuevas consta hoy de 5 plantas y 300 metros cuadrados de superficie. El interior está decorado por muebles de madera y hay hasta una chimenea. Su estilo es definido como “extraño medievalismo”, se encuentra en la parte norte del pueblo y su entrada es gratuita para quienes quieran conocer de cerca la obra singular de un vecino tenaz.

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