Plomo, una licencia desaparecida y ahora el ruido: los vecinos se enfrentan al club de tiro de Alhaurín de la Torre

El ritmo es constante, aunque irregular. Tap. Tap. Tap. Silencio. Tap. Tap. Es el sonido de los disparos, que se escucha con nitidez desde decenas de casas situadas en la urbanización Pinos de Alhaurín de Alhaurín de la Torre (44.057 habitantes, Málaga). Viene de Jarapalos, un histórico club de tiro que funciona desde hace casi 60 años a pesar de no tener licencia municipal y de que la Guardia Civil halló ingentes cantidades de plomo en los alrededores del campo hace apenas tres años.
Ahora, unas 70 familias de la urbanización Pinos de Alhaurín se han asociado para reclamar al menos el cumplimiento de la normativa acústica. Hay media decena de mediciones homologadas, hechas desde las casas más cercanas al club de tiro y encargadas por el ayuntamiento, la Junta de Andalucía y los propios vecinos, que acreditan que allí se supera ampliamente el límite, fijado en 60 decibelios.
Hace apenas unos días registraron 94, si bien con aplicaciones para el móvil. “Cuando se hace por una empresa homologada, los valores son similares”, subraya un vecino en su casa, desde donde se escuchan con claridad los disparos a pesar de estar a casi un kilómetro del campo de tiro. La actividad es diaria desde las 10 de la mañana hasta el anochecer, y solo se relaja ligeramente los lunes y los martes. Con las competiciones del fin de semana la molestia se multiplica. “Esto nos afecta en el día a día. Hay estudiantes que se tienen que ir a casa de su abuela porque no pueden concentrarse”, señala otro vecino.
Dice este hombre, que prefiere no dar su nombre por las posibles represalias, que hay asociados con sus casas a más de tres kilómetros del club de tiro, muestra de hasta dónde llega el ruido. Y que otros no se asocian porque prefieren evitar problemas. Las denuncias públicas les han supuesto amenazas por redes sociales. “Deberíamos ir a pegarlos [los tiros] en la misma puerta de los amargaossss”, se lee en uno de los comentarios a una publicación en Facebook.
El Ayuntamiento remite a la Junta de Andalucía
Las denuncias de los vecinos chocan con la resistencia del club y con una maraña administrativa que sirve a la Junta de Andalucía y al ayuntamiento de Alhaurín de la Torre, ambos gobernados por el PP, para pasarse la pelota sin resolver la cuestión. Sin embargo, tanto el consistorio como la Junta cuentan con mediciones propias en las que se constata que se superan los valores límite “en más de 6 dBA”, una infracción muy grave, según la normativa de contaminación acústica.
La Junta remitió su informe al ayuntamiento a finales de septiembre, recordándole que tiene competencias para la “protección contra la contaminación acústica en zonas urbanas”. Días después, requirió al club de tiro para que adoptara medidas correctoras. Y a finales de noviembre, solicitó a otro departamento que abriera un expediente sancionador.
Todo esto parece haber servido para poco: el club ignoró inicialmente a la Junta, que entonces propuso la clausura provisional de “toda actividad de tiro” hasta que “se ejecuten las medidas correctoras necesarias y eficaces para evitar tal situación”, según consta en una comunicación oficial dirigida a los vecinos el pasado 29 de enero, a la que este medio ha tenido acceso. Sin embargo, nunca se clausuró el club. Tan solo, y durante unos días, la cancha más cercana a las viviendas, de las cinco que hay. En Jarapalos se sigue tirando y, según las últimas mediciones, con los mismos niveles de ruido.
Nuevas mediciones concluyen que se siguen superando los límites
En el club se agarran a que han acometido una reforma en la cancha 1 para rebajar allí los niveles de ruido, consistente en techar con “paneles acústicos” la zona de disparo. Su presidente, Javier Moreno, declaró la semana pasada a Andalucía Directo que todo está bien y que solo esa pista está en periodo de prueba. Respecto a las cinco mediciones que arrojan un ruido por encima, “todas están mal hechas”. Otro de sus argumentos es que el club está allí desde mucho antes que las viviendas, y que el ayuntamiento debería responder por qué autorizó construcciones tan cercanas. Este medio ha intentado contactar con responsables del club en repetidas ocasiones, sin éxito.
Sin embargo, vecinos disponen de un informe certificado de afección acústica realizado mientras esa pista estaba cerrada, y el resultado sigue superando los límites, alcanzando entre 75 y 80 dBA según el punto de medición. También el consistorio midió a finales de enero en el resto de canchas, que superaron los niveles. Según el Ayuntamiento, el expediente se ha puesto en manos de la Junta, “que tendrá que ser la que decida al respecto”. “El Ayuntamiento ha hecho lo que tenía que hacer y es el Gobierno autonómico el que debe adoptar las resoluciones de acuerdo a la ley”, insisten fuentes municipales.
Según el Reglamento de Protección contra la Contaminación Acústica (Decreto 6/2012), superar los límites admisibles de ruido supone una falta muy grave, sancionable con entre 12.001 y 300.000 euros.
La Junta de Andalucía espera ahora a comprobar las medidas correctoras adoptadas por el club. “Se han autorizado tiradas para realizar las mediciones”, señala una fuente oficial de la delegación de la Junta. Los vecinos denuncian que los tiros son diarios.
Una investigación por contaminación
El club de tiro de Jarapalos es un establecimiento histórico de Alhaurín de la Torre que se ha visto envuelto en diversas polémicas en los últimos años. Funciona desde 1969. Lo hace sin licencia de actividad porque, según sus responsables, esta se perdió y ahora no aparece ni en el club ni en el ayuntamiento. “Las licencias para esas actividades las daba el gobernador civil de la época”, esgrimen desde el consistorio, donde explican que las varias mudanzas que han hecho en los últimos años dificultan también acceder a los expedientes de la época.
El club alberga competiciones nacionales de tiro al plato. También se tira al pichón, aprovechando que Andalucía es la única comunidad autónoma que lo permite. Por eso, de vez en cuando aparecen por la urbanización Pinos de Alhaurín decenas de palomas moribundas, que han sobrevivido por los pelos al disparo de perdigones y van a caer a los alrededores. Este medio también ha podido ver vídeos de viviendas de la zona de cuyas piscinas se sacan decenas de restos de proyectiles.
En 2019, el Servicio de Protección Ambiental de la Junta de Andalucía sancionó al club con una multa y la advertencia de cierre por la acumulación de los perdigones en el arroyo y alrededores, la captación de aguas subterráneas mediante un pozo ilegal y el vertido de aguas residuales. Sin embargo, el expediente y las sanciones caducaron después de que no se recogieran las notificaciones en la sede del club.
En 2022, un juzgado de instrucción abrió diligencias para investigar la contaminación por el plomo, tras una denuncia de la Fiscalía. Decenas de toneladas cada año, además de hélices y platos de plástico y cartuchos. Tras acudir a la zona y tomar decenas de testimonios, el Seprona concluyó que se seguía vertiendo munición al cauce del arroyo La Breña (afluente del río Guadalhorce) “sin ningún tipo de control ni de gestión” y existía un “riesgo” para la calidad del suelo, las aguas subterráneas y la fauna y flora por la contaminación por plomo, un metal pesado, venenoso y no-degradable. Tres de las muestras sobrepasaban los niveles genéricos de referencia del reglamento de suelos contaminados, según el Instituto Nacional de Toxicología. Se encontraron efectos tóxicos en los ensayos, si bien leves.
La jueza llamó a declarar a los gestores del club, al alcalde Joaquín Villanova (PP) y a sus doce concejales del equipo de gobierno como investigados por la comisión de presuntos delitos contra el medio ambiente y prevaricación, por la falta de licencia e informe de calificación ambiental. Sin embargo, acabó archivando el caso en diciembre de 2023 por entender que los efectos de la contaminación no estaban demostrados, y que, aunque no aparezca su licencia, el club opera legalmente.
El otro club de tiro que había en Alhaurín, ubicado en La Alquería, se cerró. Era de titularidad municipal. Jarapalo se define como “organización deportiva sin ánimo de lucro” dedicada exclusivamente al deporte del tiro en las modalidades de plato, hélices y tiro al vuelo.
1