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¡Que viene Trump!: incertidumbre y temor en los sectores del vino y el aceite por los aranceles

Vino. Imagen: PIXABAY

Pilar Virtudes

15 de febrero de 2025 20:48 h

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Temor e incertidumbre. Así resume la situación el sector productor de aceite de oliva y de vino de Castilla-La Mancha ante el panorama que se abre para las exportaciones de estas dos producciones a EEUU desde la llegada del presidente Donald Trump a la Casa Blanca.

La situación no es nueva, ya la vivieron en el anterior mandato de Trump (2017-2012) y, aunque la experiencia siempre es un grado, también saber ya a lo que se enfrentaron, en especial las bodegas más pequeñas, hace que el posible abismo les asuste aún más.

Según datos de la aduana estadounidense, analizados por la Organización Interprofesional del vino de España (OIVE), Estados Unidos cerró en positivo sus importaciones de vino español en 2024. Aumentaron un 1,6% en valor y un ligero 0,1% en volumen, con aumento del precio medio del 1,5%. Las importaciones se situaron en los 1.226,5 millones de litros y los 6.789,9 millones de dólares americanos (unos 6.541 millones de euros), a un precio medio de 5,54 USD/litro (5,37 €/litro). Además, durante el mes de diciembre de 2024 aumentaron un 23% en valor y un 29,5% en volumen, lo que pueden responder a una reacción de adelanto de compras por parte de los importadores americanos, ante la posible adopción de aranceles por parte de la Administración Trump.

Las cooperativas tienen menor dependencia

Por lo que respecta a Castilla-La Macha, según el informe de mercado del ICEX de 2024, EEUU no es uno de los principales mercados para el vino de la región. En 2023, las ventas de vino al país americano alcanzaron los 17,1 millones de euros, lo que supone un 5,4% del total de las exportaciones de vino. Así lo corrobora también Juan Miguel del Real, gerente de Cooperativas Agroalimentarias, aunque no oculta que el sector está “expectantes para ver en qué se materializa ese anuncio”.

Para el sector esta situación es una preocupación aunque “relativa porque al final la importancia que tiene el mercado estadounidense en los principales productos nuestros no es un impacto grande, porque el peso de las exportaciones del vino o del aceite que son dos de los principales para las cooperativas agroalimentarias no es muy alto”.

Según los datos de Juan Miguel del Real, “en el caso de vino, las exportaciones de vino desde las cooperativas en distintos formatos: envasado, granel, espumoso, mosto está en torno al 1% del volumen de vino exportado, no es una exportación masiva la que se tiene a EEUU, en valor es algo más porque está en torno al 4,1% del valor de las exportaciones. No es un peso importante, pero no deja de ser un mercado emergente en el que aún hay mucha capacidad de crecimiento y en la medida en que se pongan trabas a la exportación no es una buena noticia”.

En el caso del aceite que exportan las cooperativas de la región, la situación es parecida. “La mayor parte de las exportaciones de aceite se hacen en Europa, lo que se exporta a EEUU está en Castilla-La Mancha en torno al 1,7% del volumen total de exportaciones con lo cual no es un peso importante, pero sí es cierto que mucho del aceite que llega a EEUU llega vía Italia y en la medida que pueda haber limitaciones al aceite español como ocurrió la otra vez, aunque sea a través de otros países, también nos afectaría”.

La preocupación está más en las consecuencias de los posibles aranceles para un mercado con mucho potencial. “ El mercado americano es un mercado muy grande con mucha capacidad de crecimiento, y aunque nuestras exportaciones no tienen un peso relevante en el cómputo total, hay mucha capacidad de mejora; en la medida en que eso se limite con unos aranceles elevados va a dificultar la llegada de nuestros productos a ese mercado”, asegura el gerente de Cooperativas Agroalimentarias. Además, por su experiencia tiene claro que “siempre que hay barreras comerciales de cualquier tipo no es una buena noticia sobre todo para el sector agroalimentario que es un sector muy desprotegido habitualmente y que se suele utilizar como moneda de cambio en muchas guerras comerciales y muchas cuestiones políticas”.

En el caso de las cooperativas, hay normalidad en el volumen de las exportaciones, pero en algunos casos de cooperativas que “tiene clientes fijos en EEUU sí parecen que están haciendo acopio de productos ante el temor de que se puedan imponer aranceles”.

Las bodegas pequeñas están más asustadas

Y aunque en el caso de las cooperativas el mercado estadounidense no es el principal de la producción de vino, no tienen la misma situación otras bodegas pequeñas que tienen mayor dependencia de este mercado. Este es el caso de Altolandon, una bodega de la Manchuela conquense y que fue de las primeras en abrir mercado en Norte América. Su propietaria y enóloga, Rosalía Molina, está preocupada ante la posibilidad que se puedan volver a poner trabajar a la exportación a este país como ya pasó hace unos años. En este caso, su dependencia de este mercado es mayor, ya que tiene compradores fijos en EEUU que ya están viendo la situación con temor.   

“De momento todo está igual, pero tenemos miedo, puesto que la otra vez fue brutal, nos afectó muchísimo, y en este caso se supone que va a ser aún más duro”, asegura a AgroalimentariaCLM desde París, donde está asistiendo a WINE París, la feria del sector. “Hemos quedado aquí con nuestros importadores americanos y venimos de una feria anterior. Tanto en una como en otra, lo que no están transmitiendo es que están preocupados porque piensan que ahora con Europa va a ser superduro y nos va a dificultar muchísimo el poder seguir trabajando con ellos porque el vino triplica, cuadruplica el precio y es un problema enorme para nosotros”.

El temor de estas bodegas más pequeñas es real: “Estamos bastante asustados todos, hay zonas que venden mucho allí y si hay aranceles va a fusilar a muchísimas bodegas”, asegura.

Altolandon exporta cada año entre un 15 y un 20% de su producción, que es de 200.000 botellas, a EEUU, para ellos “es un mercado importante” y que ha costado mucho abrir. “Son clientes que llevan años y ya sufrimos la otra subida, que llevó a que algunos vinos desaparecieran del mercado americano, y otros no se vieron afectados y se fueron vendiendo sin problemas. Esto para el mercado europeo es mortal”, asegura.

Entonces se perdió mercado, aunque posteriormente se fue recuperando. “Estamos en un muy buen punto en EEUU, habíamos ido creciendo. Nosotros optamos por tener un importador  en cada uno de los estados en los que hemos podido entrar. Hemos entrado en muchos sitios estos últimos años, de hecho tenemos ahora un viaje para visitar a todos. No sabemos qué va a pasar y ellos tampoco”.

El adelanto de envíos para sortear las posibles medidas arancelarias no está siendo importante. “Si es cierto que alguno ha sido previsor y ha pedido algo más, pero tampoco se atreven ellos porque ya no es solo el impuesto de exportación, sino que además ellos tienen que almacenar; normalmente nosotros trabajando con importadores pequeños y tampoco saben si el hecho de tener más vino allí les va a perjudicar, no se atreven a eso y otros tampoco pueden. EEUU es como muchos países en uno y cada estado tiene su legislación”, señala.

En general, para llegar al mercado americano “todo son trabas, nos penaliza la botella, ahora el alcohol; el ecológico es un plus, pero con la nueva normativa si el importador no tiene la certificación de ecológico convalidada que solo lo hace una certificadora, no podemos ponerlo porque no solo la tiene que tener la bodega, sino también el importador. Nos están obligando a quitar todo lo que ponga ecológico, el logo, la botella, la caja, todo lo tenemos que tachar, es que estamos retrocediendo, todo son trabas”, resume.

La experiencia durante los aranceles

Y aunque las cooperativas grandes de la región tienes menor dependencia del mercado americano, no ocultan su preocupación. Jesús Julián Casanova, presidente de Vidabol, una de las principales cooperativas de segundo grado de Castilla-La Mancha que acaba de cerrar una campaña histórica de aceituna con una producción récord de cerca de 20 millones de kilos y que comercializa aceites acogidos a distintas denominaciones de origen de la región, recuerda que ya vivieron esta situación. Los aranceles “fueron negativos, afectaron al vino y al aceite en nuestro caso. Ahora es verdad que ahora lo tratamos dentro del pesimismo con un punto más optimista porque se piensa que es posible que afecte menos que en la ocasión anterior”, señala.

En parte, este punto menos dramático se debe a que en el caso del aceite de oliva, “las empresas exportadoras tuvieron que adaptarse la nueva situación y esas estructuras quedaron ya creadas”.

Además, en aceite de oliva desde Vidabol tienen pocas exportaciones directas a EEUU. “Hay algún cliente que se lleva aceite de cosecha temprano directamente, pero la influencia negativa nos puede llegar de manera indirecta si la situación afecta a nuestros operadores, ya que nosotros mayoritariamente somos granelistas y si les afecta a ellos es posible que también nos afecte a nosotros. Nuestros clientes en mayor medida son italianos y ellos son operadores de un tamaño muy grande. Son grandes empresas exportadoras que tienen filiales en EEUU, tienen envasadoras y de alguna manera se adaptaron en la primera coyuntura y fuimos capaces de dar salida al aceite a pesar de los aranceles, veremos a ver como se presenta ahora”, apunta.

Jesús Julián Casanova considera que las exportaciones de aceite de oliva están viviendo un buen momento. “El hecho de bajar su valor hace que se empiecen a recuperar mercados que antes estaban perdidos, cuando el aceite está caro se pierden canales de comercio que cuando se ajusta el precio se va recuperando. Eso está pasando, el consumo está volviendo a aumentar por ese diferencial que había de valor, se nota mayor fluidez en todas sus vertientes, se está vendiendo bien”, asegura.

En lo que se refiere al vino, actualmente desde Vidasol, la cooperativa vitivinícola que también preside Casanova, están exportando a EEUU vino en envases de 0,75, tres litros y sobre todo veinte litros, y está en torno a un 4% de su facturación y en torno a un 8% de su vino envasado. “Nuestros clientes están actuando con normalidad, pero nos transmiten ese temor de que es posible que se eleve ese impuesto pero están trabajando con normalidad”, asegura.

Durante el anterior mandato de Trump, la repercusión fue negativa sobre todo para las exportaciones de los envases más pequeños. “De los dos envases que enviamos el de 20 litros sufrió menos, pero bajó un porcentaje, pero el de 0,75 fue el que más perdió, el de 20 litros no sufrió tanta carga arancelaria”, recuerda.

El Gobierno regional pedirá medidas a la UE

Desde el Gobierno regional también están expectantes ante esta situación. De hecho, vicepresidente primero, José Luis Martínez Guijarro, ya ha anunciado que se va a solicitar medidas a la Comisión Europea que, ante la política arancelaria de Estados Unidos, reduzcan el impacto para los agricultores y las empresas agroalimentarias de la región. Una petición que se trasladará durante un encuentro próximo entre el presidente regional, Emiliano García-Page, y la vicepresidenta primera y comisaria de Competencia, Teresa Ribera.

Los productos más amenazados por estos aranceles, según señaló la consejera de Economía, Empleo y Empresas de la Junta, Patricia Franco serían el queso manchego, el calzado, el aceite de oliva, el vino y los aparatos mecánicos.

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