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Atrapado entre el Brexit y las turbulencias de Trump: el Reino Unido se prepara para una ola de recortes del gasto público

La ministra de Economía, Rachel Reeves, durante una reunión con reguladores en Downing Street, Londres, el 17 de marzo.

María Ramírez

Corresponsal internacional —
25 de marzo de 2025 22:05 h

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Lastrada por el Brexit y la incertidumbre por el comportamiento del nuevo Gobierno de Estados Unidos, la economía del Reino Unido crecerá este año menos de lo esperado mientras al Estado se le dispara el coste de pedir prestado. En este contexto de peores previsiones, la ministra de Economía, Rachel Reeves, anuncia ahora una ola de recortes del gasto público que puede ser sólo el principio. 

Este miércoles pinta un panorama con turbulencias y pocas soluciones a corto plazo en su discurso de balance económico de primavera, que se considera un anticipo de por dónde puede ir el próximo presupuesto. El Estado tiene menos ingresos de los previstos y, para el Reino Unido, el coste de pedir prestado es el más alto desde 1998.

El relativo optimismo de Reeves cuando presentó el pasado otoño el presupuesto del primer Gobierno laborista en 14 años parece haberse esfumado. Entonces hablaba de las nuevas inversiones en hospitales, escuelas, trenes, carreteras, energía y viviendas para “nuevas ciudades” como un momento histórico equiparable a los presupuestos de otros gobiernos laboristas del pasado. “En 1945, reconstruimos el país después de la guerra; en 1964, lo reconstruimos con la tecnología y la ciencia; y en 1997, reconstruimos nuestros servicios públicos. Ahora tenemos que hacer todo eso”, dijo la ministra a finales de octubre en una entrevista con el Observer

El Gobierno de Keir Starmer ya ha anunciado un plan para ahorrar 5.000 millones de libras (casi 6.000 millones de euros) en ayudas públicas en particular por discapacidad u otros problemas de salud y espera limitar por ingresos ayudas que ahora son universales. El Gobierno justifica estos recortes con la cantidad inusual de personas dependientes de ayudas públicas en comparación con otros países europeos.

El número de personas que reciben ayudas y han sido clasificadas como no aptas para trabajar ni recibir asistencia para encontrar empleo en el futuro ha pasado de 360.000 al principio de la pandemia a más de 1,8 millones, según los últimos datos oficiales. El número de personas entre 16 y 24 años en esta categoría ha pasado de 46.000 a 160.000 en lo que el Gobierno describe como “preocupante” por la cantidad de personas “atrapadas en la inactividad al principio de sus vidas”. Cerca de un millón de jóvenes no estudian ni trabajan. En total, se estima que 3,8 millones de personas en edad de trabajar, o el 10% del total, no están en el mercado laboral y reciben algún tipo de asistencia. La tasa de paro, en cambio, es sólo el 4,4%, según los datos de enero. Y, tras el Brexit, faltan trabajadores en especial en sanidad, transporte y restauración.

Menos funcionarios

El Gobierno laborista también cortará el número de funcionarios del Estado, en particular en áreas de comunicación y asesoría, para reducir el coste en personal un 15% al final de la legislatura (en 2029), lo que supondrá tener empleadas a unas 10.000 personas menos, según confirmó este martes la ministra de Economía. El Estado británico emplea ahora a más de 540.000 personas, una cifra que incluye a contratados de forma temporal.

En la próxima semana, los ministerios recibirán una carta para pedir que ajusten sus cuentas en millones de libras pensando en el presupuesto de aquí al final de la legislatura. En junio, se espera una revisión de las cuentas por departamentos con más detalles de los recortes.

A finales de febrero, Starmer también anunció el recorte de la ayuda al desarrollo del 0,5 al 0,3% para financiar más rápido la subida ya prevista del gasto en defensa del 2,3 al 2,5% del PIB. La reducción de la ayuda humanitaria no será suficiente, sin embargo, para llegar a ese nivel de gasto en defensa en 2027, según quiere ahora Starmer por la amenaza de Rusia en Europa y la ruptura de Estados Unidos con su compromiso histórico de ayudar en la seguridad europea.

Además, el Reino Unido puede encontrarse ante el principio de más recortes por la situación geopolítica cada vez más complicada. “El mundo ha cambiado”, dijo Reeves en una entrevista en la BBC sobre una economía especialmente vulnerable a la guerra comercial empezada por Donald Trump. 

A diferencia de la UE, el Reino Unido no ha respondido con amenazas de aranceles recíprocos a las barreras de Estados Unidos y sigue negociando con Washington en un intento de que Trump excluya a los británicos de sus castigos comerciales. El Gobierno de Starmer intenta complacer incluso a los oligarcas de la tecnología que más le han atacado de manera personal, como Elon Musk, y sugiere quitar un impuesto a las empresas tecnológicas. 

El Gobierno laborista ha aumentado el gasto en sanidad, el arreglo de baches en las carreteras y la construcción de viviendas; también ha empezado el proceso para renacionalizar la gestión de los trenes e invertir más en energía renovable. Pero los frutos todavía no se han visto después de años de deterioro de las infraestructuras y los servicios públicos.

De hecho, la mayoría de los británicos creen que el país nunca dejó la “austeridad” o ha vuelto a ella, según el último sondeo de la encuestadora More in Common. Las culpas, según los ciudadanos, están repartidas entre el anterior Gobierno y el actual, pero la mayoría están decepcionados con Starmer y Reeves es ahora una ministra muy impopular.

Una economía que no crece

El Gobierno laborista ha repetido durante meses que su estrategia está centrada en promocionar el crecimiento para evitar subir los impuestos a “la clase trabajadora”, aunque ya ha aumentado la presión fiscal para las empresas, en particular para sus contribuciones a la Seguridad Social. Pero el crecimiento no sólo no llega, sino que la economía muestra señales de más debilidad.

La economía del Reino Unido apenas creció un 0,1% en el último trimestre de 2024 después de no aumentar nada en los tres meses anteriores. En enero, la economía bajó un 0,1%. La Oficina de Responsabilidad Presupuestaria, una agencia pública independiente del Gobierno, va a anunciar este miércoles una rebaja en su previsión de crecimiento para este año. Su última previsión era que el PIB aumentaría un 2% en 2025 y ahora puede ser la mitad.

Esto coincide con la estimación de la OCDE, que rebajó la previsión de crecimiento para el Reino Unido del 1,7 que calculó en diciembre al 1,4% anunciado hace unos días. En cambio, el mismo organismo mejoró en esta estimación la previsión de crecimiento para España en tres décimas, hasta el 2,6% del PIB.

Siempre el Brexit

Entretanto, el Gobierno británico no quiere reabrir el debate del Brexit, su gran lastre de crecimiento, y apenas ha hecho avances en su relación con la UE, que sigue siendo su principal socio comercial. Esto es así pese a las múltiples barreras que se han desplegado y que todavía están proceso de entrar en vigor cinco años después de la salida del Reino Unido de la Unión. 

Por ejemplo, a finales de este enero entraron en vigor los requisitos extra de documentación en la frontera del Reino Unido para los productos de la Unión Europea que los británicos llevaban cuatro años retrasando por miedo al impacto comercial. 

La UE empezó a imponer antes esos controles que han sufrido los productos británicos de todo tipo. Por ejemplo, las exportaciones de alimentos británicos a la UE fueron en 2024 un 34% menos en comparación con 2019, según un informe recién publicado por un consorcio de productores británicos

En un posible factor negativo para el sector turístico, a partir del 2 de abril, todos los turistas europeos que visiten el Reino Unido necesitarán una autorización de viaje (parecida a la necesaria como turista para viajar a Estados Unidos) que requiere rellenar un formulario extra y pagar 10 libras (unos 12 euros) por pasajero.

El Brexit también ha agravado la escasez de medicinas y la falta de trabajadores clave, por ejemplo en el sector de salud. El personal sanitario europeo ha sido sustituido en parte por trabajadores de países africanos vulnerables que la Organización Mundial de la Salud incluye en una lista roja de lugares donde no es “ético” contratar por la escasez de profesionales sanitarios que sufren en casa. 

Starmer se ha acercado a la UE para planear una estrategia común de defensa, pero sigue sin aceptar maneras de aligerar las barreras impuestas por el tipo de acuerdo de salida elegido por Boris Johnson.

Una de las sugerencias de la Comisión Europea es aprobar un acuerdo para facilitar que los menores de 30 años europeos puedan vivir y trabajar en el Reino Unido durante dos años con menos papeleo y que sea igual para los británicos en la UE.

El Gobierno británico se resiste incluso a esto para que no sea percibido como una vuelta a la libre circulación de la UE. Según las encuestas, dos tercios de los británicos son favorables a este tipo de acuerdo. Pero el Gobierno británico teme que esto aumente el número de personas que llegan al país y así tenga una cifra más alta de “migración neta”, la medida que obsesiona a los políticos en la vida pública del país.

Algunos de los arreglos con Bruselas se pueden acordar en la cumbre entre el Reino Unido y la Unión Europea prevista para el 19 de mayo en Londres. 

El Parlamento británico se vio obligado esta semana a debatir la vuelta del país a la UE después de recibir una petición ciudadana que ya va por más de 134.000 firmas. El Gobierno se apresuró a contestar que cumplirá la promesa que hizo en campaña de no empezar un proceso para pedir el reingreso en la UE.

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