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Una camarera denuncia haber sido despedida tras sufrir una agresión sexual por parte de un cliente en Zalla

Una persona sostiene una pancarta en una manifestación convocada por Movimiento Feminista contra la violencia sexual.

Maialen Ferreira

Bilbao —
21 de febrero de 2025 21:46 h

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Una joven de 18 años ha denunciado ante la Ertzaintza una agresión sexual por parte de un hombre de 48 años, cliente del bar en el que trabajaba en Zalla, Bizkaia. “Todo empezó con una agresión sexual de un cliente, de tocarme en mis partes íntimas, acoso continuo y comentarios lascivos. Yo lo denuncié y se lo conté a mi jefa, pero me insultó, me gritó, me amenazó con que esto iba a tener consecuencias”, reconoce la víctima que asegura que las agresiones se produjeron durante al menos dos semanas en un puesto de trabajo en el que lleva un mes y medio. Tras la denuncia y un juicio rápido, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Balmaseda ha dictado una orden de protección y la prohibición del presunto agresor a acercarse al domicilio, al lugar de trabajo y a cualquier lugar que la víctima frecuente aunque no esté a una distancia no inferior a 50 metros, así como la prohibición de comunicarse con ella por cualquier medio.

Según recoge el auto, al que ha tenido acceso este periódico, “en cuanto al riesgo objetivo para la integridad física o psíquica de la perjudicada, lo cierto es que el mismo es patente cuando es la segunda vez que se produce un incidente con el investigado, en un entorno que la denunciante no puede abandonar dado que es su puesto de trabajo”, sostiene el documento. Sin embargo, al presentar la orden ante su jefa, según relata, la despidieron. Algo que, según denuncia la madre de la víctima, ha sido una “injusticia”. “Nos parece una injusticia que le hayan despedido de su puesto de trabajo tras sufrir unas agresiones tan graves que han sido reconocidas por la Justicia. Sabemos que el agresor y la dueña del bar son amigos y cuando mi hija le contó lo que estaba pasando la llamó mentirosa y niñata. Le amenazó para que se callara pero mi hija es valiente aunque con 18 años sigue siendo una niña. No quiso callarse por ella pero también por el resto de mujeres”, detalla a elDiario.es/Euskadi la madre de la víctima.

Las agresiones comenzaron el 1 de febrero, según denuncia la joven, que describe que el investigado se encontraba en el local con su pareja en “estado ebrio” y se acercaba a ella cada vez que salía de la barra para tratar de abrazarle y tocarle sus partes íntimas, lo que no llegaba a conseguir porque ella le “propinaba un manotazo” para impedirlo. La joven también reconoce que acercaba su cara para darle un beso en la boca, algo que también trataba de impedir girando la cara. No obstante, la denuncia la realiza el 15 de febrero, día en el que tuvieron lugar los hechos más graves. Según la denuncia, el investigado se presonó en el establecimiento en varias ocasiones. En un primer momento, sobre las cuatro de la tarde, se acercó a ella y le dijo: “Ojalá tener 20 años para estar contigo”. Después procedió a hacer una videollamada enfocándola a ella, lo que hizo que la joven le echase del bar. El supuesto agresor regresó horas más tarde ya en “estado ebrio” como sostiene la joven. “El investigado se ponía en la salida de la barra molestando a la denunciante e incomodando a la misma, poniéndole sus manos en sus partes íntimas y frotándole sus partes íntimas contra ella haciendo como que bailaba”, recoge el auto. El investigado no cesó hasta que intervino otro cliente al ver la situación, que le llegó a propinar “varios empujones” para que parase.

Tras ese suceso, la joven le pide que se marche del local –ya por segunda vez en una tarde–, a lo que él responde que “se iba a arrepentir”. Cinco minutos después de irse, ya con la puerta del bar cerrada, vuelve a aparecer aporreando la puerta. La joven se encierra, llama a su familia y a la Ertzaintza. Finalmente, tras la intervención de los agentes, el supuesto agresor se marcha ante el aviso de que iba a ser detenido si no lo hacía.

Ahora, madre e hija buscan “justicia” y que además del supuesto agresor, responda por la situación la jefa de la joven que la despidió tras lo ocurrido. “Le vale más la pena tener a un cliente que a una trabajadora a la que pagaba 1.000 euros, estaba contratada para trabajar 10 horas semanales, cuando en realidad trabajaba 50 horas. Mi hija aceptó esas condiciones como cualquier persona que tiene una necesidad, porque tiene 18 años y está empezando la vida, pero hay que poner el foco en quien tiene a los trabajadores de forma precaria e ilegal”, sostiene la madre.

El bar en el que ha ocurrido el suceso es el hogar del jubilado propiedad del Ayuntamiento de Zalla y gestionado por un particular a través de una concesión. Tras la denuncia de la joven el Ayuntamiento ha mostrado su “más rotunda condena y rechazo”, pero no ha informado sobre la supuesta situación irregular en la que el local tiene a las trabajadoras. “El Ayuntamiento de Zalla muestra su más rotunda condena y rechazo de la presunta agresión, así como nuestro apoyo y cercanía hacia la víctima y su entorno poniendo a su disposición los recursos psicológicos, jurídicos sanitarios, de protección y de acogida que requiera. El Ayuntamiento de Zalla muestra su más absoluto rechazo contra todo tipo de violencia hacia las mujeres y declara tolerancia cero hacia cualquier agresión sexista. Mujeres y hombres hemos de luchar por nuestra autonomía, sin miedo a ser agredidas, acosadas o intimidadas. Por eso debemos decir basta. Este tipo de hechos no deben ser aceptados en nuestra sociedad. Por ello, debemos seguir trabajando desde las instituciones y movimientos asociativos, como desde la ciudadanía, para que las mujeres podamos vivir libres de toda violencia machista. Asimismo, el Ayuntamiento de Zalla insta a la ciudadanía a actuar con actitud activa y contundente contra cualquier tipo de agresión”, ha indicado a través de un comunicado.

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