'Y los campos se quedaron sin flores', una novela sobre la deportación de españoles a campos de concentración nazis

František Suchý fue el administrador del crematorio civil de Strašnice, en Praga. Cada vez que los nazis le llevaban cuerpos de prisioneros del campo de concentración de Hradisko y le ordenaban que los incinerase, se atrevía a apuntar en un listado los nombres y apellidos de las víctimas a las que en lugar de incinerar todas juntas -como los miembros de las SS esperaban que hiciera- lo hacía por separado y depositaba sus cenizas en urnas individuales que escondía después por el cementerio. Cada urna contaba con un número que también incluía en el listado en el que iba escribiendo todos los días los nombres y apellidos de las personas que incineraba. También le pidió a su hijo que hiciera lo mismo, para así, tener una copia del listado por si le descubrían y acababan con su vida. Unas de aquellas víctimas de los crímenes nazis de las que gracias a la hazaña de Suchý se conoce hoy su paradero fueron Anjel Lekuona, natural de Busturia (Bizkaia), Enric Moner de Figueras (Girona), Pedro Raga (Tarragona), Antonio Medina de Motril (Granada), Rafael Moya y Vicente Vila Cuenca de Alberic (Valencia).

Se trata de una historia conocida a día de hoy gracias a la meticulosa investigación de Unai Eguia, Anton Gandarias y Antonio Medina (estos dos últimos sobrino y nieto de las víctimas de nazis Anjel Lekuona y Antonio Medina). Lo que empezó indagando sobre la vida de Enric Moner, ha acabado con el encuentro de las cenizas de los seis y una novela con sus historias: 'Y los campos se quedaron sin flores', escrita por Unai Eguia y presentada este miércoles en Bilbao.

“Es una novela histórica y en aquellas cuestiones que no podíamos explicar porque no teníamos la suficiente información hemos tomado licencias literarias. No es una obra literaria, es un deber de memoria. Mi objetivo es recuperar la memoria de esas personas. La novela explica la odisea de los republicanos españoles que tuvieron que participar en la Guerra Civil Española del 1936 al 1939. Muchos fueron exiliados en Francia, en campos de concentración del Pirineo oriental. La mayoría hicieron actuaciones antinazis. Fueron detenidos, deportados y la mitad de ellos asesinados”, ha explicado Eguia en una presentación que ha contado con la presencia de su editor, Jordi Jiménez, Anton Gandarias, sobrino del deportado y ejecutado en el campo de concentración de Hradištko, Anjel Lekuona y del director del Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos (Gogora), Alberto Alonso.

Eguia narra la historia a través de 45 capítulos que cuentan la vida de cada uno de los prisioneros de los campos de concentración a través de historias reales y de ficción. “Tenía muy claro que iban a ser 45 capítulos por el significado de 1945 y los 45 años del personaje principal que era Enric Moner que nació en 1900 y murió en 1945. Enric Moner fue el punto de arranque pero sabía que la historia no podía ser sobre un solo hombre. Enseguida me di cuenta de que había miles. No podía enfocar la novela a través de un solo deportado. Imaginé que las historias podían confluir y después separarse para unirse otra vez. A lo largo de los capítulos encontramos historias de cada uno de los deportados”, ha reconocido.

Otros de los personajes de la novela son František Suchý, el héroe que escondía las cenizas de los prisioneros y gracias al que a día de hoy se conoce el paradero de miles de víctimas del nazismo, pero también oficiales alemanes nazis que juegan el papel de victimarios. “Narro la historia de un oficial que estaba dentro de la unidad de la Policía de las SS. Un ofical alemán nazi que tenemos sospechas de que participó en matanzas de pueblos enteros del norte de Italia. Recala en Hradisko, en la zona militar que cuenta con varios campos de concentración y allí instruye a jóvenes hitlerianos practicando con fuego real. Aparece en la obra porque es un asesino”, ha detallado Eguia, que no ha querido desvelar el final pero ha confesado que escribir sobre este oficial ha supuesto para él “denunciar” las atrocidades que hizo.

En la novela el escritor describe episodios violentos hasta el momento desconocidos que tenían lugar en campos de concentración, como violaciones de los capos de los campos a los deportados. Según ha investigado, estos capos o jefes de los campos de concentración se tomaban “sus propias licencias” una vez los comandantes nazis se iban o incluso con el apoyo de éstos. “Lo descubrí en un libro checo que leí. En ese libro únicamente se mencionaba y yo lo he querido narrar en un capítulo entero”, ha explicado.

Eguia ha estado más de tres años detrás de las historias que se revelan en la novela. Ha hablado con historiadores, con familiares de víctimas nazis, ha consultado bibliografía y visitado bibliotecas en otros países. Resultado de ello, es 'Y los campos se quedaron sun flores', que según ha declarado, no es un proyecto “en venta”, por lo que lo ha autoeditado él mismo. “Tenía claro que quería hacer justicia y verlo publicado en un papel, por eso lo he autoeditado. Soy consciente de mis limitaciones literarias y no quería pelearme con ninguna editorial”, ha declarado.

Tras esta investigación se ha sabido que las cenizas de Anjel Lekuona, quien fue deportado desde Francia, dónde se exilió tras luchar como gudari en la Guerra Civil, reposan hoy en día en el memorial dedicado a las víctimas de aquella masacre en el cementerio de Praga. Junto a las suyas, también están las de otros cinco prisioneros españoles del campo de concentración del Tercer Reich: Enric Moner, Pedro Raga, Antonio Medina, Rafael Moya y Vicente Vila Cuenca. Llevan ahí desde el año 1945, pero no fue hasta hace poco cuando sus familias lo han sabido con certeza.

Según los datos del Gobierno vasco 253 vascos fueron deportados a campos nazis, de los cuales la mitad perdieron la vida. A modo de homenaje crearon el pasado 5 de febrero de 2024 en su Busturia natal un tótem con fotografías y la historia de Lekuona, quien también fue homenajeado en 2022 con la primera placa Stolpersteine de Euskadi que incluye el mensaje '“Aquí vivió Anjel Lekuona Beitia, nacido en 1913, detenido en Francia el 10 de julio de 1943; deportado en 1944 a Buchenwald, Flosserbürg. Asesinado el 9 de abril de 1945 en Hradisko”. No se trata del único homenaje que se llevará a cabo. A través del proyecto Memoria de la Deportación 1945-2025 con motivo del 80 aniversario de la liberación de los campos nazis, las historias de Lekuona y el resto de víctimas del nazismo contarán con exposiciones, conferencias y un Curso de Verano de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) a lo largo de este año.

elDiario.es/Euskadi

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