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Opinión

¿Extremadura necesita a la universidad privada?

Universidad pública de Extremadura

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Hoy les invito ustedes a que echen cuentas, sobre todo si tienen hijos o hijas en edad universitaria, o que lo vayan a ser en los próximos años. Le invito a que echen cuentas para saber por qué es tan importante que defendamos la universidad pública y que rechacemos los proyectos de universidades privadas que se quieren instalar en nuestra región.

Vamos por el principio. El coste de una matrícula universitaria en la pública está entre los 800 y 2.100 euros, mientras que la matrícula en la privada se sitúa entre los 6.000 y 20.000 euros anuales. Esto quiere decir que si alguno de sus hijos quiere estudiar algún grado que ofertan las universidades privadas, como poco, tendrá que desembolsar 6.000 euros por curso académico. La media está en 13.000 euros.

A esto hay que añadirle, si no tienes la suerte de ser un gran tenedor de vivienda, con pisos disponibles y pagados al contado, el coste de una residencia o de un piso compartido. Y aquí también viene otro de los grandes problemas que tenemos en la región, y que parece que a la señora Guardiola le importa poco. Las residencias cuestan de media 600 euros al mes y un piso compartido puede estar perfectamente entre los 300 y los 350 euros. A pesar de ello, la presidenta insiste en que no hay que regular los precios de los alquileres por ley

Así las cosas, solo en matrícula y residencia hay que desembolsar 18.400 euros al año. Es el sueldo medio de un extremeño o extremeña (que está en 18.344 euros brutos anuales). Es decir, que todo lo que gana una persona media iría a pagar la matrícula y el lugar donde quedarse de un universitario. A esto hay que unirle gastos de manutención y de algo de ocio, que los pobres tendrán que hacer algo más que estudiar. Imagínense si en vez de un hijo, tienen dos o tres estudiando en la universidad. Inviable, ¿verdad?

Los proyectos de universidades privadas van a propiciar que solo estudie el que pueda. El que pueda pagar esas ingentes cantidades de dinero en la comunidad autónoma con los sueldos más bajos. ¿Y esos quiénes son? Pues los de siempre, los señoritos, herederos e hijos e hijas de… El resto de los mortales tendremos que dedicarnos a otros oficios.

Y ustedes me dirán que soy una catastrofista, que se podrá estudiar en la pública y que la competencia es sana. Sin embargo, la estrategia estudiada del PP, que ya está llevando a cabo en otras comunidades autónomas, está provocando un deterioro sin igual de las universidades públicas. Por ejemplo, la Comunidad de Madrid, a pesar de contar algunas de las universidades más prestigiosas del país como la Complutense o la Carlos III, las está infrafinanciando. Es la comunidad que menos dinero destina a la universidad, a pesar de contar con 6 de ellas. Por contra, hay ya 13 privadas y tiene en tramitación varios proyectos más.

Y esto es lo que quiere implantar aquí la señora Guardiola, discípula aplicada de Ayuso. En una región con un importante déficit poblacional, donde la única universidad pública pierde cada año alumnos debido a la baja natalidad, pretenden implantar cuatro proyectos privados, nada más y nada menos.

La universidad pública actúa como un ascensor social. Eso es indudable. El lema de los años 80 del “del hijo del obrero a la universidad” se ha hecho posible gracias universalizar su acceso, a través de una apuesta sin precedentes por las instituciones públicas. Una apuesta que ahora los dirigentes del PP no demuestran, quizás porque lo que les molesta sea, precisamente eso, que los hijos de los obreros y los jornaleros les hablen de tú a tú en los despachos.

Pero la universidad no solo genera sociedades más equitativas y con menos desigualdades, sino que también juega un papel fundamental en el desarrollo regional. Es un motor clave que difícilmente podrán jugar los proyectos privados, cuyos únicos objetivos son los de rentabilidad económica.

Y si esto fuera poco, las privadas tampoco tienen acreditada su calidad ni dedican gran parte de sus recursos a la investigación, algo que es fundamental para el desarrollo de nuestra sociedad. Sin la investigación en los centros públicos difícilmente hubiéramos superado, como lo hicimos, la pandemia del Coronavirus. Se nos ha olvidado ya esa época, pero dudo mucho, que las universidades privadas pusieran esfuerzo y recursos en ello.

Por todo esto, hoy, una vez más, desde Unidas por Extremadura mostramos nuestro firme compromiso con la universidad pública. Nos tendrán enfrente de todo aquello que suponga mercantilizar nuestra educación superior.

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