Ferraz culmina la purga en el Ayuntamiento de Santiago y expulsa de militancia a sus cuatro concejales críticos
La dirección del Partido Socialista ha dado el último paso contra los cuatro concejales que se han resistido a los movimientos del secretario local, Aitor Bouza, para conseguir una dimisión que le diese entrada como concejal en el ayuntamiento de la capital de Galicia. El movimiento, avalado por la ejecutiva federal, deja a los socialistas al borde de la irrelevancia en el Ayuntamiento, con solo dos concejales de los seis que obtuvieron en las pasadas elecciones locales. Gonzalo Muiños, Mila Castro, Marta Álvarez y Mercedes Rosón han sido expulsados de militancia de manera provisional. Ahora tienen tres días para presentar alegaciones pero nada indica que cuenten con posibilidades de que la cúpula socialista cambie de opinión sobre la purga puesta en marcha a iniciativa de Bouza.
La decisión se justifica por la “negativa a nombrar al portavoz municipal acordado por la dirección local”, Gumersindo Guinarte, en sustitución de Gonzalo Muiños, uno de los críticos con la dirección local. El origen del conflicto se remonta al pasado 26 de junio. Aquel día el PSOE en el Ayuntamiento decidió apoyar una iniciativa del BNG y Compostela Aberta que planteaba límites a las viviendas turísticas en una ciudad amenazada por el desborde turístico y con un evidente problema de acceso al alquiler para sus ciudadanos. La dirección del Partido ordenó a sus concejales abstenerse y estos prefirieron desobedecer.
Tal y como ha señalado la dirección provincial del PSOE en A Coruña, esta decisión se enmarca en lo establecido en el artículo 95.1 de los estatutos del PSOE, que “permite la expulsión provisional” del partido cuando se actúe “en contra de acuerdos expresamente adoptados por los órganos de dirección”, así como cuando “se produzcan supuestos de actuaciones gravemente irregulares que a juicio de la Comisión Ejecutiva Federal merezcan tal medida”.
Los cuatro concejales tienen ahora un plazo de tres días para poder hacer llegar al instructor designado por la Ejecutiva Federal las alegaciones y pruebas de descargo que estimen oportunas. Pasado este plazo, el partido señala que actuará de acuerdo a lo dispuesto en el reglamento, que recoge que podrá ser ratificada la expulsión, elevándola a definitiva; se podrá convertir la suspensión provisional en suspensión cautelar de la militancia remitiendo las actuaciones al órgano competente para la tramitación del expediente disciplinario; o bien el sobreseimiento del expediente y el archivo de las actuaciones.
La dirección provincial sostiene que las sanciones por las que se motiva la expulsión se enmarcan en el incumplimiento de faltas graves y muy graves de la normativa socialista, fundamentalmente la “obstrucción a la labor y decisiones de los órganos del partido” y “actuación, por acción u omisión, en contra de acuerdos adoptados por los órganos de dirección del partido que afecten a las instituciones”. A mayores, en el caso del concejal Gonzalo Muíños también se incluye la sanción “muy grave” de desempeñar cargos públicos o asimilados sin la autorización expresa de los órganos competentes del partido.
Si la expulsión es definitiva los concejales pasarán a ser no adscritos en la corporación municipal compostelana, lo que les implicará la pérdida de las asignaciones económicas que hasta ahora tenían atribuidas, si bien sí tendrán derecho a dietas. Hasta el momento, conforme han señalado fuentes consultadas por Europa Press, Gonzalo Muíños como portavoz tenía una dedicación exclusiva en el Ayuntamiento, mientras que Mercedes Rosón y Mila Castro ostentaban una dedicación parcial de algo más de un 60%.
El secretario municipal: “Al portavoz lo designa el grupo”
La resolución de Ferraz se conoce poco después de que se hiciese público el informe que los díscolos habían solicitado al secretario del Ayuntamiento. En ese documento se explicita que tendrán la condición de concejales no adscritos los que sean sancionados con “expulsión firme” del partido con el que concurrieron a las elecciones.
La otra cuestión se refería a la portavocía del grupo, para la que el PSOE designó a Sindo Guinarte mientras los ediles rebeldes seguían respaldando a Muíños, lo que fue el detonante de su expulsión. Según el informe del funcionario, “son los integrantes del grupo politico los que designan al portavoz, con la obligacion de comunicarlo posteriormente a la presidencia del pleno”.
Los expulsados se sienten avalados por el informe técnico-jurídico. Por un lado, porque consideran que Muíños -afectado por una suspensión ante la que cabía recurso, no por una expulsión definitiva- seguía siendo concejal socialista y, por eso, no tenía “justificación” el cambio de portavoz decretado por la cúpula del partido. Ese fue el motivo, aseguran, por el que no acudieron a la reunión convocada por Guinarte para ratificarse en el cargo.
“Ahora, por no acatar una convocatoria nula de pleno derecho y por no respaldar un cambio de portavoz municipal que no se sustentaba en nada más que una suspensión de militancia que ni tan siquiera era firme, se expulsa provisionalmente a Gonzalo Muiños, Mercedes Rosón, Mila Castro e Marta Álvarez”, algo que, según escriben en un comunicado, consideran “cuando menos, incongruente”.
“Unos pocos pueden ganar una batalla, pero todos perdemos la guerra”
La primera reacción a la expulsión llegó desde el municipio de Ames, limítrofe con Santiago. Su alcalde, el histórico socialista Blas García, escribió en la red social X: “Hay cosas que tienen difícil explicación para los que formamos parte del PSdeG, por lo que para la ciudadanía aún más. Unos pocos pueden ganar una batalla, pero todos perdemos la guerra. Gonzalo, Mila, Mercedes y Marta siempre fueron y serán socialistas.
Desde que empezó el conflicto, García expresó su preocupación por el efecto arrastre que la crisis compostelana pueda tener en los votos socialistas en toda la comarca, un territorio que es clave para que el bipartito PSOE-BNG pueda seguir gobernando la Deputación de A Coruña.
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