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Un tribunal condena a un sacerdote a diez años de cárcel por abusar sexualmente de dos monaguillos menores en Madrid

Un sacerdote, en una imagen de archivo

Alberto Pozas

26 de marzo de 2025 22:35 h

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Un sacerdote de la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz ha sido condenado a diez años de cárcel por abusar sexualmente durante años de dos monaguillos menores de edad. Los jueces de la Audiencia Provincial explican que el pedófilo aprovechaba para abusar de sus víctimas semanalmente cuando se quedaba a solas con los jóvenes en la sacristía de la parroquia Santiago Apóstol del municipio. Su condena, que todavía es recurrible, también le impide ejercer cualquier trabajo relacionado con menores de edad durante dos décadas.

El sacerdote condenado llegó en 2012 a la parroquia de esta localidad del Corredor del Henares. Los abusos a dos de sus monaguillos, según declaran ahora probado los jueces, empezaron ese mismo año y se prolongaron hasta 2019, cuando uno tenía 12 años de edad y el otro tenía 14. Aprovechaba los momentos en que se quedaba a solas con ellos en la sacristía para abusar de ellos con tocamientos o intentando besarles. También abusó de uno de ellos durante un viaje de la congregación a Tierra Santa.

Los chicos no coincidieron hasta años después. Uno contó lo que le había pasado con el sacerdote y el otro explicó que a él le había pasado lo mismo y se decidieron a denunciar los abusos ante la autoridad eclesiástica. Sus padres se enteraron de todo cuando llegaron a sus casas sendas cartas del Tribunal eclesiástico de La Rota citándoles para declarar en un proceso penal canónico. El entonces obispo Juan Antonio Reig Plá llevó entonces las acusaciones hasta la Fiscalía, que se querelló contra el religioso en 2022.

El caso estaba listo para juicio a finales de ese año pero el proceso se ralentizó hasta octubre de 2024 y la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid, según fuentes de la causa, se ha notificado hace tan solo unos días aunque está firmada en diciembre: diez años de cárcel por dos delitos de abuso sexual además de una orden de alejamiento, libertad vigilada y la prohibición de trabajar con menores de edad durante 20 años más, además de la obligación de indemnizar a cada una de sus víctimas con 2.000 euros. La Fiscalía llegó a pedir 12 años de presidio para él.

Los jueces explican que el sacerdote “se prevalió” del “ministerio” que desempeñaba y “aprovechó” la relación que tenía con los monaguillos para abusar sexualmente de ellos. A lo largo del proceso, las dos víctimas relataron que tenían una relación excelente con el vicario parroquial y uno de ellos llegó a explicar que era el “mejor amigo” de su familia. Los dos ocultaron los hechos a sus padres y solo contaron lo sucedido cuando, después de denunciar los hechos ante la Iglesia, fueron llamados a declarar y tuvieron que hacerlo acompañados por un mayor de edad.

El tribunal madrileño rechaza todas las alegaciones del religioso, que todavía está en plazo para recurrir su condena ante el Tribunal Superior de Justicia. Los jueces explican que nunca identificó a los testigos de su defensa, supuestos miembros de la congregación que iban a comparecer a su favor, y que nunca se presentó a la cita con el forense para intentar justificar que, como alegaba, es incapaz de tener una erección. También desestiman su principal argumento de defensa: que los abusos nunca ocurrieron y que los chicos se están vengando de él por ser “estricto” con ellos y que todo ha sido un malentendido de su actitud cariñosa.

La “lógica ascendencia” del sacerdote sobre los monaguillos

La principal estrategia de defensa del pedófilo ha sido cuestionar el testimonio de sus dos víctimas y afirmar que uno de ellos tenía problemas con las drogas. También alegó que todo había sido una “mala interpretación” y que él es “cariñoso con los niños, los acariciaba en la cabeza”. Los jueces contestan que los dos jóvenes han sido “muy sinceros” y que no aprecia “odio, resentimiento, venganza o enemistad” en sus acusaciones contra el religioso. Si uno de ellos tuvo un problema con las drogas como alega el cura fue, precisamente y según su testimonio, por haber sido víctima de abusos a manos del párroco.

Uno de los chicos llegó a explicar que el sacerdote era el “mejor amigo” de su familia, en contacto constante con sus padres. Su madre, que testificó en el juicio, expresó el dolor que supuso saber que una persona de su máxima confianza, de quien incluso habían cuidado durante una hospitalización, hubiera abusado de su hijo. El chico afirmó ante el tribunal que estaba “agonizando” en ese momento por tener que comparecer en el juicio y revivir el caso.

Los magistrados le condenan por dos delitos continuados de abuso sexual y explican que abusó de su puesto como sacerdote y de la “lógica ascendencia” que tenía sobre los dos monaguillos. “Era sacerdote que desempeñaba el cargo de vicario parroquial y las víctimas eran monaguillos de la parroquia, siendo indudable que quedaban a su cargo cuando ocurrían los hechos y tenía lógica ascendencia sobre los entonces menores, para cometer los hechos ilícitos en la propia sacristía”, explica la sentencia que ha podido examinar elDiario.es.

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