Una comida en París 365, el 'restaurante' solidario de Pamplona que recupera la normalidad

Francis Lomba, migrante de la República Democrática del Congo, llegó a Pamplona en 1998. Desde hace tres meses es una de las 60 personas que comen diariamente en el comedor social París 365. Hoy ha tomado lentejas, salchichas y, de postre, un trozo de roscón. El comedor social de la capital navarra reanudó su servicio de cenas el pasado lunes tras dos meses de interrupción que, según sus trabajadores, han servido para reflexionar sobre los problemas generados en el entorno del comedor, peleas, trapicheos y gritos, y buscar soluciones conjuntas con instituciones y vecinos.
Por un euro al día, París 365 proporciona desayuno, comida y cena durante todo el año a personas que, por motivos económicos, sociales o de salud, no pueden acceder a una alimentación adecuada. “Huimos de ser el típico comedor donde las personas hacen cola con una bandeja para coger la comida. Lo que buscamos es servir a las personas directamente en la mesa, mientras habla con otras personas. Nuestro comedor es un restaurante”, afirma Josean Villanueva, presidente del París 365.
Para acceder a este servicio, los usuarios deben pasar por una entrevista con trabajadoras sociales que evalúan su situación y determinan si incorporarles en los programas del comedor. Además de alimentos, París 365 también proporciona vestimenta a quienes lo necesiten. Francis relata: “Después de la entrevista, a mí me dieron un cheque de 60 euros para gastar [en las tiendas de segunda mano de París 365]”.
Una vez admitidos, los usuarios forman parte de un listado fijo de 60 comensales diarios. María Argain, trabajadora social del comedor, explica que se realiza “un proceso de seguimiento y atención de comedor, hasta que la misma persona mejore su situación y pueda hacerse cargo de su alimentación de manera autónoma e independiente”.
Thomas, migrante polaco que afirma llevar 25 años vagando a lo largo del continente europeo y que asiste al comedor desde principios de este año, resalta la labor de los voluntarios y trabajadores de París 365 en una mezcla de inglés, alemán y español: “my friends sind buenas personas”.

El pasado enero, París 365 interrumpió temporalmente el servicio de cenas debido a problemas de convivencia en las inmediaciones del comedor. Según la cocinera Pili Molviedro, “había bastantes problemas por las noches; trapicheos, peleas, gritos…”. Durante estos dos meses, las cenas se han entregado a los usuarios en fiambreras durante la hora del almuerzo. Paralelamente, voluntarios, empleados y la dirección del comedor llevaron a cabo lo que su presidente describe como “un periodo de reflexión, para abrir un debate con respecto a lo que supone sobrevivir en la calle, tanto para las personas afectadas como para el vecindario”.
“En este tiempo, hemos hablado con el Parlamento, el Ayuntamiento de Pamplona y hemos participado en procesos comunitarios con vecinos y vecinas que querían buscar una solución al problema de convivencia que se estaba generando”, afirma su Villanueva. María Argain, en su intervención ante el Parlamento, destacó que anteriormente existía una mayor rotación entre los usuarios del comedor, mientras que ahora la permanencia se ha extendido considerablemente.
Desde la dirección de París 365 consideran que el empeoramiento de la situación está directamente relacionado con la Ley de Extranjería, ya que, según ellos, “aboca a la ilegalidad a unas personas que han venido a nuestro país en busca de una mejor calidad de vida”. Villanueva señala una mejora tras el periodo de interrupción del servicio de cenas, indicando que ahora los usuarios del comedor “no están permitiendo que se generen estos conflictos” y que los vecinos han comenzado a comprender mejor “la realidad que lleva a que se produzcan esas situaciones”.

En este contexto de mejora en la convivencia y la atención, Ella, voluntaria escocesa que participa en el comedor a través del Cuerpo Europeo de Solidaridad, subraya el valor del apoyo emocional que brindan, mientras reparte el postre: “Lo más importante que hacemos aquí es ayudar y escuchar a la gente, y yo creo que es muy importante para estas personas tener a alguien que les escuche y les haga caso”.
Esta labor es destacada también por Francis: “Es algo muy importante que todos deberíamos apoyar”. Por su parte, María Argain subraya que van a “seguir insistiendo en que los servicios públicos atiendan de manera integral y con todos los derechos a estas personas que deben ser atendidas y escuchadas”.
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