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Feijóo y su laberinto con Vox

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante un desayuno informativo.
3 de abril de 2025 22:17 h

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Soplar y sorber, ya se sabe, que no puede ser, salvo que uno se llame Alberto Núñez Feijóo. El líder del PP lo ha vuelto a hacer. Desmarcarse de Vox mientras negocia con Vox. Así es. Por la mañana ataca a los de Abascal -su principal adversario en la derecha- y por la tarde, urge a los ultras a pactar los presupuestos de los gobiernos regionales de Murcia y Aragón. De día, llama antipatriotas a quienes son sus socios en más de cien ayuntamientos y por la noche, les apremia para que garanticen la estabilidad de las Comunidades Autónomas gobernadas por el PP.  

Feijóo cabalga en un mar de contradicciones convencido de que su competidor de bloque saldrá malparado tras la guerra comercial declarada a la UE por su aliado Donald Trump. Y de ahí que este jueves se lanzase a la yugular de Abascal por su defensa del presidente de los EEUU y por su “silencio connivente” tras el anuncio en el jardín de la Casa Blanca de la imposición de aranceles a los productos europeos.

¿Silencio connivente? ¡Hay que ser mentiroso!, le espetó el líder de la ultraderecha desde su cuenta de X. Los falsos patriotas y los conniventes con Trump a los que se refiere ahora Feijóo son los mismos con los que defendía acuerdos en las Autonomías hace un par de días para que sus barones aprueben los presupuestos de 2025. Y son también los ultras cuyos postulados en materia de inmigración y negacionismo climático ha asumido, con su bendición, el popular Carlos Mazón para garantizarse la presidencia de la Generalitat Valenciana tras su negligente gestión de la DANA.

No hay quien le entienda. O sí. Apoyar a Trump es hoy ir contra Europa, es viajar en el tiempo hasta el proteccionismo del XIX, es ir contra los intereses de la economía española y es sumarse a una era donde prima la ley de la jungla y el sálvese quien pueda.  Y eso es algo que Feijóo no puede permitirse, de momento.

Ahora lo que toca, como ha hecho, es tender la mano al Gobierno para diseñar una respuesta de país a la ofensiva comercial. Con permiso de Ayuso, claro, porque la lideresa madrileña tardó escasos minutos en poner en cuestión el plan de 14.000 millones anunciado por Sánchez para proteger a los sectores más afectados por la guerra arancelaria en una solemne declaración en La Moncloa.  Y eso que el presidente anunció, como Feijóo le había reclamado previamente, una ronda de diálogo del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, con los grupos parlamentarios y los gobiernos autonómicos en busca de una respuesta de país con la que enfrentar la crisis.

“En Aló presidente, desde La Moncloa, hoy Pedro Sánchez nos habla de aranceles. En la semana en la que ha prohibido las golden visa. Cuando ha subido 94 veces los impuestos. Cuando la recaudación por impuestazos equivale a 3.076 euros por hogar. Comiéndose el 47% de los salarios de los españoles”, escribió Ayuso en X. Una redacción que muchos interpretaron como un nuevo desafío a la estrategia desplegada por Feijóo, quien por primera vez en tres años se situó del lado de Pedro Sánchez e incluso le reconoció un acierto en su respuesta a la guerra comercial.

Lo dijo a media voz y con una ristra de peros, pero lo dijo: “Los contactos del Gobierno con los agentes sociales y económicos y con los sectores afectados son un paso acertado, pero quedará incompleto si no se dan dos condiciones. Por un lado, las medidas tienen que ser urgentes y suficientes.Y que el Gobierno siente en la misma mesa a los representantes de los sectores productivos afectados y a todas las Comunidades autónomas porque hace falta una estrategia de país bien definida en la que la unidad de todas las administraciones públicas sea un hilo conductor”. 

¡Paren las máquinas! Por una vez y aunque no lo parezca Sánchez y Feijóo están de acuerdo. Ahora solo falta saber hasta cuándo durará la convergencia. ¿Será Vox quien condicione otra vez la posición del PP? ¿Será Ayuso? Hagan sus apuestas. 

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