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La crisis de seguridad en Europa cambia el paso al mandato de Sánchez sin una mayoría estable en el Congreso

Pedro Sánchez, esta semana, en la Moncloa.

José Enrique Monrosi

14 de marzo de 2025 22:38 h

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El mandato de Pedro Sánchez está experimentando un nuevo giro de guion que sitúa en el centro de la política la crisis de seguridad que afronta Europa y que altera el orden de prioridades de un Gobierno marcado por la inestabilidad de los apoyos parlamentarios en los que se sustenta. El viraje se produce justo cuando han pasado exactamente cinco años desde el día en el que todos los planes saltaron por los aires. La primera legislatura del Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos apenas echaba a andar cuando el 14 de marzo de 2020 el Ejecutivo decretó un estado de alarma para confinar a la población por la pandemia mundial de la COVID-19.

La emergencia sanitaria echó entonces por tierra cualquier objetivo que no pasara por evitar muertes, buscar vacunas y paliar el desastre económico. Ahora todos los planes pueden cambiar por las decisiones de Donald Trump en EEUU y la situación en Ucrania. “Lo que nos estamos jugando en Ucrania no es algo que tenga que ver con un conflicto regional. Tiene que ver con el orden multilateral, con el cumplimiento de las reglas. Nos estamos jugando que prevalezca o no el derecho internacional”, dijo el presidente del Gobierno en tono solemne durante su comparecencia de esta semana en la Moncloa, tras las reuniones con los portavoces parlamentarios.

Sánchez expuso durante su intervención que el viaje emprendido por la administración Trump al frente de los Estados Unidos supone la ruptura de los consensos establecidos en Occidente tras la II Guerra Mundial y tiene consecuencias aún imprevisibles, pero que sitúa a Europa ante el reto de su autonomía estratégica, política, económica y también defensiva. Un camino no exento de esfuerzos y de amenazas para España.

El presidente enarbola en ese contexto el “contrastado balance en la gestión de crisis” de su Ejecutivo para intentar lanzar un mensaje general de certidumbre en mitad de la nueva tormenta. Y también para rebajar los recelos de sus aliados parlamentarios, algunos de los cuales le dan expresamente la espalda en los planes de aumento exponencial del gasto en Defensa. “Ni un solo céntimo de euro será recortado de políticas sociales para los compromisos en seguridad y Defensa”, se comprometió.

En el Gobierno admiten la influencia de esta nueva crisis en la legislatura: desde el impacto presupuestario de transitar hacia el 2% del PIB en gasto en Defensa hasta la propia conformación de mayorías en el Congreso. Aunque la apuesta, asegura el propio Sánchez, es alcanzar la cuadratura del círculo. “España lidera el crecimiento en la UE y lo hace mientras aumenta el presupuesto en Defensa en más de 10.000 millones de euros, en 120.000 millones las políticas vinculadas a los servicios sociales y en más de 20.000 a la transición ecológica. Es posible y es factible hacer todas estas políticas a la vez”. 

¿Cuáles son los planes del Gobierno?

El primer paso que ha adoptado España tiene más que ver con un compromiso político que con acciones concretas. Pedro Sánchez ha cerrado filas con los 27 en la voluntad de avanzar hacia una respuesta conjunta de Europa a los desplantes, amenazas y desafíos que plantean Estados Unidos y Rusia. Y abandera, además, un llamamiento a la solidaridad de la UE con los países del norte y del este. “Lo hacemos por solidaridad con aquellos países que la reclaman y a los que nosotros se la pedimos cuando nos azotó con especial gravedad la crisis del Covid. Entonces recibimos la solidaridad de los países nórdicos y hoy nos están reclamando esa solidaridad para disuadir la amenaza imperialista de la Rusia de Putin”. 

En esa línea, el Gobierno se ha comprometido con sus socios europeos a acelerar los planes de inversión en Defensa y no alcanzar el 2% del PIB en 2029, como estaba previsto, sino antes. Cuándo y cuánto dinero exactamente implica ese compromiso son detalles que, hasta el momento, se desconocen. En la Moncloa explican que el plan de acción debe ser previamente consensuado con el resto de socios europeos en base a las necesidades concretas que se estipulen y también al esfuerzo que se compute a cada estado, una negociación que España ya prepara con el objetivo de suavizar las exigencias que hoy se le demandan.

“Acabamos de afrontar una primera fase de análisis de la amenaza y de los problemas que afrontamos y el consenso ahí es generalizado. La semana que viene abordaremos las capacidades de las que necesitamos dotarnos de cara al futuro. Y la financiación de esas capacidades será justo el paso posterior”, explican fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores consultadas por elDiario.es.

La idea con la que trabaja el Gobierno es que en la próxima cumbre de la OTAN en La Haya del mes de julio se actualice el grado de compromiso de cada socio y que ahí se aporten “datos y criterios” sobre los que trabajar. Y el presidente defiende que el cumplimiento de España es mayor del que dicen actualmente las últimas cifras publicadas y referenciadas en 2023. “Si hablamos en valores absolutos, de 32 países España es el décimo contribuyente en presupuesto en defensa a la Alianza Atlántica. Y hay otros compromisos: invertir en nuevas capacidades de las fuerzas armadas, donde estamos por encima de la mayoría de países, y la participación de tropas en distintas misiones OTAN. Y nosotros estamos en todas salvo en Kosovo. Así que superamos de sobra y con nota lo alcanzado en otros países”, reivindica Sánchez. 

¿Qué dicen los socios del Gobierno?

La gran pregunta es cómo piensa afrontar el Gobierno un reto de tal magnitud en un contexto político tan inestable que ni siquiera le permite sacar adelante unos Presupuestos Generales del Estado. La ausencia de una mayoría sólida y la contestación de buena parte de los socios de izquierdas a los planes de Defensa llevaron al presidente a organizar en la Moncloa una ronda de reuniones con los portavoces parlamentarios de cara a lo que está por venir. Y aunque en el Ejecutivo preocupa que la voz de España no llegue disonante al exterior respecto al gran tema político global del momento, se asume que la posibilidad de contar con respaldo parlamentario en un Congreso tan fraccionado es casi una quimera.

“Todas aquellas cosas que tengan que pasar por el parlamento, pasarán por el parlamento, como no puede ser de otra manera. Y otras cosas que tengan más que ver con la gestión del Gobierno de España, pues tendrán que ser aceleradas y gestionadas por el Gobierno de España”, terció el presidente a la pregunta de la prensa de si pensaba llevar o no al Congreso las partidas presupuestarias comprometidas. Hasta ahora, modificaciones presupuestarias por valor de más de 2.000 millones de euros destinados a ayuda a Ucrania han sido impulsadas únicamente desde el Consejo de Ministros con reajustes, créditos o vía fondo de contingencia.

Aunque desde un enfoque meramente táctico la mayoría de fuerzas de izquierdas rechazan cualquier plan que implique el aumento del gasto en Defensa, Pedro Sánchez sí ha conseguido atemperar la posición de algunos aliados estratégicos. Después del posicionamiento público de formaciones como Izquierda Unida o Compromís, la líder de Sumar y vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, evitó el choque con el presidente del Gobierno al respecto de una cuestión tan delicada. Algo que le agradeció expresamente el jefe del Ejecutivo. “Quiero agradecer a Sumar dos cosas: que respete los compromisos con Europa y que se mantenga firme en el compromiso de este Gobierno con las políticas sociales”, dijo Sánchez.

Tampoco obtuvo el Gobierno un portazo de ERC, uno de los socios más importantes en el Congreso. Aunque su portavoz, Gabriel Rufián, también se desmarcó de una política de rearme que su partido rechaza, sí invitó al Gobierno a hacer pedagogía sobre las necesidades reales de inversión y sobre el momento crítico que atraviesa Europa. “Tenemos claro que la guerra está aquí, el mundo no es como nos gusta y eso implica que seamos responsables y vayamos más allá de la pancarta”, dijo el portavoz republicano.

Con el respaldo expreso del PNV y con posiciones menos concretas como las de Junts o Coalición Canaria, el Gobierno también cuenta con el 'no' de EH Bildu, Podemos y BNG y con un 'sí' del PP con muchos matices. “Europa tiene que rearmarse. España debe hacerlo también”, dijo Alberto Núñez Feijóo al inicio de la comparecencia posterior a su reunión con el presidente. Esas palabras, según las fuentes gubernamentales consultadas, llegaron a generar en la Moncloa la expectativa de un giro en el discurso de los populares. Fue un espejismo. Minutos después, Feijóo llegó a acusar a Sánchez de encaminar a España hacia una “autocracia” por no tener planeado rubricar el gasto en Defensa en el Congreso. Una estilo de oposición con aires, también, del ejercido durante la pandemia.

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