Francisco J. Vaquero, director de 'Vidas irrenovables': “La naturaleza no se gestiona sola, tenemos que hacerlo nosotros de manera responsable”
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“Renovables sí, pero no así”. Este podría ser el leitmotiv del documental Vidas irrenovables que se pudo ver por primera vez en Sevilla el 4 de febrero, en el mk2 Cinesur del centro comercial Nervión Plaza. “En el documental hay imágenes muy duras. Si alguien lo pasa mal, lo siento, pero la realidad es la que es y hay que contarla. Tenemos que ayudar a estas personas de una forma u otra”. Así daba paso Francisco J. Vaquero a la proyección de su película.
Después de presentar en 2022 Ganado o desierto, una cinta con la que quiso “mostrar el uso de la ganadería para revertir el cambio climático”, Vaquero vuelve a apostar por el documentalismo en Vidas irrenovables. A través de 47 testimonios, esta película muestra los perjuicios que la “implantación masiva y descontrolada” de energías renovables está causando a personas, animales y vegetación a lo largo de todo el territorio nacional. Está “transformando ecosistemas enteros, poniendo en aún más peligro especies que ya lo están y cambiando vidas de personas que se ven atrapadas en medio de todo esto”.
A la mañana siguiente de la proyección de Vidas irrenovables, Francisco J. Vaquero atendió telefónicamente a SevillaelDiario.es en un hueco de su agenda, llena de presentaciones como la de Sevilla por diferentes provincias. “Disculpa el ajetreo, ayer nada más terminar la presentación tuve que salir para Cabeza del Buey, mi pueblo, y en un rato salgo para Soria. No paramos”.
¿Está satisfecho con el documental? ¿Cree que ha logrado su objetivo?
Yo estoy muy satisfecho, la verdad. Creo que conseguimos uno de nuestros objetivos principales en este sentido, que era demostrar que esto es un problema nacional. Si nos quedábamos y enseñábamos en la película solo dos casos, nos arriesgábamos a que el espectador pudiera pensar que esto es algo aislado. Por eso, acabamos grabando más de 50 horas de testimonios, que hemos sintetizado en hora y media, y que están repartidos por toda España. Estoy convencido de que el espectador entenderá la magnitud del problema.
El público que ha venido a ver su documental en Sevilla parece principalmente mayor, ¿echa de menos a los jóvenes?
Pues, ahora que lo dices, sí. La mayoría de la gente que viene a ver la película tiene más de 40, diría. En algunos sitios cambia, claro, pero en casi la totalidad de los 120 pases que hemos dado ha sido así. De todas maneras, no considero que sea un problema general ni los culpo. Es verdad que ahora que se reivindica mucho el tema del kilómetro cero, el consumo local y la importancia del campo, sorprende la falta de jóvenes en estas iniciativas. Claro que siempre es responsabilidad nuestra comunicarlo, y puede que no lo estemos haciendo bien. No lo sé.
El subtítulo de la película es Naturaleza o miseria. ¿Es una pregunta o es un aviso?
Claramente es un aviso. En la naturaleza, donde están los recursos ricos de verdad, de donde parte todo, está la clave para la prosperidad. Además, la naturaleza hay que gestionarla. Por eso digo que es un aviso, porque la naturaleza no se gestiona sola, hay que entender la importancia de gestionarla de forma responsable, con conocimiento. Si no, ocurre lo que está ocurriendo con la industria de las energías renovables, lo que se ve en el documental, que es muy paradójico. Es la industria que viene a salvar el medioambiente, pero lo que hace es agravar más todavía el problema. Implanta estructuras de forma masiva en territorios donde no se tienen en cuenta riesgos gravísimos.
¿La industria de las renovables no ha querido participar?
Nosotros no hemos buscado su participación. Sabíamos que, al hacer un producto audiovisual, teníamos un tiempo limitado y decidimos dedicárselo enteramente a las personas afectadas. Creo, también, que estas empresas no necesitan este documental para contar su versión, pues es la única versión que venimos escuchando durante todos estos años.
La cuestión es que el beneficio de estas actividades no se queda en España, sino que sale y se va al bolsillo de la gente de estas empresas.(...) Por eso es colonialismo
Para los que no hayan visto el documental, ¿podría explicar qué es el colonialismo energético?
El colonialismo energético es lo que estamos sufriendo por culpa de una actuación irresponsable de empresas e industrias extranjeras. Se están saqueando los recursos naturales y avasallando el territorio para colocar este tipo de infraestructuras, ya sean fotovoltaicas o eólicas. Se destruye el subsuelo para hacer proyectos de minería, se contamina el agua con los proyectos de hidrógeno verde y, al fin y al cabo, se abusa de la naturaleza.
La cuestión es que el beneficio de estas actividades no se queda en España, sino que sale y se va al bolsillo de la gente de estas empresas. Es el caso de las patrocinadas por fondos extranjeros. Y por eso es un colonialismo. Es lo mismo que ha sufrido el Congo desde hace mucho tiempo, lo que han sufrido Perú, Bolivia y tantísimos países muy ricos, pero que han saqueado desde fuera para dejarlos sin nada. Será lo que nos pase a nosotros, seguramente: que cuando nos vengamos a enterar y a dar cuenta ya no quedará nada.
"Si nos unimos, podríamos hacer mucho más, desde luego"
¿Cree que la cosa cambiaría si nos enteramos de lo que está pasando?
Desde luego creo que si nos enteráramos la cosa cambiaría. Por eso hago este documental también. El problema es que somos muy pocos los que estamos hablando de esto, pero en los sitios en los que la gente consigue unirse y luchar todos juntos por el territorio se está consiguiendo, al menos, parar la situación temporalmente. De hecho, al terminar muchas de las proyecciones del documental en los distintos pueblos y ciudades se nos acercan muchas personas preocupadas, personas que no tenían ni idea de esto y que no quedan indiferentes al descubrir estas injusticias. Si nos unimos, podríamos hacer mucho más, desde luego.
Hablando de esa unión, ¿qué opina de esta frase que se dice en el documental?: “El campo lo tiene que luchar la gente del campo, porque los urbanitas se piensan que hay que echar cemento a todo y ya está”
Bueno, aunque yo, como director, no tengo que estar de acuerdo con todo lo que digan cada uno de los 47 testimonios de la película, entiendo que Rodolfo quiere hacer referencia a la desconexión y a esa diferencia en las concepciones de la gente de la ciudad respecto a la de los pueblos. Por mucho que vayamos los fines de semana de vacaciones al campo, la realidad de los ecosistemas y el funcionamiento del sistema rural es mucho más compleja, y en el documental se demuestra. Hay muchos chavales a los que les preguntas que de dónde sale el tomate y te dicen que del frigorífico. Creemos que sabemos qué pasa en el campo, pero no tenemos ni idea. Así, a esta gente de los pueblos le encantaría poder tirar con toda la fuerza que darían los de la ciudad; cuantos más seamos, mucho mejor. Pero esa desconexión de la que habla Rodolfo nos pone las cosas más difíciles, y en eso sí estoy de acuerdo.
De toda esta investigación realizada para el documental, ¿ha obtenido alguna solución?
Yo creo que lo más importante ahora mismo sería parar ipso facto. Que no se destruya ni un solo metro cuadrado más de tierra. Hay más sitios para poner estas infraestructuras. Las fotovoltaicas, por ejemplo, pueden ponerse en los tejados de las casas, y que cumplan ahí su función de abastecimiento. También en las empresas, las naves industriales, todos los sitios donde se consume energía. Y sobre todo, planificar, empezar a valorar la importancia medioambiental de los sitios en los que se implantan estas estructuras y valorar dónde se perjudica menos el espacio, y no dónde saldría más rentable para algunos. Creo que es de cajón.
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