Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

La federación internacional de atletismo planea un test genético para 'comprobar' el sexo de las atletas antes de competir

La atleta Caster Semenya compite en la carrera femenina de 600 metros durante el International Stadionfest (ISTAF) en el Estadio Olímpico de Berlín.

Marta Borraz

4

La Federación Internacional de Atletismo, la World Athletics, está inmersa en pleno proceso de modificación de sus reglas sobre quién puede competir en la categoría femenina. El organismo acaba de abrir una consulta que se prolongará hasta el próximo mes de marzo con el objetivo de someter a evaluación sus nuevas directrices, que en la práctica suponen cerrar la puerta del todo a las mujeres trans y a muchas de las que cuentan con alguna diferencia en el desarrollo sexual (DSD, como las llama la federación).

La propuesta endurece las reglas y plantea que solo puedan competir en la categoría femenina las mujeres con “sexo biológico femenino” y aquellas con cromosomas XY pero que tienen insensibilidad a los andrógenos (es decir, su cuerpo no reconoce las hormonas masculinas como la testosterona). Y propone que, para poder ser autorizadas, las atletas deban someterse como condición previa a un test genético de saliva o sangre seca para determinar la presencia o no del gen SRY (responsable del desarrollo de las características sexuales masculinas) y, en su caso, evaluar el nivel de testosterona.

Hasta ahora, World Athletics (WA), presidida por Sebastian Coe, solo permitía correr en competiciones internacionales a las mujeres trans en caso de que hubieran comenzado su transición antes de la pubertad o a los 12 años y de que mantuvieran un nivel de testosterona por debajo de los 2,5 nanomoles por litro en sangre. Esto en la práctica ya suponía su práctica exclusión. Por su parte, las atletas DSD –un término que hace referencia a quienes han nacido con un nivel cromosómico, hormonal o de anatomía sexual que no se ajusta a los cánones médicos y sociales para los cuerpos femeninos y masculinos– pueden actualmente competir si reducen su testosterona.

Conocido es el caso de la atleta sudafricana Caster Semenya, que batalla en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos porque se niega a tratarse para bajar la cantidad de testosterona que produce su cuerpo naturalmente. No es la única y tampoco el atletismo en el único deporte en el que se debaten este tipo de reglas desde hace años: durante los Juegos Olímpicos de París levantó polvareda el caso de la boxeadora argelina Imane Khelif, sobre la que se desató una campaña de bulos azuzada por la extrema derecha a nivel mundial y a la que se le acusaba de “ser un hombre” por tener cromosomas XY. Precisamente la semana pasada Donald Trump firmaba una orden para prohibir a las mujeres trans participar en competiciones deportivas ya no solo de alto nivel, sino también en ligas escolares y universitarias.

World Athlelics considera ahora que las reglas deben ser las mismas para mujeres trans y para mujeres DSD porque, asegura, “nueva evidencia ha aclarado que la supresión de testosterona solo puede mitigar parcialmente la ventaja masculina en el atletismo”. Y añade: “No hay ninguna nueva evidencia que sugiera que las mujeres transgénero y la atletas XY DSD sensibles a los andrógenos son biológicamente diferentes entre sí en relación con el diseño y los objetivos de las categorías femeninas”.

La federación afirma también que tiene en su mano “nueva evidencia” que apunta a que existe “una brecha de rendimiento” antes del incio de la pubertad, explica en el documento que somete a consulta para justificar la exclusión completa de las mujeres trans independientemente de que hayan empezado la supresión hormonal antes o después de la adolescencia.

La propuesta de World Athletics ahonda en el proceso de endurecimiento de reglas que protagoniza desde hace años y forma parte de las llamadas “pruebas de verificación de sexo” que se hacen por parte de los organismos deportivos desde hace décadas para determinar qué mujeres pueden competir en las categorías femeninas. El objetivo, reiteran, es “preservar el deporte femenino”. Por el camino se han quedado deportistas sometidas a métodos que en muchos casos se han convertido en verdaderos escrutinios públicos sobre su identidad de género, apariencia e incluso comportamiento.

Este tipo de reglas han sido criticadas por organismos de derechos humanos. De hecho, Semenya llevó su caso hasta el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que sentenció que la atleta había sido discriminada por ser obligada a someterse a un tratamiento hormonal que le redujera el nivel de testosterona por debajo del umbral que le había fijado la federación como condición para permitirle competir.

Etiquetas
stats