El castillo catalán donde se rodó Juego de Tronos en el que podrías vivir

Castell de Santa Florentina

Adrián Roque

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En la tranquila localidad de Canet de Mar, a escasos 50 kilómetros de Barcelona, se esconde una joya arquitectónica que parece sacada de un cuento de fantasía.

Se trata del Castell de Santa Florentina, una imponente fortaleza que ha visto pasar siglos de historia y que, en 2015, cobró fama mundial al convertirse en uno de los escenarios de la serie Juego de Tronos.

Lo que pocos saben es que, a pesar de ser visitado por cientos de turistas, el castillo sigue siendo una residencia privada en la que sus propietarios actuales, descendientes del linaje original, disfrutan de un hogar digno de la nobleza medieval.

Un castillo con historia y herencia

El Castell de Santa Florentina tiene sus raíces en una antigua villa romana, sobre la que en el siglo XI se levantó una masía fortificada para protegerse de las incursiones piratas.

Durante la Edad Media, su importancia creció, pero no fue hasta finales del siglo XIX cuando adquirió su apariencia actual. Fue entonces cuando el prestigioso arquitecto modernista Lluís Domènech i Montaner, a petición de su tío, el empresario Ramón de Montaner i Vila, lo reformó, combinando los elementos góticos con el esplendor del modernismo catalán.

La majestuosidad del castillo, con su imponente torre, sus salones adornados con vidrieras y sus jardines meticulosamente cuidados, no pasó desapercibida para los productores de Juego de Tronos.

En la sexta temporada de la serie, el castillo fue elegido para representar Colina Cuerno, la ancestral fortaleza de la Casa Tarly. Sus pasillos de piedra, su patio interior y su gran salón encajaban a la perfección en el universo de Poniente.

Un hogar dentro de una leyenda

A diferencia de otros castillos abiertos completamente al público, el de Santa Florentina sigue siendo una residencia privada. Sus propietarios, descendientes lejanos del linaje de los Montaner, han mantenido vivo su legado y habitan en una zona del castillo que está fuera del alcance de los turistas.

Aunque los visitantes pueden recorrer los espacios donde se grabó Juego de Tronos, la parte habitada por la familia sigue siendo un refugio de tranquilidad y exclusividad.

Para acceder a las salas donde se rodó la serie, los visitantes deben atravesar los jardines históricos del castillo, una experiencia que actúa como una transición entre la realidad y la ficción. Mientras pasean por estos terrenos, pueden imaginar a Samwell Tarly recorriendo los pasillos de su hogar antes de partir a la Ciudadela.

Un lugar de ensueño abierto al público

Aunque el castillo es una residencia privada, algunas áreas están abiertas para eventos y visitas guiadas. Santa Florentina es, además, un lugar muy solicitado para la celebración de bodas y actos culturales, lo que permite que su grandeza se mantenga viva en la memoria de quienes lo visitan.

Este enclave no solo destaca por su papel en la televisión, sino también por su valor patrimonial. Desde su origen como puesto defensivo hasta su transformación en una de las residencias modernistas más impresionantes de Cataluña, el Castell de Santa Florentina sigue siendo un testigo vivo de la historia.

Y aunque no sea fácil conseguir las llaves de este castillo para mudarse allí, recorrer sus pasillos permite a cualquiera sentirse, por un momento, parte de su legendaria historia.

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