El precioso pueblo del norte de España que tiene una cueva declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y es perfecto para una escapada en abril

Santillana del Mar es uno de los principales referentes turísticos del norte peninsular. Ubicada en la comunidad autónoma de Cantabria, a unos 30 kilómetros de Santander, esta localidad destaca por su conservación patrimonial, su valor histórico y su proximidad a uno de los yacimientos arqueológicos más reconocidos del Paleolítico: la Cueva de Altamira.
El núcleo urbano ha sido declarado conjunto histórico-artístico y forma parte de la red de los Pueblos Más Bonitos de España. La ausencia de construcciones modernas en el centro y la conservación de elementos arquitectónicos de los siglos XII al XVIII la convierten en un destino cultural de primer orden.
El trazado urbano conserva la disposición de una villa medieval articulada en torno a la Colegiata de Santa Juliana, un monumento románico construido entre los siglos XII y XIII. El entorno, compuesto por calles empedradas, casonas con balcones de madera y torres señoriales, permite recorrer uno de los conjuntos más representativos de la arquitectura tradicional montañesa. Este patrimonio, junto con la oferta museística, los espacios expositivos y la programación cultural, hace de Santillana un punto de interés constante durante todo el año.
A escasa distancia del centro histórico se encuentra el Museo de Altamira, que alberga una reproducción fiel de la cueva original, cerrada al público desde hace décadas por razones de conservación. La visita a la Neocueva permite observar con precisión las pinturas rupestres atribuidas al período Magdaleniense, fechadas entre 16.500 y 14.000 años. El enclave fue incluido por la Unesco en la lista del Patrimonio Mundial en 1985, dentro del conjunto de cuevas con arte paleolítico del norte de España.
El mes de abril es un momento especialmente adecuado para conocer la localidad, tanto por la afluencia moderada de visitantes como por las condiciones climáticas, que favorecen los recorridos a pie por el casco histórico y los alrededores naturales.
Un conjunto histórico-artístico en pleno funcionamiento

El principal atractivo patrimonial de Santillana del Mar es su núcleo urbano, que ha mantenido durante siglos su estructura original. A diferencia de otros municipios de tradición medieval, en los que el crecimiento urbano ha alterado su fisonomía, en Santillana las normas de conservación han permitido preservar calles, edificios y espacios públicos con un alto grado de autenticidad.
Entre los edificios más destacados figuran la Torre del Merino, la Torre de Don Borja y el Palacio de los Velarde, todos ellos vinculados a linajes que tuvieron un papel relevante en la historia local. Además de la Colegiata de Santa Juliana, que constituye el principal ejemplo de arquitectura religiosa, existen otras construcciones como la Ermita de San Roque o el Museo Diocesano Regina Coeli.
Santillana cuenta también con una programación cultural que refuerza su oferta turística. Durante todo el año se celebran actividades vinculadas al patrimonio, la música coral, las artes escénicas o la literatura. Algunas festividades como la Cabalgata de Reyes, que tiene lugar cada 5 de enero y que en 2009 fue declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, forman parte del calendario habitual de la villa y contribuyen a dinamizar la actividad local más allá de la temporada alta.
Altamira: un viaje al Paleolítico
La visita al Museo de Altamira permite al viajero acceder a una reproducción científica de la cueva original, conocida como Neocueva, que reproduce con exactitud la morfología y las pinturas rupestres halladas en su interior. Esta cueva, descubierta en 1875, contiene uno de los conjuntos de arte prehistórico más relevantes del continente europeo.
Las figuras polícromas de bisontes, ciervos y caballos que decoran el techo de la sala principal fueron realizadas con pigmentos naturales sobre la roca y han sido objeto de estudio desde su hallazgo. La cueva original permanece cerrada desde 2002 con carácter permanente, salvo en casos excepcionales, debido a las condiciones de conservación del arte rupestre.
Por este motivo, el museo ofrece una experiencia inmersiva que combina la reproducción visual con la contextualización arqueológica y científica del yacimiento. La Neocueva ha sido realizada utilizando materiales y técnicas similares a las que emplearon los primeros habitantes de la zona, con el objetivo de mostrar de forma didáctica cómo se crearon estas pinturas.
El museo, dependiente del Ministerio de Cultura, cuenta también con una exposición permanente sobre la vida cotidiana en el Paleolítico y la evolución de las sociedades humanas en el norte peninsular. Además, organiza actividades para escolares y visitantes interesados en la prehistoria, consolidando su papel como centro de referencia en la divulgación del arte rupestre.
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