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De enclave natural a ‘corredor eléctrico’: la batalla de un valle cántabro contra las torres de alta tensión de parques eólicos

Una de las zonas afectadas en San Miguel de Aras.

Rubén Alonso

Santander —

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Los vecinos de la localidad cántabra de San Miguel de Aras lograron hace tres décadas lo que parecía imposible: que una línea de alta tensión que cruzaba su pueblo fuera desviada a la sierra, lejos de sus hogares y manantiales. Fue una batalla larga, pero ganada. Hoy parece que la historia se repite. Y es que con la proyección de cuatro diferentes parques eólicos en Cantabria, las torres de alta tensión amenazan de nuevo este valle.

Su paisaje natural se puede convertir en un 'corredor eléctrico' que atraviese viviendas y fuentes de agua esenciales para la comunidad. Así pues, entre el temor por la salud, la pérdida de valor de sus propiedades y la sombra de un futuro incierto, los vecinos se están organizando para frenar un proyecto que, dicen, puede cambiar su pueblo para siempre.

“No entendemos por qué, en la mayoría de los municipios, las líneas de alta tensión esquivan las viviendas y pasan por los montes, pero cuando llegan a San Miguel de Aras descienden al fondo del valle, al lado de los manantiales y de las casas”, denuncia Begoña Gutiérrez en conversación con elDiario.es.

Se trata de una de las ciudadanas afectadas que lleva semanas movilizándose junto a sus vecinos. Su preocupación no es infundada: en el barrio de Llueva, algunas viviendas quedarían a apenas 41 metros de las torres de alta tensión, cuando, según defiende, “estudios científicos relacionan el aumento de la leucemia infantil si la distancia es menor a 300 metros”. 

Pero la batalla no solo es por la salud. Los vecinos temen que la transformación del valle en un 'corredor eléctrico' termine con el futuro de la zona. “Desde la COVID para acá han venido muchas familias nuevas porque esto es un refugio de naturaleza y tranquilidad”, explica Gutiérrez. Sin embargo, si el proyecto sigue adelante, creen que muchos podrían marcharse.

“No solo será una ruina en términos de salud, también será una ruina patrimonial y económica”, asegura. “La gente que viene aquí de la ciudad es muy sensible a todo lo relacionado con la alta tensión, porque conocen cómo influye en la salud”, incide esta vecina del valle. Además, según subraya, la instalación de infraestructuras eléctricas podría afectar a las empresas que dependen del turismo rural y del atractivo paisajístico.

Los proyectos que preocupan a los vecinos incluyen los parques eólicos Corus y Piruquito, en Guriezo, y Fuente Pico y Sierra del Sel, entre Voto y Ruesga. Para evacuar la energía generada, las líneas de alta tensión atravesarán varios municipios, como Liendo, Limpias, Ampuero, Rasines, Ruesga, Voto y Solórzano.

Aunque en muchos tramos se han diseñado para evitar las zonas habitadas, en San Miguel de Aras descenderán al fondo del valle, afectando directamente a viviendas y manantiales que abastecen a casi el 90% de los vecinos.

Además, la línea de evacuación de Sierra del Sel está proyectada para ser soterrada en las proximidades del nacimiento del río Clarín, lo que ha generado aún más preocupación. Desde la Federación Cántabra de Espeleología advierten de los riesgos de esta instalación sobre las cuevas y manantiales de la zona, cuyo equilibrio podría alterarse de forma irreversible.

La evacuación de la energía se realizará en dirección a Bárcena de Cicero, pasando por San Pantaleón de Aras, San Mamés de Aras, Secadura y Vidular, lo que afectará a un área aún más amplia. “Estamos realizando alegaciones, desde el Ayuntamiento, las juntas vecinales y los propios vecinos, y a ver si evitamos que nos vuelva a pasar lo mismo que hace 30 años”, sentencia Gutiérrez. “Esta pelea ya la conocemos y es muy larga”.

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