Un congreso político siempre es un escaparate para demostrar unidad y fortaleza a los ciudadanos y a los adversarios. Este fin de semana, en el cónclave del PSOE de Cantabria, en el momento cumbre en el que los socialistas levantaron el puño izquierdo para cantar 'La Internacional'... se fue el sonido. Entonces se vio que la nueva Ejecutiva no se sabe la letra del himno que ha sido el símbolo de la izquierda. Desde el escenario titubeaban y algo desconcertados movían los labios en un tenue hilo de voz, mientras Pablo Zuloaga aprovechó para lucirse interpretándola a pleno pulmón con la misma entrega que baila una jota montañesa o agarra el remo de la trainera.
El deporte que, precisamente, le ha servido como metáfora. “Dejo el timón pero cojo el remo”, proclamó cuando subió a la tribuna para defender su gestión. “El remo se puede coger de dos maneras: por el mango para remar o por la pala para golpear. Yo sé que el remo se coge por el mango” –dijo– “para remar en la dirección que marque el partido”. En ausencia de frases más ocurrentes se lleva el premio a la originalidad.
En realidad, el discurso del secretario saliente ha despertado más expectación que el del entrante, que en sus dos alocuciones tiró de argumentario socialista y lugares comunes sin anunciar ni concretar ninguna acción más allá de que Daniel Fernández volverá a ser candidato a la Alcaldía de Santander, lo cual tampoco es una novedad en sí mismo.
Así que lo más interesante quizá está en lo que no se dijo. Casares sale del Congreso sin haber confirmado que aspira a ser el candidato del PSOE a la Presidencia de Cantabria. Es una cuestión que genera recelos y sobre la que ha evitado pronunciarse durante toda la campaña electoral de las primarias. Un silencio que a estas alturas tiene la lectura de que Casares esperará a ver si le conviene protagonizar ese liderazgo cántabro o, por el contrario, mantenerse en Madrid. Si acaso, para entonces, soplasen vientos favorables para renovar su escaño en el Congreso de los Diputados.
La posibilidad de un doble liderazgo, como el que pretende ensayar el PRC –secretario general y candidato electoral– inquieta en un amplio sector del partido, incluso dentro de sus propios partidarios, y se interpreta como una falta de compromiso por parte de un líder al que la oposición bautizará como absentista –uno de sus apelativos preferidos– a la primera de cambio. El nuevo PSOE tendrá que esforzarse por trabajar una línea reivindicativa y crítica, máxime cuando Casares era el candidato preferido por la derecha e incluso por Cantabristas –los que hacen el “idiota”, según el consejero Roberto Media–- porque consideran que no perjudica sus intereses electorales tanto como el anterior.
Hace días que Pablo Zuloaga puso su cargo de portavoz a disposición de Pedro Casares. Pero, al parecer, ese gesto no les basta. En voz alta predican unidad y en voz baja lo quieren fuera de escena. Así que la paz interna queda pendiente en un congreso extraordinariamente tibio en lo político, que solo ha mirado hacia dentro de un partido roto
De momento, Pedro Casares no tiene voz en el Parlamento de Cantabria y pasa mucho tiempo en Madrid. Así que se ha recurrido a nombrar como portavoz a Ainoa Quiñones para que cubra las ausencias. En paralelo, Casares ha optado por una línea dura al frente de la Secretaría de Organización con el perfil de Agustín Molleda, que dejará el Ayuntamiento de Cartes –como había anunciado hace tiempo– y se dedicará en exclusiva al partido. Dicen que con la mirada puesta en Torrelavega.
Por lo demás, ha habido cargos en la Ejecutiva para todos los suyos. Hay que felicitar efusivamente a quienes se hayan ocupado de discurrir los contenidos de las 36 secretarías bautizadas con diferentes áreas de responsabilidad, al efecto de que todos los miembros de este órgano coordinen algo. Un verdadero encaje de bolillos para no herir susceptibilidades, aunque alguna hubo a la hora de hacerse una foto de familia feliz. Alguien apartó a otro alguien para posar más cerca del líder.
El Congreso del PSOE de Cantabria era un mal trago para ambos equipos, pero contra todo pronóstico tal vez inesperadamente haya sido menos amargo de lo esperado para Zuloaga, que conserva el apoyo de su grupo parlamentario. La unidad a la que tanto se ha estado apelando no se ha escenificado en el Congreso, más allá de algunos alcaldes como el de San Miguel de Aguayo, que ha entrado en la Ejecutiva de Casares, o el alcalde de Suances, que va en la lista del Comité Federal, compuesta por cuatro miembros de Casares y tres de Zuloaga.
El objetivo ha fracasado. Esperaban captar a algún pez gordo, pero ninguno de los diputados del grupo parlamentario socialista ha cambiado de bando hasta el momento siguiendo los pasos de Mario Iglesias, que ya ejerce de hombre fuerte del PSOE en el Parlamento. Hace días que Pablo Zuloaga puso su cargo de portavoz a disposición de Pedro Casares. Pero, al parecer, ese gesto no les basta. En voz alta predican unidad y en voz baja lo quieren fuera de escena. Así que la paz interna queda pendiente en un congreso extraordinariamente tibio en lo político, que solo ha mirado hacia dentro de un partido roto. “Los odios que al mundo envenenan”, como advierte 'La Internacional'.
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