La Justicia confirma la condena de un soldado por acosar sexualmente a una compañera de Regimiento en Salamanca
La Sala de lo Militar ha confirmado la condena un soldado por acosar sexualmente a una compañera de Regimiento de Especialidades de Ingenieros número 11, en Salamanca. El tribunal ha desestimado el recurso interpuesto por el condenado, al que condenó el Tribunal Militar Territorial Cuarto de A Coruña por un delito de acoso sexual e impuso el pago a la víctima de 5.860 euros en concepto de responsabilidad civil. Además, se le suspendió de empleo y se le inhabilitó para el sufragio pasivo durante un año.
La Sala considera que el soldado condenado, que llevaba en su unidad desde 2006, realizó comentarios y acciones con “un claro contenido hostil y humillante solicitando favores de naturaleza sexual” desde marzo hasta octubre de 2022: comentarios sexuales, insinuaciones y contacto físico que provocaba la incomodidad de la soldado.
La Sala concluye que el soldado condenado tenía “pleno conocimiento de lo que hacía” y aprecia dolo en su conducta, que provocó el “miedo, angustia y ansiedad” de la soldado, que se vio obligada a cambiar sus hábitos o su comportamiento diario para no coincidir o evitar al soldado que la acosaba.
El soldado comenzó con comentarios de carácter sexual y solicitudes veladas de favores sexuales y llegó a ofrecerle dinero a cambio. En otra ocasión le dijo que tenía que llevar minifalda mientras conducía un vehículo. También pidió a un compañero que le pasasen un vídeo grabado de la soldado mientras realizaba trabajos con una apisonadora para “pajearse” por la noche.
El soldado volvió a ofrecerle dinero —sacó un billete de 50 euros— a cambio de favores sexuales y que realizó comentarios como “qué buena está”, “vaya culo” o sobre el aspecto que tendría en una determinada posición con una clara significación sexual. Además, el varón intentaba hacerle regalos que la soldado siempre rechazaba.
La sentencia explica que él intentaba mantenerse cerca de ella (por ejemplo, en las marchas o formaciones), procurando tocarla o agarrarle la mano, incluso apartando a los compañeros para ponerse a su lado, y le enviaba mensajes al Whatsapp privado (no al del grupo de whatsApp para asuntos laborales) con fotos de regalos que iba a hacerle. Afirma que la soldado no contestaba y lo llegó a bloquear. También le hizo saber que le molestaban tales conductas y pidió al recurrente que la dejara en paz.
Agrega que durante la realización de un ejercicio “la intensidad y persistencia del acercamiento o contacto físico que el recurrente pretendía mantener llegó a un punto que finalmente la soldado, al no poder soportar más la situación, decidió poner los hechos en conocimiento de sus mandos”.
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