Relevo para un oficio casi desaparecido en La Rioja

Hay oficios tan tradicionales que parecen condenados a perderse, aunque ello no quiera decir que no sean importantes. En La Rioja, solo queda una empresa dedicada al mantenimiento de campanas de iglesias y relojes de torre. Y, cuando la jubilación se acerca, el relevo generacional es casi imposible en estos gremios prácticamente desaparecidos. Es lo que le ocurría a José Luis, al frente de Sonería Monumental San Román, hasta que su sobrino político Pedro Fernández, le llamó un día para decirle que él se haría cargo de la empresa.
Pedro Fernández es ingeniero industrial, había trabajado en La Rioja en varias empresas y en los últimos años había estado en Francia en puestos de responsabilidad. Trabajos alejados todos de las campanas, o eso pensaba él antes de saber que en una campana coincidían muchos de sus conocimientos y aficiones. Este ingeniero había decidido volver a Logroño y sus planes sí pasaban por emprender, pero poniendo en marcha una oficina ingeniería.
Hasta que se cruzó la campana. “Me di cuenta de que la campana es la artesanía llevada a la ingeniería, puesto que combina tradición, precisión artesanal y tecnología. Y todo ello, unido por la música”, subraya Pedro, puesto que él ha estudiado guitarra y es también gran aficionado a la música. Así que se lanzó. Empezó a aprender el oficio de la mano de José Luis y en diciembre de 2023 cogió las riendas del negocio, de quien sigue aprendiendo.

En Sonería Monumental se encargan del restaurar relojes y campanas, carillones, automatización de campanas, creación de relojes autómatas, mantenimiento. Como definen en su página web: “Preservamos el legado cultural para que el tiempo siga marcando su historia”. Además, son la delegación para el norte de España de Campanas Quintana, el fundido más importante del país, ubicado en Palencia.
El de Pedro Fernández es, además de tradicional y artesano, un oficio muy ligado a lo artesanal: “El reloj habla de cada pueblo y cuenta mucha historia”. Lo mismo ocurre con las campanas, “un sonido que acompaña a lo largo de generaciones”, por lo que “se valora mucho este trabajo, especialmente entre la gente más mayor”. “Cuando las campanas han estado un tiempo sin sonar y vuelve a hacerlo, a la gente le emociona y lo agradecen”.
Este ingeniero industrial reconvertido en campanero, que acaba de ser destacado por la ADER como emprender del mes, está satisfecho del cambio de vida que ha emprendido, aunque no olvida que ser el relevo en este negocio tiene su responsabilidad: “El relevo tiene que ser igual de eficaz”. Por eso, y para atender a todos los clientes que José Luis se ha ganado a lo largo de los años. Ahora está en manos de Pedro Fernández que las campanas de La Rioja sigan sonando y los relojes se mantengan puntuales.
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