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Feijóo no encuentra salida a la crisis de Mazón en la DANA

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, el pasado mes de enero, en una de las últimas veces que se les ha podido ver juntos.

Aitor Riveiro

8 de marzo de 2025 22:21 h

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Alberto Núñez Feijóo viajó a Bruselas esta semana para reunirse con los popes del PP Europeo. El líder del PP compartió mesa y diagnóstico con nombres importantes como Ursula von der Leyen, Friedrich Merz, Donald Tusk o Antonio Tajani, entre otros. El jueves, ofreció una rueda de prensa en la que expuso su posición ante los desafíos provocados por la guerra de Ucrania, el ascenso de Donald Trump al poder en EEUU y sus negociaciones con la Rusia de Vladímir Putin. Pero sus palabras fueron opacadas por otro tema: su propio anuncio de trasladar el inminente congreso del PPE de València a Madrid.

Es la última y más contundente consecuencia de la gestión de la DANA que el pasado 29 de octubre se cobró la vida de 224 personas y cuyas consecuencias políticas no solo atenazan las opciones electorales del PP en la Comunitat Valenciana, uno de los feudos claves para el partido, también empaña su mensaje de regeneración y la exigencia de responsabilidades políticas al Gobierno. La mancha de aceite sigue extendiéndose y Feijóo cada vez tiene menos salidas. Y ninguna buena.

Cuatro meses después de las riadas que anegaron buena parte la provincia de Valencia, el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, se ha encastillado en su sillón y está utilizando el cargo para armar su defensa ante una posible imputación judicial. Lo hizo de forma muy expresa en su primera y única visita a Madrid desde aquel trágico día de otoño, el pasado mes de febrero.

“Soy un daño colateral”, dijo de sí mismo Mazón en el hotel Ritz, cuyos salones atestaron dirigentes del PP, empresarios y periodistas. Muchos secundaron la convocatoria ante el convencimiento de que el presidente de la Generalitat iba a exponer su plan de reconstrucción. La rehabilitación de la provincia fue el marco político que pactaron Feijóo y Mazón como salida intermedia durante el cataclismo político de las semanas inmediatamente posteriores a las riadas.

El 'molt honorable president' no explicó los detalles de un plan de reconstrucción que no despega, pese a que así lo esperaban algunos de los asistentes al acto informativo. Uno de ellos, con trienios a sus espaldas en la política autonómica y ahora en la estatal, todavía no salía de su estupor cuando, un par de días después, habló con un pequeño grupo de periodistas en los pasillos del Congreso y tachó de “error” lo hecho por Mazón.

Aquel lunes fue atronadora la ausencia de Alberto Núñez Feijóo, quien a la misma hora del desayuno de su barón acudió al plató de Ana Rosa Quintana a conceder una entrevista en la que dejó claro cuál es el motor de sus decisiones sobre Mazón. “Nos interesa seguir gobernando”, dijo, antes de anunciar que tomaría una decisión sobre la continuidad del president en el momento “oportuno”.

El problema es que no parece haber un momento “oportuno”. Feijóo estaría más bien buscando el momento menos malo. Y eso si se asume que el líder del PP puede realmente elegir.

Porque el primer problema al que se enfrenta Feijóo a la hora de tomar decisiones sobre la Comunitat Valenciana es que ni mucho menos tiene todos los resortes controlados para decidir libremente y controlar luego las repercusiones.

El PP no tiene la mayoría absoluta ni en las Cortes valencianas ni en el Ayuntamiento de València, por lo que cualquier intento de cambiar alguno de los dos liderazgos institucionales pasa, sí o sí, por el plácet de Vox.

La primera idea que sondeó la dirección nacional fue la de forzar la dimisión de Mazón como president de la Generalitat, pero sin convocar elecciones anticipadas. El relevo lo asumiría la alcaldesa de la capital, María José Catalá, única persona con capacidad de liderazgo que mantuvo su acta de diputada autonómica, además de la de concejal y, posteriormente, la Alcaldía.

Guerras internas

Mazón y Catalá son enemigos internos por el liderazgo del PPCV. Él, alicantino, es alumno directo de Eduardo Zaplana. De hecho, gestionaba el control de las ITV en la Generalitat alrededor de las cuales se dio un pelotazo que llegó a los tribunales. Ella, valenciana, asume el rol que una vez jugó Rita Barberá. La diferencia de intereses y conexiones provinciales no son insignificantes en la política valenciana.

Un ejemplo: la empresa de Valencia (provincia) ha abandonado a Mazón. No le acompañó en el Ritz y uno de los principales rostros económicos, Juan Roig, apuesta claramente por un relevo a favor de Catalá. La patronal alicantina sí acudió a la cita madrileña.

Pero Catalá no tiene garantizados los votos para ser investida primera presidenta de la Generalitat valenciana. Vox no ha dado su visto bueno a la alcaldesa y, además, acaba de expedientar a su portavoz y teniente de alcalde en la capital, investigado por contratos de publicidad a medios.

Hace un par de semanas se produjo una votación en Les Corts para exigir la dimisión de Mazón. Todo el PP votó en contra. Pero quien lo salvó fue Vox, que pidió voto secreto.

Es decir, el PP solo tiene garantizado “seguir gobernando” en la Generalitat y en la Alcaldía si mantiene a Mazón y Catalá en su sitio. Y si la alcaldesa no es el recambio, difícilmente habrá otra opción para transitar esa senda porque el líder del PPCV obligó a dejar el acta de diputado a todos sus cargos institucionales. Él la mantuvo porque el Estatuto de Autonomía obliga a que el president sea miembro de las Cortes. Catalá se negó a renunciar a ser diputada y Mazón no pudo obligarla.

En la cada vez más intensa guerra de filtraciones, alguien desde la dirección nacional amenazó a Mazón vía ‘La Vanguardia’ con echarle de la presidencia del PPCV y montarle una gestora. La reacción fue inmediata: “Catalá no es una opción, antes iríamos a elecciones”, contestaron fuentes próximas al presidente en Artículo 14, en una pieza firmada por Pablo Montesinos, quien fuera vicesecretario de Comunicación de Pablo Casado. El alicantino asumió el liderazgo del PPCV de la mano de Casado.

¿Y por qué Vox no quiere echar a Mazón? ¿Y por qué su entorno amenaza a Feijóo con ir a elecciones? Más allá de afinidades o de culpabilidades sobre la gestión de la DANA, la realidad es que el partido ultra está disparado en las encuestas mientras el PP se “hunde” en la Comunitat Valenciana. Es la palabra que eligió el diario ‘La Razón’ la semana pasada para lanzar una dura andanada contra el president con datos de sondeos internos que maneja la dirección de Feijóo. Imposible garantizarse el “seguir gobernando”.

El PP tampoco tiene capacidad por sí mismo de aprobar los presupuestos autonómicos que deberían financiar la reconstrucción. Dependerá de Vox para hacerlo, toda vez que la oposición no parece dispuesta a salvar a Mazón, tras su ensalada de versiones sobre lo que hizo y no hizo en la peor tragedia en un siglo de su comunidad. Su última tesis es que llegó al centro de emergencias todavía más tarde de lo que había dicho en un primer momento, una forma de quitarse responsabilidades en los tribunales, que ya están analizando con lupa quién y cómo tomó cada decisión en esa jornada trágica. Así que la última palabra la tienen los de Abascal, que tras romper todas las coaliciones autonómicas con el PP hace unos meses, también la de la Generalitat, se preparan ahora para cobrarse cada voto que apuntale al president.

El cataclismo demoscópico filtrado desde la sede nacional de la madrileña calle de Génova al periódico del grupo Planeta impide también forzar la dimisión de Mazón y un adelanto electoral en la Comunitat, otra de las opciones que tiene sobre la mesa Feijóo. Y eso que un cierre anticipado de la legislatura le garantiza al president 15 años con asiento en el Consejo Jurídico Consultivo autonómico, un puesto por el que se cobra alrededor de 75.000 euros anuales, entre otras prebendas.

Pero a Mazón le preocupa su futuro económico, pero no solo. También las consecuencias judiciales de sus decisiones. El presidente, como todos, está aforado ante el TSJ autonómico, lejos del alcance de la jueza de Catarroja que ahora mismo instruye la principal causa que investiga lo ocurrido el 29 de octubre.

La jueza investiga una “actuación negligente” y “homicidios cometidos por imprudencia grave”, pero recientemente tuvo que rechazar una querella contra Mazón porque está fuera de sus competencias. La titular del juzgado podría llamarle a declarar como testigo, pero se arriesga a tener que imputarlo para garantizarle asistencia letrada y perder el caso en favor del Tribunal Superior de Justicia.

Temor a las encuestas

Así las cosas, Feijóo no puede arriesgarse a un movimiento de calado que le enfrente a Mazón si quiere cumplir con su objetivo declarado, “seguir gobernando”. Es algo que se analizó en Génova desde el primer día y que no ha cambiado en estos cuatro meses.

Lo que sí ha cambiado en estos meses son las versiones que ha dado Mazón de qué hizo aquella tarde del 29 de octubre. Sus giros de guion han dejado incluso al pairo a su jefe de filas, quien proclamó con toda solemnidad que el presidente valenciano le había estado informando casi al minuto de las consecuencias de la DANA. El problema es que para intentar protegerse, Mazón ha hecho públicas todas sus llamadas de aquella fatídica jornada, y Feijóo no aparece en el listado ninguna vez.

El último ‘plot twist’ argumental de Mazón es que llegó al Cecopi a las ocho y media de la tarde, cuando ya se había enviado la alerta a móviles, uno de los ejes de la investigación judicial. Cuando se mandó ya habían muerto la mayoría de las víctimas.

Este giro parece haber hartado a Feijóo, cuyo apoyo está al límite. Este jueves, en la rueda de prensa de Bruselas, el líder del PP volvió a arremeter contra el Gobierno central por su gestión de la DANA. Pero obvió no solo defender la de Mazón, sino que optó por ni siquiera mencionar al presidente valenciano.

Con las relaciones peor que nunca, 2025 avanza hacia la última fecha clave para Mazón y, por tanto, para Feijóo. Este verano está previsto el congreso autonómico del PP valenciano. Un cónclave que debe determinar si Mazón continúa al frente o si se produce un relevo orgánico que supondría también un próximo reemplazo electoral.

El congreso todavía está sin convocar y no es tan extraño en el PP retrasar este tipo de elecciones si por algún motivo conviene hacerlo. En Catalunya, por ejemplo, Alejandro Fernández va camino de cumplir tres años extra al frente del PP. El congreso autonómico debió haberse celebrado en 2022, pero Feijóo prefirió no abrir ese melón nada más aterrizar en Madrid para sustituir a Pablo Casado. Ahora, el liderazgo de Fernández está más asentado que entonces y el gallego ha optado por no menearlo ante el riesgo de perder el envite.

Feijóo y Mazón hablaron por teléfono el pasado fin de semana, según adelantó ‘La Razón’ y pudo confirmar elDiario.es. El contenido de la conversación no ha trascendido, pero sí la primera consecuencia: València no será la sede del congreso del PPE previsto para los días 29 y 30 de abril.

Un doble golpe, político y económico, para Mazón. La elección de la ciudad se produjo hace casi un año, antes de la DANA. El presidente valenciano planteó este cónclave como un “espaldarazo” del partido, la prueba de la importancia que el País Valencià tiene para el PP a nivel social y electoral. Tras las riadas, Mazón vio la oportunidad de afianzarse, ya que obtendría un respaldo no solo de la derecha española, también de la de toda Europa: desde la presidenta de la Comisión Europea a primeros ministros y otros destacados líderes internacionales.

En el PPE mostraron su temor. Feijóo les pidió tiempo. Pero a mes y medio de la fecha, y de forma inesperada, el líder del PP español anuncia que se lleva el congreso y las decenas de personas que iban a comer y dormir durante varios días en la ciudad. El recambio elegido: el Madrid de Isabel Díaz Ayuso.

Feijóo aleja así el fantasma de un boicot ciudadano a un evento del que también él espera sacar pingües beneficios políticos. Pero con el movimiento confirma su ruptura. El líder del PP ya no controla al presidente valenciano y ha optado por poner a salvo una foto para él muy importante. Es lo único que, de momento, ha podido hacer. Porque ninguno de los caminos que puede elegir le llevan a la salida del laberinto en el que lo ha metido a él y a todo el partido Carlos Mazón.

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