Una walkiria lesbiana y una segretaria de la Roma que inventó el Derecho se han proclamado feministas siendo lideresas de lo reaccionario más oscuro, sin asomo de rubor. Desde que el Me Too se convirtió en tendencia hace ya ocho cortos años y en los centros comerciales se vendían camisetas con el logo ‘Todo el mundo debería ser feminista’, las mujeres entendimos que lo de la igualdad iba para largo, a pesar, o precisamente, de estar en el mercado. Los derechos de la mujer pueden ser atractivos para la industria, pero mi abuelo decía que todo lo que se compra es barato. Y no, el discurso de estas dos rubias de la Cúpula del Trueno no lo vamos a aceptar.
Como en las invasiones bárbaras, el saqueo también se ha hecho costumbre, no solamente en los servicios públicos: los nuevos invasores se apropian del lenguaje, gritan tierra o libertad, cantan la Bella Ciao, roban a destajo conceptos como el feminismo, da igual que desprecien a la mujer. ¿Quién dijo ideología, velos, seguridad ni otras pamplinas, o Murcia para los murcianos si lo que importa es el petróleo, las armas, más ladrillo, o sembrar plantas de gas?. La guerra, como siempre, es de ricas (y rubias) contra pobres. Alice Weidel vive en una casa de ensueño en la privilegiada Suiza. Giorgia Meloni es una millonaria a la que su novio ha humillado en público (y de qué manera) pero se declara católica orgullosa, y monoparental. Ficción de tercera, porque ambas sirven a los hombres más poderosos del mundo, uno arruinado y condenado por la Justicia, el otro, un millonario ególatra que ensucia su propia red social.
Dividir la paja del heno no viene mal ahora que viene el 8 de Marzo y las mujeres seremos por una vez, con algo de suerte, las niñas de los ojos en una región donde es poco decir llamarla machista. Será entonces cuando los machos que siguen haciendo sus leyes terminen de golpearse el pecho con los puños para demostrar quien ha sido más feminista después de citar, pero sin profundizar mucho, algo de la Beauvoir o la Yourcenar. Habrán lazos lilas, premios institucionales, exposiciones, recuerdos emocionados, mucha declaración. Quizá nos empachen otra vez de Frida Khalo, una puerta violeta en la pared, palmaditas en la espalda como si fuéramos Miss Illinois pidiendo la paz en el mundo.
Cuando se acabe la agenda, veremos la pista de la discoteca una vez que ha amanecido. Vacía, con restos de la fiesta por el suelo, quizá algún presidente siga todavía allí. En esta Murcia donde en la Asamblea Regional, que debería ser la voz del pueblo, no se sale al minuto de silencio cuando un hombre mata a una mujer, porque no les gusta a los fans de las dos que he nombrado un poco más arriba. Los señores y señoras de la derecha moderada y sus alter ego socialistas lo toleran. Esto no pasaría si hubiera en la puerta del parlamento doscientas mujeres para protestar.
Sabemos que el feminismo no entra en la agenda oficial del gobierno murciano, más ocupado en otras cosas que en cuestiones de igualdad. Eso quiere decir, por ejemplo, que los movimientos de mujeres se están activando porque a la fuerza ahorcan, conscientes de que este es un tiempo de emergencia. En apenas tres meses ha habido dos crímenes machistas y la manada de empresarios fue absuelta, pero además de estos fracasos sociales, a fuego lento hierve la normalización de la desigualdad.
Como es usual, existe un mundo real y otro paralelo. En el primero, los abusos, la violencia, los cuidados, el machismo acelerado en los patios de instituto, el derecho a ser de otro género, la dolorosa brecha salarial, la misoginia brutal, los machacones y muy subvencionados esfuerzos por reconvertirnos en el ángel del hogar cuando ya lo somos, con alas rotas y menos sueldo. En el otro universo no se piensa en la cesta de la compra. Sólo en su dinero, que es la única y finita consigna universal. Si los alemanes le han hecho la peineta al dueño del imperio virtual, no quiero pensar lo que podemos hacer aquí las mujeres con un Acho no demasiado despierto.
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