Descubren la garra más grande de dinosaurio en Mongolia y sorprende a los científicos

Reconstrucción de una de las garras de este dinosaurio

Raquel Sáez

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Un equipo internacional de paleontólogos ha identificado restos fosilizados de un terizinosaurio, una especie de dinosaurio que vivió en Asia y América del Norte durante el periodo Cretácico y que se caracterizaba por sus manos tridáctilas (de tres dedos) donde lucían tres largas ungueales similares a garras. Sin embargo, la sorpresa de los científicos vino porque el ejemplar solo tenía dos garras, lo que lo convierte en un hallazgo sin precedentes hasta la fecha, según la investigación publicada en la revista iScience

El asombro de los autores no quedó ahí, sino que destacan el excepcional tamaño de la garra (de unos 30 centímetros) y el estado de conservación del conjunto de fósiles hallados en el desierto de Gobi (Mongolia), porque son tridimensionales y no se presentaron como contornos planos en roca. 

“Esta es, por mucho, la garra más grande que se conserva de un dinosaurio con esa vaina queratinosa”, explica en declaraciones recogidas por CNN la paleontóloga Darla Zelenitsky, profesora asociada de la Universidad de Calgary (Canadá) y coautora de un estudio.

Fósiles almacenados durante décadas 

En 2012, un equipo de investigadores de la Academia de Ciencias de Mongolia desenterró unos restos fosilizados de un terizinosaurio, pero quedaron almacenados durante décadas y no se habían puesto a analizarlos hasta ahora. Encontraron ambos brazos del dinosaurio, parte de la pelvis, gran parte de la columna vertebral y las garras, que presentaban dos dedos y no tres, como se creía que era habitual para esta especie. 

Según explican en su estudio, los fósiles datan de hace aproximadamente 90 millones de años y pertenecen a un dinosaurio previamente desconocido, en parte por la morfología de la garra. En su opinión, esto representa un nuevo tipo al que bautizaron como Duonychus tsogtbaatari. Creen que medía tres metros de largo y pesaba aproximadamente 270 kilogramos.

Los paleontólogos destacan que las garras se han podido conservar en tres dimensiones, con las ventaja que eso conlleva, porque ofrecen una imagen mucho más clara y realista del aspecto que habría tenido el dinosaurio en vida. Y eso ha sido posible, aclaran, por la queratina que hace que estas estructuras sean “mucho menos propensas a la fosilización que los ungueales óseos”.

Además, la mano bien preservada y la garra tridimensional de Duonychus proporcionan información sobre los posibles aspectos funcionales de la mano, explican los científicos, que teorizan con que solo tenían dos garras por su forma de alimentarse. 

“Con base en la forma del ungueal y las dimensiones de la garra queratinosa, Duonychus podría haber agarrado ramas o franjas de vegetación de hasta aproximadamente 10 cm de diámetro, que es menor que el diámetro de las agarradas por Therizinosaurus, lo que sugiere que puede haber sido más selectivo en su comportamiento de búsqueda de alimento”, concluyen. 

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