Desdeelsur es un espacio de expresión de opinión sobre y desde Andalucía. Un depósito de ideas para compartir y de reflexiones en las que participar
¿Quién puede alquilar?

Te voy a contar una anécdota que nos pasó a un grupo de amigos y a mí buscando piso. Somos Curro, Sandra, Javier y yo. Encontré un anuncio publicado ese mismo día de un posible alquiler que no tenía un precio abusivo para lo que ofrece en una ciudad como Málaga: un piso de dos habitaciones por 400 euros podía pintar bien, así que le escribí. Pero pasó algo extraño. La conversación iba normal hasta que de repente dijo “lo siento mucho, el piso ya ha sido alquilado”. Escuché mi intuición y nos pusimos manos a la obra: Javi, Curro y Sandra le escribieron para comprobar si era cierto que el piso ya no estaba disponible. Sorpresa, seguía disponible.
Aunque Sandra me comentó que desde que llegó noto una mirada rara por parte del casero. Confirmó su sospecha cuando al decirle su apellido, y fingir el casero que recibía una llamada espetó “lo siento querida pero ya tengo inquilino”. Pero casi mejor, porque a Curro le dijeron en la visita que el precio no era de 400 sino de 700, algo que a Javier, que fue después, no le dijeron en ningún momento.
¿Por qué pasó esto? Bueno, hay algo que no te he contado: Sandra se apellida Cortés, Curro es negro y mi querido amigo Javi, a pesar de ser medio irlandés, nunca tiene problema en poder buscar vivienda, más allá del precio. Y a mí me pasa porque, por mucho acento que me delate penibética, no me llamo Lola ni Pilar ni Rosario, sino Iliassou, así que se presume inmigrante.
Aunque parezca algo anecdótico, no lo es para nada. Y aunque se le quiera quitar hierro, tiene mucho de racismo y xenofobia. Porque a pesar de que exista la creencia de que si eres migrante te dan un piso automáticamente (y de forma prioritaria frente una persona española), miles de personas solicitantes de asilo y refugio pasan meses (entre doce y dieciocho de media) sin poder alquilar una vivienda, dejando en una situación de aún mayor vulnerabilidad a las familias monomarentales migrantes. Eso, sumado a los precios desorbitados de la vivienda, genera un colapso del sistema de asilo, según datos de Bienvenidas Refugio.
Algo que no recogen los informes es cómo el estigma, en el caso de España, se utiliza para acosar a inquilinas bajo la etiqueta de ocupa como carta libre para desatar cualquier acoso racista. Le pasó a mi amiga Fatou, que su casero quería echarla y convertir el piso en otra vivienda turística más. ¿A quién le importaba que los insultos los escucharan sus hijas?
Además, ya en 2020, el informe de Provivienda ‘¿Se alquila? Racismo y xenofobia en el mercado del alquiler’ mostraba que el 72.5% de las inmobiliarias contactadas aceptan formas explícitas de discriminación. Ese mismo informe, por ejemplo, indica que al 34,8% de las personas españolas se les solicita contrato indefinido. A las personas migrantes, un 62.2%.
Como podemos ver, para muchas personas estigmatizadas por su raza, etnia y/o proceso migratorio las únicas alternativas habitacionales son las viviendas precarias, casi siempre insalubres y en condiciones de hacinamiento situadas normalmente en la periferia, como serían los asentamientos informales (chabolas) que se encuentran en Huelva o Almería. Y se puede observar incluso el alquiler de una vivienda mediante plataformas de pisos turísticos (con el incremente de precio que supone e inseguridad jurídica para las inquilinas). Como estipula el Informe de la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea sobre antigitanismo de género, el 42% de personas encuestadas pertenecientes a la etnia romaní afirmaron carecer de agua corriente, de conexión a la red de alcantarillado o de electricidad en sus hogares.
Pero algo que no recogen los informes es cómo el estigma, en el caso de España, se utiliza para acosar a inquilinas bajo la etiqueta de ocupa como carta libre para desatar cualquier acoso racista. Le pasó a mi amiga Fatou, que su casero quería echarla y convertir el piso en otra vivienda turística más. ¿A quién le importaba que los insultos los escucharan sus hijas?
Y con todo esto, cuando hablamos de acceso al derecho a la vivienda digna, teniendo presente que la vivienda es un pilar que construye o destruye ciudades, pueblos y comunidades, las vecinas de la periferia, las de los nombres raros, las que cocinamos con especias, que parecemos y somos de cualquier lado, también tenemos derecho a habitarla dignamente.
0