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De investigar desigualdades a impulsar el “cambio social”: las universidades públicas andaluzas frente al reto de la igualdad de género

Con la llegada del 8 de marzo, las agendas se llenan de actividades de concienciación y sensibilización en torno al Día Internacional de las Mujeres. Buena parte de ellas están promovidas por las universidades públicas andaluzas, que en los últimos años han colocado en el centro de sus políticas el compromiso por la igualdad de género. Tanto es así que se han convertido en “las grandes impulsoras” de los avances que ha experimentado la sociedad en este campo, como afirma la catedrática en Comunicación Audiovisual Virgina Guarinos, que acaba de recibir el reconocimiento a Buenas Prácticas en Materia de Igualdad de Género que concede la Universidad de Sevilla.
También Mónica Domínguez, delegada del Rector para la Igualdad de Género de la Universidad Pablo de Olavide y codirectora del Centro Interdisciplinar de Estudios de las Mujeres, Feministas y de Género (CINEF), coincide en que la universidad pública en Andalucía ha sido “crucial” a la hora de promover la igualdad, gracias al papel que juegan estas instituciones desde diferentes ámbitos. Por un lado, han contribuido a “transformar la educación” al introducir “perspectivas feministas y de género en los planes de estudio, ayudando a formar profesionales con sensibilidad y conocimiento sobre la igualdad”. Profesoras como Cristina Ruiz, del área de Derecho Procesal de la Universidad de Córdoba aplican esa perspectiva en sus clases para “contribuir al cambio social”.
Además, al promover investigaciones centradas en “analizar desigualdades estructurales”, se han podido “visibilizar las brechas de género” que aún persisten en distintos ámbitos como la educación, el deporte, la salud o la cultura. Esos estudios “proporcionan datos y propuestas que sirven de base para diseñar políticas de igualdad”, orientadas a corregir esos puntos débiles detectados por la evidencia científica. Un ejemplo de ello son los diagnósticos vinculados a la igualdad entre mujeres y hombres que ha liderado Trinidad Núñez, profesora de Psicología Social en la Hispalense.
Herramientas para el avance social
“Sabemos que nuestros informes están sirviendo para gestionar políticas públicas que ayuden a cambiar estilos comportamentales menos sesgados y, por tanto, más socialmente saludables”, señala esta psicóloga especializada en cuestiones de género. Trabajos como El acceso a la justicia de las mujeres con discapacidad, dirigido por la directora de la Cátedra de Estudios de las Mujeres Leonor de Guzmán Celia Prado, fruto de un contrato de transferencia del conocimiento suscrito entre la Universidad de Córdoba (UCO) y la Fundación CERMI Mujeres, también se han traducido en una guía de “recomendaciones para la adopción de políticas públicas adecuadas”.
Por todo ello, la directora de la Unidad de Igualdad de la Universidad de Córdoba, Silvia Medina, concluye que “las universidades públicas también han sido, y son, agentes clave, para trabajar en el territorio, en las ciudades y provincias en las que se encuentran, a través del trabajo en red con otras instituciones y entidades”. Carmen Ruiz Repullo, profesora de Sociología en la Universidad de Granada, destaca de la investigación feminista que “se erige sobre la premisa de aportar evidencia científica que sirva a los organismos e instituciones para la implementación de normativas y políticas públicas con el fin de avanzar hacia una sociedad más igualitaria”.
El impacto de la universidad pública en la igualdad no se limita a la transferencia de conocimiento a las instituciones, sino que se proyecta hacia la sociedad a través de programas de sensibilización y actividades formativas abiertas al público. Pilar Fernández, vicerrectora de Igualdad de la Universidad de Jaén, destaca que estas actividades se intensifican en fechas clave como el 8M o el 25N, pero que se mantienen activas durante todo el año. Desde talleres y mesas redondas hasta la organización de encuentros “muy importantes para el avance de los estudios feministas”, como el X encuentro de la Plataforma Universitaria de Estudios Feministas y de Género, que se celebra en la UJA los próximos días 20 y 21 de marzo.
Conocer el pasado para mejorar el futuro
Aunque el compromiso de las universidades con la igualdad de género es hoy sólido y palpable, lo cierto es que es relativamente reciente. Las mujeres se incorporaron oficialmente a la educación superior en 1910, pero las universidades continuaron siendo espacios masculinos hasta bien avanzado el siglo XX y la apertura no se produjo hasta el periodo democrático, como recuerda Silvia Medina, experta en didáctica de la historia de las mujeres y del género.
Cuando Octavio Salazar, catedrático de Derecho Constitucional en la UCO, empezó a dar clases hace 30 años, “la perspectiva de género en la universidad ni estaba ni se le esperaba”. Fue la creación de unidades de igualdad, impulsadas al calor de la Ley de Igualdad de 2007, lo que motivó el “salto cualitativo y cuantitativo” que ha experimentado el sistema universitario en Andalucía la última década. Desde esas unidades, se han impulsado planes de igualdad, protocolos contra el acoso sexual y medidas de conciliación laboral dentro del ámbito universitario, entre otras actividades de formación en perspectiva de género y visibilización de las mujeres.
Gracias al esfuerzo de quienes integran esas unidades de igualdad, “se ha avanzado en entender la igualdad como una parte fundamental de la institución y en sensibilizar a la comunidad universitaria, pero es cierto que aún existen resistencias”, como reconoce la directora de la Unidad de Igualdad de la Universidad de Córdoba. Octavio Salazar, uno de los pocos hombres que forman parte de esa entidad en la UCO, comparte la idea de que los avances son evidentes, pero aún existen brechas de género que superar en las universidades públicas.
Desafíos y retos por delante
Por un lado, Salazar subraya el reto de “lograr que los hombres se sientan interpelados y no atacados, y entiendan que trabajar por la igualdad, investigar sobre igualdad y hacer docencia con esta perspectiva es asunto de mujeres y de hombres”. Para este estudioso del feminismo y las nuevas masculinidades, otro de los desafíos de la universidad es incorporar la perspectiva de género en el bloque troncal de los grados universitarios: “No puede seguir diluyéndose en asignaturas optativas, debería estar en el centro de la formación”.
Otras investigadoras como Carmen Ruiz Repullo apuntan que las brechas de género que persisten en el ámbito universitario guardan relación con la llamada “segregación vertical”, esto es, “el menor porcentaje de catedráticas, rectoras y decanas en relación al número de hombres”. Esa “importante” brecha que existe entre mujeres y hombres en cuanto a la carrera académica “se traduce en desigualdades salariales”, como acredita la profesora de Métodos Cuantitativos Mónica Domínguez, en referencia a los resultados del último Informe de Brecha Salarial del Ministerio de Universidades, que desvela un 12,7% de brecha salarial entre hombres y mujeres en el sistema universitario, y hasta un 19,1% en lo referido a complementos salariales.
A ello hay que sumar “la segregación horizontal”, que se palpa en “la infrapresencia de mujeres en grados como el tecnológico y su sobrepresencia en otros como la educación infantil o la salud”. La directora de la Unidad de Igualdad de la UCO añade también a la lista de desafíos “conseguir que las universidades sean espacios seguros, libres de violencias y de acoso sexual”, así como “espacios de trabajo donde se deben desarrollar políticas de corresponsabilidad reales, que permitan poner la vida en el centro”.
En definitiva, el papel de las universidades públicas en impulsar la igualdad también pasa por trabajar desde dentro para eliminar las brechas de género que siguen existiendo. De esta forma, se consolidarán como motor de cambio social, impulsando avances hacia una sociedad más igualitaria en el ámbito educativo, laboral y social, como han venido demostrando. Los diagnósticos realizados por las instituciones universitarias han promovido políticas más efectivas, demostrando el valor de la investigación feminista en la transformación social. En la actualidad, las universidades públicas andaluzas no solo son referentes en la lucha por la igualdad, sino también espacios que inspiran y lideran el cambio hacia una sociedad más justa, inclusiva e igualitaria.
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