El refugio de las amas de casa en Ortuella que querían escapar del hogar y llegaron hasta Pekín para debatir sobre la igualdad

Como cada lunes y jueves desde hace décadas, Merche, Elvira, María y Elena se reúnen con sus compañeras por la tarde para ir a clase de punto. Los martes, toca clase de lazos y muñecas y los miércoles sevillanas. Ellas son parte de la asociación de Amas de Casa Mendialde de Ortuella que lleva en activo desde 1992. Desde su fundación, cientos de mujeres trabajadoras de sus hogares han pasado por ella para realizar las actividades semanales, para ir a las excursiones que realizan o para viajar. Una forma de relacionarse y escapar, cuando es necesario, de la dura y poco reconocida tarea del trabajo en casa. “Las mujeres que la crearon lo hicieron para buscar un sitio de escape donde aprender algo que les gustara, relacionarse y hacer amigas. La mayoría se dedicaban a las tareas del hogar y esta era una forma de que salieran a la calle, conocieran gente, charlaran. Cogían el tren y se iban a Bilbao o hacían excursiones para conocer otros lugares que de otra forma no habrían hecho”, reconoce a este periódico Elena, que a sus 65 años es la presidenta de la asociación desde 2017.
María y Elvira son de las más veteranas con 83 y 84 años respectivamente. Merche, por su parte, cuenta con 78, algo menos que ellas dos, pero fue una de las fundadoras y formó parte de la directiva durante muchos años. “En aquella época no había nada para las mujeres y esta es una iniciativa muy bonita. Para muchas mujeres acercarse a la asociación era aprender sobre cultura, sobre aquello que necesitasen o les interesase. En mi caso, no trabajé fuera de casa hasta que mis hijos crecieron. Fue una experiencia muy bonita estar con ellos en casa, pero también agradezco haber conocido a la asociación”, reconoce Merche.
A día de hoy, muchas de las mujeres que forman parte de la asociación de Amas de Casa Mendialde trabajan en sus hogares. Otras, sin embargo, sí que se han dedicado a un oficio, como es el caso de Elena, la actual presidenta. “Yo soy peluquera y trabajaba en una peluquería, pero cuando tuve a mis hijos dejé de trabajar porque era un oficio muy esclavo. Si hubiera seguido trabajando no los habría podido criar, los habría visto muy poco. Lo dejé hasta que fueron independientes y volví a trabajar otra vez. No me arrepiento de la decisión que tomé, porque fue una experiencia muy bonita, pero ahora cuando hablo con mi hija, me dice que ella no dejaría su trabajo ni loca”, bromea.

“Mi hija dice que no dejaría de trabajar por nada. Para mí lo que hice fue algo positivo, aunque sé que es un sacrificio porque a mí me gustaba mi oficio, me encantaba. Pero criar a mis hijos era importante. Mi hija dice que llevará a los suyos a una guardería, que no va a sacrificar su trabajo y también dice que no sacrificará mi tiempo libre para que yo tenga que cuidarlos, salvo en casos puntuales. Es otro punto de vista. Yo no me arrepiento de nada, pero es verdad que ahora tenéis más oportunidades para poder escoger qué queréis hacer”, sostiene Elena.
La mayoría de ellas aceptan su realidad como trabajadoras de sus hogares de forma positiva. No obstante, algunas de ellas, desde los inicios de la asociación contaban con un carácter reivindicativo como es el caso de las hermanas Barrutia, Lucía y Victoria, hijas de una de las fundadoras. Las dos, siendo muy jóvenes en el año 1995, gracias a la asociación, participaron en la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, que tuvo lugar en Pekin, encuentro que fue un hito histórico y que puso en marcha la hoja de ruta para lograr la igualdad de género, el empoderamiento de las mujeres y niñas y poner en valor el ejercicio de sus derechos humanos.
30 años después, el Ayuntamiento de Ortuella, su pueblo natal, recuerda cómo se sintieron ambas hermanas con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. “Son muchos los recuerdos que vienen a mi mente cuando pienso en Beijing 95, con la presencia mundial de las ONG en Huairou. El balance que hago de todo ello en general es muy positivo. Desde mi punto de vista, lo mejor de este foro fue que 30.000 mujeres de todo el mundo intercambiábamos experiencias y con todo ello estrategias de acción, porque si algo quedó realmente claro en Huairou fue que debíamos llevar ese Beijing 95 a nuestros distintos puntos de partida para que todo aquello no se quedara archivado en el pasado, ni se redujera a buenas intenciones. Ahora empieza el gran foro”, explicó Victoria tras regresar de aquel viaje.
Por su parte, su hermana Lucía, recordó el asombro de la capacidad de unión de las mujeres. “Si he de decir una de las impresiones que me causó haber estado en el foro de las ONG en Beijing, citaré la de asombro, al poder comprobar la concurrencia en un mismo lugar de la cantidad de grupos y asociaciones en las que las mujeres somos capaces de reunirnos; allí encontré desde grupos de amas de casa hasta asociaciones de mujeres juristas, pasando por asociaciones de mujeres jóvenes, feministas, artistas, etc. También pude conocer de cerca la problemática de determinados colectivos de mujeres que también estaban presentes en Pekín, colectivos como el de las mujeres islámicas o las tibetanas. Para terminar diré que personalmente ha sido una experiencia enriquecedora y que valoro positivamente”, explicó por aquel entonces. Este periódico ha tratado de entrevistar a ambas hermanas, pero han preferido mantenerse alejadas de los medios de comunicación, aunque siguen formando parte y acudiendo periódicamente a la asociación que creó su madre, la de Amas de Casa Mendialde de Ortuella.

La revista 'Vascas en Pekín' editada en octubre de 1995 por el Instituto Vasco de la Mujer (Emakunde) recoge las impresiones de las amas de casa de Ortuella tras volver sus dos compañeras. “Sobre el segundo trimestre del 94 recibimos la información, por parte de Emakunde, de cómo se iba a celebrar la IV Conferencia Mundial de la Mujer en Beijing, haciéndonos constar que nosotras como ONG teníamos la opción de participar. En un principio, nos causó un poco de desconcierto, pues nos parecía algo tan inalcanzable que pensamos que se quedaría en una mera información, por lo que de momento lo dejamos archivado para dar salida a nuestro programa, el cual estábamos realizando durante el curso. Pero a medida que seguimos recibiendo más información sobre el foro fuimos madurando la idea y pensamos que la presencia de las mujeres de Ortuella, uno de los pueblos más marginados de la zona minera, tendría que aportar y recibir muchas experiencias. De esta manera, dos de nuestras socias se animaron a ser nuestras portavoces”, explicaron desde la asociación.
“Una vez allí intercambiaron experiencias con mujeres de otras partes del mundo a quienes hablaron de la dinámica con la que funciona nuestra asociación, así como de los frutos que ha dado y del bien que está haciendo entre las mujeres de Ortuella. A su llegada compartieron con nosotras su enriquecedora experiencia, así como de los logros conseguidos en Beijing y de la Plataforma de Acción Positiva. Marta, periodista de Salgai que es una prensa local, hizo una entrevista a Vicky Barrutia, una de las socias que fue a Beijing que fue publicada en la zona minera margen izquierda y encartaciones . Mucha gente al leerlo nos ha felicitado por ser la única asociación de estas zonas en acudir al foro. En Ortuella todas las mujeres de la asociación estamos muy contentas por el eco tan positivo que ha tenido”, concluye el escrito.
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