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Nuevos Audi Q5 y Q5 Sportback: pulir lo que ya brillaba

El color dorado es nuevo en el catálogo del Audi Q5.

Pedro Urteaga

Cuando un fabricante tiene la suerte de disponer en catálogo de un vehículo superventas, poco puede hacer cuando llega la hora de renovarlo que afinar lo que ya era considerado unánimemente bueno. Esto es sencillamente lo que le ha tocado hacer a Audi con el Q5, de cuyo éxito habla por sí sola la cifra de 2,7 millones de unidades entregadas en todo el mundo desde que llegó al mercado en 2008, lo que hace de él el Audi más vendido de su historia.

En esta tercera generación, la firma de los cuatro aros cuenta con una nueva plataforma, la PPC, que sirve de base también a otros modelos equipados con motores de combustión, como el A5 y el A6 (la PPE está dedicada en exclusiva a eléctricos), y que en el caso del Q5 se emplea tanto en su carrocería estándar o SUV como en la más deportiva o cupé, conocida como Sportback.

Ambas aumentan de longitud con respecto al modelo anterior y rebajan su altura, de lo que deriva una estampa de coche más dinámico y pegado a la carretera. El maletero cubica 520 litros en el Q5 normal y 515 en el Sportback. Una mejora relevante de la nueva generación es que incorpora una bandeja cubreequipaje que puede retirarse y guardarse bajo el compartimento de carga cuando no se necesita. 

En términos de diseño exterior, la mayor parte de los cambios los encontramos en el frontal, que estrena faros más delgados y afilados, surcos deportivos en el capó, entradas de aire tridimensionales y una parrilla en posición más elevada para dejar espacio a una batería de sensores y elementos diversos de aerodinámica activa.

En lo que supone, a nuestro entender, una concesión a la moda proveniente de China, la zaga del coche se simplifica para dar lugar a una superficie más limpia, pero también con menos carácter. Son novedad en esta zona un spoiler de mayores dimensiones, especialmente en la carrocería Sportback, y la luz que se proyecta desde aquel en la luna trasera para hacer más visible el vehículo al frenar, por ejemplo, que también en distinta en la versión cupé.

Como en otros modelos de gama alta de Audi, las ópticas traseras pueden contar con tecnología OLED, firmas personalizables y funciones car-2-x que cumplen cometidos de comunicación y detección de proximidad con otros coches.

El interior alberga pantallas de 11,9 y 14,5 pulgadas, también OLED, para el cuadro de instrumentos y el sistema multimedia, respectivamente, a lo que se añade -según versiones- una tercera pantalla de 10,9“ para el acompañante, esta LCD para que no pueda verse desde el puesto de conducción, y un head-up display de grandes proporciones con el que, por primera vez, puede manejarse el sistema de infoentretenimiento.

La dotación de seguridad del Q5 se enriquece con sistemas como el asistente de conducción adaptativo 4.0 provisto de swarm data (inteligencia de enjambre), al que se suman dispositivos para mejorar la eficiencia y asegurar tanto los virajes como el tráfico transversal y cruzado. El coche puede equipar también un asistente para conducir con remolque.

Todos con etiqueta Eco

Todas las versiones de Q5 y Q5 Sportback disponen ahora de hibridación ligera de 48 voltios, o mild hybrid, que en España lleva aparejada el distintivo Eco de la DGT. La tecnología MHEV+ introduce además notables mejoras, la más importante de las cuales es que el motor eléctrico se ha acoplado a las correas del motor de combustión a fin de que pueda impulsar el coche en ciertas condiciones, sobre todo a baja velocidad y al maniobrar.

Ese propulsor eléctrico, en su doble función de motor de arranque y generador de energía, ayuda al vehículo a arrancar y le aporta par adicional (hasta 24 CV en modo boost) cuando es necesario. Su actuación permite rebajar el consumo de combustible y, en deceleración, recuperar 25 kW operando como generador. De alimentarlo se encarga una batería LFP de 1,7 kW -mayor que la de la mayoría de los mild hybrid- que trabaja a 48 V.

El ahorro de carburante se cifra en 0,3 litros/100 km para la versión de gasolina TFSI y en 0,7 litros/100 km para la diésel TDI. Traducido a emisiones de CO2, la primera las reduce en 17 g/km y la segunda, en 10 g/km.

Por el momento, la gama de motores contempla tres opciones: un 2.0 TFSI de 204 caballos, un 2.0 TDI de la misma potencia y el 3.0 V6 TFSI de 367 CV que monta la variante deportiva SQ5. Esta última exhibe como detalles distintivos los acabados en aluminio y las salidas de escape dobles. Disfruta también de un nivel de equipamiento superior y de una dinámica lateral optimizada que contribuye a obtener una aceleración de 0 a 100 km/h de 4,5 segundos, la mejor de su segmento.

Más adelante habrá una versión híbrida enchufable de nueva generación que, además de mejorar en mucho el alcance en conducción eléctrica, estrenará denominación: e-hybrid en lugar de TFSIe, como hasta el momento.

Todas las versiones cuentan ahora con dirección progresiva de serie, vectorización de la fuerza de frenado y un sistema de frenado sin fricción vinculado al dispositivo MHEV+ de recuperación de energía en las deceleraciones. A partir de ahora, el coche lleva instalados cinco ordenadores para gestionar las actualizaciones inalámbricas que puede recibir el coche sobre distintas parcelas de funcionamiento.

La suspensión que se suministra de serie incluye amortiguadores de frecuencia selectiva. Como opción se ofrece una suspensión neumática cuyo rango de (diferencia de) altura se amplía hasta 60 milímetros. Con ella, el Q5 dispone de los modos suplementarios Lift (+45 mm) y Off Road (+30 mm); en Dynamic, la carrocería desciende 15 mm, y permanece en su posición normal en los restantes (Comfort, Balance y Efficiency). A todo ello se añade un sistema de control de descensos.

Los nuevos Q5 lucen 10 colores diferentes de carrocería, y el tamaño de las llantas disponibles comprende desde las 18 hasta las 21 pulgadas.

En cuestión de acabados, encontramos las habituales en la marca de Ingolstadt: Advance, a la venta desde 61.600 euros en combinación con el motor 2.0 TFSI; S Line, a partir de 64.500, y Black Line -el más demandado por los clientes de Audi-, que cuesta 70.000. El SQ5, en cuanto versión aparte, sale por 94.690 euros.

Por 3.120 euros más se ofrece el Paquete Confort, que agrega pantalla del copiloto, un airbag adicional, luces matrix led, acceso confort y sistemas de seguridad ampliados. Otro pack, llamado Premium, suma a todo esto el asistente de conducción adaptativo 4.0, luces traseras OLED, volante calefactable, asientos delanteros y traseros con ventilación y calefacción y hasta mando del garaje integrado en el vehículo.

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