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¿Qué pinta Orbán en la UE?

Viktor Orban
5 de abril de 2025 22:29 h

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Mientras Von der Leyen lanza un mensaje claro y contundente de defensa de los intereses de la Unión Europea para afrontar la guerra arancelaria mundial que ha declarado Trump, dentro de la propia Unión hay un presidente que hace tiempo, mucho tiempo, declaró otra guerra que también va en contra de los intereses y principios de la UE. Sin embargo, esa otra guerra, en este caso interna, no parece causar tanta inquietud y preocupación, y debiera. Esa otra guerra, y quizá en la diferencia esté la explicación, no es contra los mercados y los intereses económicos de la UE (hasta ahora), sino contra las mujeres, las personas a LGTBIQ+ y los derechos humanos de la población húngara. 

A nadie se le escapa que el presidente de Hungría, Víktor Orbán, torpedea sin miedo a las consecuencias (ya que estas apenas le afectan) los principios, valores y derechos que supuestamente se garantizan en los países de la UE. Principios y valores comunes que son (según la propia UE) la “libertad, democracia, igualdad y Estado de Derecho, y el fomento de la paz y la estabilidad”. Que Viktor Orbán no está en esas es una obviedad y su objetivo es otro, claro y conocido también. La Hungría de Orbán no quiere ser como la UE, quiere ser una pequeña Rusia.

Que Orbán es un alumno aventajado de Vladímir Putin no lo niega ni lo esconde, paso a paso va imitando sus políticas y limitando la libertad de expresión, borrando cualquier oposición a su gobierno y aprobando políticas contrarias, precisamente, a esos principios y valores de la UE. Ahora también se les ha sumado Trump en su cruzada contra la diversidad sexual, los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y la libertad de expresión. De hecho, Orbán es uno de los más fieles escuderos de Trump en este tiempo, junto a Abascal, Milei y Le Pen. Orbán es como una delegación de los presidentes estadounidenses y ruso en la UE, su máximo representante, algo así como un agente extranjero infiltrado.

Visto lo visto y sabiendo lo que se sabe, la pregunta es, disculpen la insolencia, ¿qué demonios hace Víctor Orbán (y Hungría) dentro de la Unión Europea? No solo por su política contraria en Defensa cuando se trata de acordar los intereses de la UE en la invasión a Ucrania o por desafiar la política exterior europea al salirse de la Corte Penal Internacional para abrir las fronteras europeas a Netanyahu, sobre el que hay una orden de detención por crímenes de guerra y de lesa humanidad. Sino porque con todo esto, y mucho más, solo trata de desestabilizar los principios y valores de la UE, ponerlos en entredicho y evidenciar las dobles varas de medir. La finalidad de polarizar a la sociedad en torno a asuntos como las personas LGTBIQ+ realmente son una maniobra de distracción que buscan chivos expiatorios para ocultar prácticas políticas corruptas y de abuso de poder.

Las últimas medidas aprobadas por Orbán son prácticamente idénticas a algunas órdenes ejecutivas de Trump como, por ejemplo, consagrar constitucionalmente que solo hay dos géneros, el masculino y femenino. Otras, redundan en las leyes anti LGTBI de Putin como la reciente redacción constitucional con la que Hungría prohíbe la marcha del Orgullo LGTBI. Sin embargo, este es solo uno de los numerosos ataques legales de Orbán contra las personas LGBTIQ+. Desde su llegada al poder hace más de dos décadas, la Constitución húngara ha sufrido numerosas enmiendas que atentan a nuestros derechos. Prohibir el matrimonio igualitario y la adopción para las parejas del mismo sexo, prohibir cualquier información objetiva y representación de la homosexualidad o transexualidad a las personas menores de 18 años o eliminar el reconocimiento legal para las personas trans son sólo la punta del iceberg de una larga, cruel y sádica represión.

Si de defender los valores e intereses de la UE va la cosa ahora, quizá es momento de plantarse ante quienes desde dentro tratan de romper esos valores y nuestras vidas. Es obvio cuál es el lado de la historia que ha elegido Orbán, y es claro que le resbalan por completo los desplantes y sanciones que ha recibido por ello. Las personas LGBTIQ+ no somos mercancías comerciales, quizá precisamente por eso merecemos la misma protección frente a quienes amenazan nuestras vidas y nuestros cuerpos y hacen alianza con quienes nos persiguen y torturan. La pregunta sigue siendo la misma, ¿qué pinta Orbán en la UE si las personas LTGBIQ+ húngaras y europeas son violentadas por su gobierno? Frenar su cruzada anti LGTBI es frenar la invasión reaccionaria de Trump y Putin.

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