Documentaba los rodajes de Francis Ford Coppola y comenzó como directora de cine a los 80 años

El 7 de abril de 1939 nacía en Detroit, Estados Unidos, una de las figuras más destacadas de la historia del cine, y, sobre todo, uno de los principales exponentes de la nueva ola que sacudió al séptimo arte en la década de los 70: Francis Ford Coppola, director de clásicos como El padrino, El padrino II o Apocalipsis Now. Si bien se conocen varios aspectos de su carrera, hubo uno fundamental que estuvo siempre ahí y que sería también vital para la trayectoria de su hija, Sofía Coppola.
Eleanor Coppola: trabajo fundamental detrás de las cámaras
Hablamos de Eleanor Coppola, esposa de Francis Ford Coppola, directora y guionista, que fallecía el 12 de abril de 2024, pero dejando detrás un legado fundamental en la familia, considerada una de las más importantes del cine, y cuyo trabajo fue clave para que se desarrollaran películas como Apocalipsis Now.
Eleanor Jessie Neil nació en 1936 en Los Ángeles y su vida cambiaría cuando conocería en 1963 en Irlanda al director de cine, en el rodaje de su primera película, Dementia 13, en la que ella trabajaba como ayudante de dirección tras finalizar sus estudios de arte. Ese mismo año, la pareja se casaría en Las Vegas con pocos invitados.
La documentalista de los Coppola
Eleanor Coppola ganaría notoriedad cuando en 1991 salió a la luz el documental Corazones en Tinieblas, que grabó sobre el rodaje de Apocalipsis Now, y que recibió el premio Emmy. En él se aprecian todos los obstáculos por los que pasaron para dar vida a la destacada película durante 8 meses en Filipinas. Una filmación que pasó por un huracán que destruyó los decorados, un infarto del actor Martin Sheen, y la muerte de un miembro del equipo de construcción, pero que no frenarían para que el largometraje se estrenara y contara la crudeza de la Guerra de Vietnam.
Del rodaje de Apocalipsis Now, la esposa de Francis Ford Coppola también publicaría un libro titulado Notas a Apocalipsis Now, con el que se completaría la vivencia desde dentro de la familia, que llegó a afirmar viajaba como “un grupo circense” y recordar también que es lo que estaban haciendo justo en el momento del huracán que sacudió Filipinas mientras estaban allí.
La labor de documentalista de Eleanor Coppola continuaría también en dos de las películas más destacadas de su hija Sofía como son Las vírgenes suicidas y Maria Antonieta, siendo también fundamental ayudándola en otro de sus grandes largometrajes, Lost in translation.
Sofía Coppola, de hecho, le dedicó su última película antes de su fallecimiento, Priscilla, un biopic basado en la ex mujer de Elvis Presley, y algo similar haría el propio Francis Ford Coppola con su Megalópolis, proyecto que financió con las ventas de sus viñedos y su propia fortuna.
Un debut tardío en la dirección de cine
Pero antes de que muriera con 87 años en su casa de Rutherford, California, Eleanor Coppola pudo dar pie a su creatividad también como directora de cine y debutó a los 80 años dirigiendo la comedia romántica, París puede esperar, con Diane Lane y Alec Baldwin, en 2016, para luego repetir en Todas las formas del amor en 2020.
Y es que como desveló en sus memorias, Notas sobre una vida, publicadas en 2008, en su vida lidió con la contradicción de ver frustrada su creatividad, a la vez que se enfrentaba a la vida de ama de casa con sus tres hijos, el primero de ellos fallecido a los 25 años por un accidente.
“Tenía una guerra interna en curso. Un conflicto entre querer ser una buena esposa y madre, y también dibujar, pintar, diseñar, escribir y grabar videos. Me concentro en la familia e imagino que habrá tiempo para mis intereses, pero rara vez lo encuentro”, concluía a la vez que a muchos se les hacía claro leyendo sus palabras que su papel fue clave y relevante para el cine de los Coppola.
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